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Coronavirus Los efectos de la vacunación y el ritmo de contagios en Semana Santa serán determinantes en la inevitable cuarta ola

La tendencia de contagios en España experimenta un leve repunte que podría intensificarse de cara a los días festivos del mes de abril. Sería la primera ola de la pandemia en la que buena parte de los sanitarios y personas más vulnerables ante la enfermedad la afrontarían inmunizados.

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Un hombre camina con una mascarilla en el concejo de Siero, Asturias. — Alberto Morante / EFE

madrid, Actualizado:

"Preocupación" y "precaución". Estas son las dos palabras con las que la ministra de Sanidad, Carolina Darias, se refirió a situación de la pandemia en España. En los últimos días, con el puente de San José entre medias, la incidencia de contagios ha experimentado un ligero repunte que podría minar lo conseguido hasta la fecha. Fue el martes 16 de marzo cuando la tasa de incidencia acumulada bajó por última vez desde que se alcanzó el pico más alto de la tercera ola a finales del mes de enero. Una semana después, el indicador ha crecido medio punto hasta los 129 casos por cada 100.000 habitantes, una cifra muy alejada de los 50 casos por cada 100.000 habitantes que el Gobierno había planteado como objetivo para iniciar una desescalada.

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Al menos 14 comunidades autónomas han regresado del puente con unos datos empeorados. Andalucía, Aragón, Baleares, Canarias, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Catalunya, Ceuta, Extremadura, Galicia, Melilla, Navarra, País Vasco y La Rioja han experimentado un repunte de sus incidencias que pone en evidencia los riesgos que abre la Semana Santa y el posible incremento de la movilidad entre comunidades. Pese a ello, la ministra de Sanidad dejó claro este lunes, tras la reunión del Consejo Interterritorial, que por el momento no se contempla endurecer las medidas: "Está sobre la mesa, pero nos remitimos a que las que tenemos ahora [las restricciones] son cuestión de mínimos, por lo que cada comunidad puede tomar medidas más restrictivas".

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Julia Díez, epidemióloga e investigadora de la Universidad de Alcalá
(UAH)
, explica a Público que "habría que volver" a las limitaciones que teníamos hace unos meses para evitar que de la Semana Santa nazca una nueva tendencia de incremento de contagios tan potente como la de las navidades. "Hay que pensar en que si hace buen tiempo, puede que se favorezcan las actividades en exterior, y eso hace que no sea tan problemático como en Navidad. Pero aún así, creo que el interior de la hostelería debería estar cerrado y que deberíamos limitar mucho más el ocio, por mucho que nos pese a todos", lamenta la experta.

Sin embargo, este nuevo auge de casos se enmarca dentro de unas circunstancias únicas desde que comenzó la pandemia en 2020. Tanto es así que, de cumplirse las previsiones lanzadas por el cambio de tendencia de contagios, la cuarta ola se desarrollaría por primera vez con un porcentaje de población inmunizado. Si bien, España no ha llegado siquiera a rozar ese porcentaje del 70% de población vacunada que daría paso a la inmunidad de rebaño, la forma en la que se han administrado las dosis puede ser determinante para que la más que probable cuarta ola no tenga la misma mortalidad que las anteriores.

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"Todavía queda gran parte de población vulnerable sin vacunar como para decir que no será una ola preocupante"

"La vacuna está a nuestro favor en el sentido en el que nuestro plan de vacunación ha estado dirigido hacia colectivos donde la mortalidad ha sido mayor durante toda la epidemia. Es previsible que esto pueda ser positivo, sobre todo en las personas mayores que tendrían menor morbilidad y, por tanto, menos posibilidades de enfermar y pasar a ocupar camas en los hospitales", expone José Jonay Ojeda, médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y uno de los portavoces de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS). "Tenemos evidencias que nos ayudan a pensar que, en una hipotética cuarta ola, las personas con más posibilidades de enfermar van a estar protegidas", agrega.

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En España, según los datos del Ministerio de Sanidad, hay ya 2,1 millones de personas vacunadas, de las que su mayoría son personas de riesgo o trabajadores de primera línea. Para Pedro Gullón, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), "asumiendo que va a haber un incremento de casos sostenido", este dato junto a otros elementos epidémicos puede hacer que la hipotética cuarta ola tenga "un impacto diferente" a otras. La eficacia de las vacunas es algo que "ya hemos visto durante la tercera ola en Asturias, donde un informe demostró que el número de contagios en las residencias fue mucho más bajo", apunta. Concretamente, la administración del fármaco consiguió que se redujeran en un 95% los contagios en estos centros durante el mes de febrero. Sin embargo, Gullón advierte de que el porcentaje de inmunizados en España "no es suficiente y queda gran parte de población vulnerable sin vacunar como para decir que no será una ola preocupante".

Ocupación hospitalaria alta

Como ya ocurrió en la tercera ola, si esta tendencia al alza se mantiene se dará inicio a una nueva fase de la epidemia marcada por una coyuntura hospitalaria poco aliviada. En otras palabras, España ha conseguido rebajar la incidencia durante este último mes, pero la ocupación de camas UCI se mantiene por encima del 20% en algunas comunidades como Aragón, Asturias, Castilla y León, Catalunya, Ceuta, Madrid o Melilla.  "Partimos de unas cifras muy elevadas con comunidades que tienen sus UCI colapsadas. Aunque el impacto pueda no ser tan grande debido la vacunación de sanitarios y población vulnerable, no hemos bajado lo suficiente la ocupación hospitalaria. Podemos esperar que pueda haber una mortalidad más leve, pero en cuanto a carga hospitalaria los datos de partida no son positivos", arguye Díez.

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"Si realmente viene una cuarta ola, la vamos a afrontar en un momento muy duro a nivel hospitalario"

"Estrictamente, si comparamos con el inicio de la última ola, ahora estaríamos peor. Entonces había en ciudades grandes como Madrid o Barcelona una ocupación media de 200 personas en camas UCI. Ahora tenemos en estas ciudades más de 400 UCI ocupadas; el doble. Si realmente viene una cuarta ola, la vamos a afrontar en un momento muy duro a nivel hospitalario", explica Joan Caylá, portavoz de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN). Estos datos son preocupantes no solo desde el punto de vista de los casos de coronavirus que puedan darse durante el mes de abril, sino por la dificultad de atender a pacientes con otras patologías que necesiten de cuidados intensivos. 

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La Semana Santa no es cómo la Navidad

Durante el último año, los festivos y puentes han sido señalados en el calendario como uno de los principales factores de riesgo para el repunte de nuevos casos. La Navidad fue el último gran evento cultural que podría servir de referencia para lo que se avecina en las próximas semanas en España. Sin embargo, existen diferencias sustanciales que pueden provocar una menor incidencia del virus. Díez, que reclama que se clausure el interior de los bares, pone el foco en las condiciones meteorológicas que puedan marcar la Semana Santa. "El buen tiempo puede favorecer que las actividades se hagan en exterior. Aún no sabemos las condiciones que tendremos, pero si fuera así, podría ser algo diferenciador de la Navidad, que se celebra en espacios cerrados", apunta la epidemióloga de la UAH.

"Llevamos un año de pandemia y la gente nota las consecuencias sociales y económicas de la pandemia"

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"La Semana Santa no es la Navidad, no provoca el nivel de interacciones sociales, aunque está claro que hay cierto miedo a lo que pueda generar", sostiene Gullón. "Entre que se mantienen los confinamientos perimetrales y que todavía hay comunidades autónomas como Catalunya que han retrasado la desescalada, hay posibilidades de que el impacto no sea como el de la Navidad". El experto de la SEE, no obstante, argumenta que hay otros factores que pueden ser determinantes desde el punto de vista negativo de cara a estas jornadas de vacaciones: "Llevamos un año de pandemia y la gente está cansada, notando las consecuencias sociales y económicas. Esto hace que las posibilidades de que la población tenga fuerza para autoaislarse, confinarse o decir no a ver personas queridas sea más difícil. El cansancio y las consecuencias socioeconómicas lastran el cumplimiento de las medidas".

Caylá se muestra poco optimista respecto a las diferencias que pueda haber entre estas jornadas festivas y las anteriores vividas en España. "La Semana Santa supone un riesgo importante si entendemos que se pueden generalizar las reuniones de burbujas diferentes. Son tres o cuatro días intensos y parte de la población [por ejemplo estudiantes] podrá tener vacaciones de fácilmente ocho días. El 90% de la población será estricta, pero siempre hay un porcentaje pequeño que no sigue las recomendaciones y genera riesgos".

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