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La crisis climática arrecia y triplica en dos años la destrucción de cultivos agrarios en España

Los fenómenos meteorológicos extremos asolan dos millones de hectáreas de cultivos españoles y provocan en las explotaciones agrarias unos daños multimillonarios que encadenan una década de vertiginoso crecimiento.

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Los daños en el campo español por los fenómenos meteorológicos extremos llevan años multiplicándose de manera exponencial. — PxHere (CCO)

zaragoza,

"Estamos en un ciclo tremendo, y este año va a ser todavía más dramático porque la sequía ha sido más intensa y los daños que cause también van a serlo", explica Pedro García, responsable de Seguros de la organización agraria COAG, ante la creciente magnitud que los fenómenos meteorológicos extremos están provocando en el campo español.

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La crisis climática arrecia, y con ella lo hacen también sus consecuencias en las actividades que, como las agrarias, tienen una dependencia funcional de la meteorología.

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"La climatología actúa así. Ningún agricultor tiene la culpa, pero se sufre y no hay herramientas para afrontarlo", señala García.

Vendavales, heladas, pedrisco, sequía, riadas y lluvias torrenciales arrasaron el año pasado los cultivos de algo más de dos millones de hectáreas y causaron pérdidas millonarias en el campo español, según los datos de Agroseguro, la entidad que gestiona las pólizas de seguros de las 17 principales aseguradoras del país y el Consorcio de Compensación sobre siniestros en la agricultura y la ganadería.

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¿Cuánto es eso? Una extensión dañada de magnitud nunca vista en España y que equivale prácticamente a la superficie cultivada en tres potentes comunidades agrarias mediterráneas como Catalunya, País Valencià y Murcia, a algo más del doble de la que suman otras como La Rioja, Navarra y Euskadi o, en extensión total, a algo menos del que reúnen esta última comunidad, Asturias y Cantabria.

Más frecuentes, más intensos y más extensos

El balance de esos daños, en lo que supone un indicio de cómo está evolucionando la crisis climática, está yendo a más, ya que esos dos millones de hectáreas superan en más de un 40% a la superficie dañada en 2021 (1,34 millones) y triplican a la de 2020.

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Paralelamente, la valoración de las pérdidas económicas causadas por esos meteoros se ha incrementado en un 33% en solo una década, al pasar de los 2.607 millones de euros del periodo 2007-2011 a los 3.475 del que va de 2017 a 2021.

La intensidad, la frecuencia y las áreas de impacto de los fenómenos meteorológicos extremos, que son una de las consecuencias principales del calentamiento global de las que llevan décadas advirtiendo los expertos, llevan varios años aumentando en España, tal y como indican los datos de siniestralidad agraria, en los que no se incluyen los incendios.

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Eso no deja de ser algo previsible, negacionismos al margen, en un país que en buena parte se enmarca en el área mediterránea, donde la alteración de los patrones climáticos está siendo más intensa que en otras zonas, y en un planeta en el que la factura de esa evolución lleva años creciendo.

El sistema detecta entre la mitad y la cuarta parte del daño

Y algunos indicios apuntan a que la situación sería, en realidad, más grave de lo que ya indican de por sí los datos anteriores.

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Pedro García: "Hay cultivos en los que la superficie asegurada apenas llega al 10%"

Agroseguro maneja datos de las afecciones que provoca la meteorología en las explotaciones que cuentan con pólizas de seguro, que serían 6,25 millones de hectáreas, es decir, algo más de la cuarta parte de los 23,91 que contabiliza el último Censo Agrario publicado por el INE (Instituto Nacional de Estadística).

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El porcentaje de superficie agraria asegurada se eleva al 38% si se excluyen los algo más de 7,5 millones de hectáreas de pastos y huertos particulares y al 45% si también se eliminan del cálculo los 2,5 de tierras en barbecho.

Es decir, que la magnitud de los daños realmente causados por los fenómenos meteorológicos en el campo español podría ser de entre el doble y el cuádruple de lo que detecta Agroseguro.

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"Hay cultivos en los que la superficie asegurada apenas llega al 10%, como ocurre con los olivos y los almendros. Apenas se asegura el 35% o el 40% de la superficie, y va cayendo. El resto soporta a pulmón las inclemencias. Es una situación dramática que está llevando a la desaparición de las explotaciones", advierte García.

“El peor siniestro de la historia del seguro agrario”, en 2022

"Durante el año 2022, las indemnizaciones de los seguros agrarios se elevaron hasta los 769 millones de euros por daños ocasionados en más de dos millones de hectáreas de cultivos, así como por los siniestros registrados por todos los seguros pecuarios", que sumaron otros 154, explicaron fuentes de Agroseguro.

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La sequía provocó en las explotaciones aseguradas pérdidas de 118 millones de euros. La mayoría, en cultivos herbáceos

El fenómeno meteorológico que más daños provocó el año pasado fueron las heladas, con 220 millones de euros y 119.000 hectáreas afectadas y con un episodio extremo a mediados de abril que "se convirtió en el peor siniestro de la historia del seguro agrario".

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Los daños de este último se concentraron en la fruta de Catalunya y Aragón (165 millones) y los frutos secos, especialmente los almendros de Castilla-La Mancha (42), una extensión y una intensidad que ayudan a hacerse una idea de cómo están evolucionando la crisis climática y sus manifestaciones.

Eso también está ocurriendo con el pedrisco, que causó pérdidas por 128 millones en la fruta de Murcia y de Aragón, en la uva y las hortalizas de Castilla-La Mancha y en los cítricos y el caqui del País Valencià.

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El tercer meteoro más dañino resulto ser la sequía, que provocó en las explotaciones aseguradas pérdidas por valor de 118 millones de euros, la mayoría de ellas concentradas en los cultivos herbáceos tipo cereal (92) y en los olivares (ocho).

Unos daños reales de hasta el 10% de la producción agraria

Y las previsiones, visto lo ocurrido en la primera mitad de este año, apuntan a que las cifras del anterior año se van a ver superadas con creces en este.

Las pérdidas reales se situarían en una horquilla del 5,4% al 10,4% del negocio

De hecho, Agroseguro da por hecho que la factura no bajará de los 900 millones de euros, lo que supondría un aumento de al menos el 80% en quince años.

Más de un tercio de esos fondos (340 millones) se destinarán a indemnizar las pérdidas causadas por la sequía, a lo que se añade que solo el pedrisco primaveral provocó daños por alrededor de otros cien y afectó a 34.000 hectáreas solo en mayo.

Los 769 millones de euros que suman las indemnizaciones del año pasado equivalen a un 2,7% de la renta agraria española, que el Ministerio de Agricultura cifra en 27.861 millones de euros.

Esas cifras, inquietantes de por sí por la magnitud del impacto que revelan, lo son todavía más si se combinan con las del nivel de penetración del seguro agrario, con el que las pérdidas reales se situarían en una horquilla del 5,4% al 10,4% del negocio.

“Las pérdidas reales son superiores”

"Las pérdidas que sufre el sistema son muy superiores a las que contabiliza el seguro", anota García, quien indica que esa situación está abocando al cierre a un buen número de explotaciones.

Pedro García: "Necesitamos una cobertura básica y casi obligatoria"

El responsable de COAG reclamó una reforma del sistema de seguros agrarios, una reivindicación que en los últimos meses se está situando como uno de los ejes de debate de este sector productivo.

"Las coberturas van dejando mucho que desear, y hay muchos asegurados que dejan de serlo porque no están de acuerdo con las condiciones, con menor cobertura y mayor franquicia", señala, al tiempo que reclama un sistema de capas con coberturas básicas ampliables junto con la obligatoriedad de suscribir pólizas "al menos para los agricultores que reciben ayudas".

"Necesitamos una cobertura básica y casi obligatoria y a partir de ahí poder ir subiendo, pero que nadie trabaje sin seguro", indica García, que reivindica la producción agraria en clave de soberanía alimentaria y de garantía de artículos básicos.

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