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Costa española Estas son las banderas negras del litoral español: vertidos, urbanismo y playas con basura

Los más de 8.000 kilómetros de costa que tiene el Estado están amenazados por proyectos constructivos, deficiencias en el sistema de depuración de grandes ciudades y por los desechos sanitarios (mascarillas y guantes de un solo uso), que se han disparado por la emergencia sanitaria de la covid-19.

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Las bolsas plásticas son uno de los mayores contaminantes del medio ambiente. REUTERS

madrid,

Ampliación de puertos deportivos y comerciales, proyectos urbanísticos, vertidos residuales o acumulación de plásticos. Está es la lista de las principales amenazas del litoral español, según el último informe Banderas Negras 2020 realizado por la organización Ecologistas en Acción, que recorre los cerca de 8.000 kilómetros de costa para identificar cuáles son las principales afecciones de los ecosistemas marinos del Estado español.

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El principal problema, según la red ecologista, tiene que ver con los vertidos de aguas y las malas depuraciones, en tanto que suponen el 40% de las denuncias estudiadas en el informe. Este es un lastre en la gestión del Estado que ya ha conllevado multas desde los organismos internacionales. En 2018, el Tribunal de Justicia de Luxemburgo sancionó a España con 12 millones de euros por el deficiente sistema de depuración de 17 grandes localidades

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La condena, no en vano, no parece haber servido para mejorar los defectos ambientales. La Playa de Barbate (Cádiz) es uno de los ejemplos, ya que la vieja depuradora, que debía haber sido sustituida a finales del año 2000 continúa funcionando y vertiendo aguas urbanas en la desembocadura del río barbate, junto a la playa. También en Andalucía, la Ría del Piedras y las playas de Lepe e Isla Cristina (Huelva) sufren el impacto de las aguas residuales, debido al colapso de la depuradora de La Antilla, que provocó vertimientos directos en este Espacio Natural Protegido e integrado dentro de la Red Natura 2000.

En Gijón (Asturias), una de las ciudades españolas afectadas por la sanción europea de 2018, el sistema de saneamiento de aguas está marcado por las deficiencias constantes. "Actualmente, toda la materia orgánica generada en la parte este de la ciudad se canaliza hacia el emisario de Peñarrubia, que libera esta carga directamente al mar", denuncian desde Ecoloxistes n’Aición d’Asturies. El problema se ve agravado en épocas de crecida, ya que los colectores se desbordan y los vertidos terminan directamente en el río Piles, tal y como informó el Ayuntamiento en 2019. 

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A estos ejemplos se suceden los problemas reiterados del sistema de depuración de Estepona (Málaga), los vertidos de aguas fecales procedentes de hoteles en las dunas del Corralejo (Las Palmas) o el derramamiento de químicos por parte de la empresa Solvay en la playa de Usgo (Cantabria), así como la contaminación agrícola y minera del Mar Menor (Murcia), ecosistema que se encuentra al borde del colapso.

El ladrillo, una amenaza constante

La apuesta del turismo como motor económico –sector que supone cerca del 15% del PIB español– ha tenido grandes consecuencias en los ecosistemas el litoral. Tanto es así, que el desarrollo de proyectos urbanísticos se presenta como la segunda mayor amenaza para los entornos costeros, según el análisis realizado por el grupo conservacionista. Si bien es cierto que la crisis económica supuso un antes y un después para la denominada España del ladrillo, en la actualidad existen numerosos proyectos constructivos pegados al litoral.

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El caso del Nerja (Málaga) es uno de los más llamativos. En el tramo que entronca este municipio costero con los acantilados de Maro se pretende levantar un macrocomplejo urbanístico de más de seiscientas viviendas y un campo de golf con vistas al mar. Se trata de una zona rica por su biodiversidad, considerada Hábitat de Interés Comunitario (HIC), Zona Especialmente Protegida (ZEC), Zona de Especial Protección para la Aves (ZEPA) y se incluye dentro de la Red Natura 2000. Eso no ha impedido que, en plena pandemia, se relanzara un proyecto que estaba paralizado por sus implicaciones ambientales y por la clara oposición social.

El complejo hotelero de la playa de La Tejita (Tenerife) es otra de las banderas negras del litoral español. Si bien es cierto que esta semana el Ministerio de Transición Ecológico ha paralizado las obras al considerar que los terrenos podrían estar afectados por la servidumbre de protección de costas, la realidad es que el se trata de una pausa cautelar, por lo que el riesgo sigue estando abierto. 

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A estos proyectos, se suman los planes urbanísticos de la playa de Los Lances, en Tarifa (Cádiz), que contempla tres macro urbanizaciones en una superficie de 1,5 millones de metros cuadrados ubicados en plena Red Natura 2000 y en zonas ZAC y ZEPA, así como el polémico hotel de la playa de Los Genoveses en el Cabo de Gata (Almería). La urbanización del peñón de Salobreña (Granada), la ampliación del aeropuerto de El Prat (Barcelona) y sus implicaciones sobre la laguna costera La Ricarda, o la construcción de la autopista C-32 en mitad del bosque mediterráneo de la Costa Brava de Girona son otros de los ejemplos más llamativos en materia urbanística.

A todo ello, se añade el impacto que tienen otros entramados constructivos como la ampliación norte del puerto de Valencia, cuyo dique ya ha sido construido, la ampliación del pantalán de Plentzia (Bizkaia), las obras del puerto de Palma (Illes Balears) o el relleno de la Marisma de Raos, en la bahía de Santander.

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Los efectos de la covid-19 en el litoral del Estado

El informe señala también las implicaciones ambientales que puede estar teniendo la emergencia sanitaria de la covid-19. La desregulación ambiental es una consecuencia indirecta, según la organización ecologista, ya que en los últimos meses numerosos gobiernos autonómicos se han lanzado a modificar leyes portuarias y del suelo con la escusa de relanzar la economía tras la crisis. Desde los planes del Gobierno de Murcia para rebajar las restricciones a nuevos proyectos urbanísticos y ampliar los usos de los puertos, hasta el decreto andaluz que permite construir lo que no esté expresamente prohibido.

Estas medidas tendrán implicaciones negativas para el futuro de las playas, tal y como denuncian desde Ecologistas en Acción, puesto que el litoral se someterá a una mayor presión urbanística. Sin embargo, existen consecuencias que ya se están empezando a percibir en los arenales de la costa y en las aguas del mediterráneo. Se trata de la presencia de residuos humanos de origen sanitario, es decir, mascarillas y guantes de un solo uso que son abandonados en la playa y que se suman a los desechos tradicionales como botellas, tapones o colillas.

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Por último, la organización ecologista alerta de la escasa preparación que tiene el litoral español para los temporales como 'Gloria' que, como consecuencia de la crisis climática, se sucederán con mayor frecuencia. "Debemos reflexionar si la respuesta a estos temporales va a seguir implicando una ingente cuantía económica para restaurar las infraestructuras dañadas, o si debemos plantear un nuevo modelo de gestión que esté integrado con el medio natural", concluye Clara Megías, coordinadora del informe.

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