Coronavirus CIE Barcelona Denuncian trato degradante en el CIE de Barcelona con migrantes aislados por covid "durmiendo y comiendo en el suelo"
Colectivos defensores de los derechos humanos han presentado una queja ante el juzgado de control del centro tras entrevistarse con dos internados argelinos. Uno de ellos denuncia un aislamiento de diez días en un habitáculo sin muebles ni cama, autolesiones por la desesperación y agresiones policiales.
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madrid,
"Pasé diez días aislado en una habitación del CIE que no sé localizar dentro del
centro. La habitación no contaba con ningún tipo de mueble, ni silla, ni cama donde pudiera sentarme o estirarme. Tampoco tenía ninguna mesa ni estantería. Tampoco había luz. Solo había una ventana. Pasé las 24 horas de aquellos diez días encerrado en aquella habitación sin tener contacto con ningún otro interno, durmiendo y comiendo en el suelo".
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Este es el relato de una persona migrante de origen argelino que lleva más de un mes encerrado en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Zona Franca, en Barcelona, y que pasó en estas condiciones un aislamiento de diez días tras resultar positivo por covid-19 en una prueba PCR, cuando llevaba varios días internado.
Con estas mismas palabras, los abogados de los colectivos Iridia y Migra Studium, Andrés García Berrio y José Javier Ordóñez, han presentado dos quejas ante el juzgado de control del CIE tras visitar a dos de las personas internadas. Una de ellas, además, ha acabado en una denuncia ante el juzgado de guardia el pasado viernes por un presunto delito contra la integridad moral por las condiciones del aislamiento y por presuntos tratos degradantes e inhumanos, ya que también denunció haber sufrido agresiones de los funcionarios de Policía que les custodian en dos ocasiones durante su encierro, que comenzó el 16 de octubre, explica el letrado García Berrio.
Según la denuncia, a la que ha tenido acceso Público, este interno, para ir al baño tenía que pedir a los agentes que le abrieran la puerta, a lo que se negaron varias veces. "En ocasiones tuve que hacer mis necesidades a través de la ventana porque los agentes se negaban a dejarme salir para ir al baño", afirma esta persona.
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Desde que volvió a funcionar, a principios de octubre, el CIE catalán ha ido aumentando el número de personas internadas hasta 81, todas de origen argelino y procedentes de Mallorca, a donde habían llegado previamente en patera, sostiene García Berrio, que asegura tener constancia de al menos ocho casos positivos entre los internos.
Fuentes del Ministerio del Interior rebajan a tres el número de casos positivos en el CIE tras la reapertura y aseguran que no hay infectados actualmente. También sostienen que todas las habitaciones del CIE tienen camas y que los aislados siempre han estado en habitaciones acondicionadas.
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García Berrio, por su parte, aprecia consistencia en los relatos de los internados y confía que una investigación posterior aclare si las condiciones de estos dos migrantes han sido excepcionales por algún motivo o si todas los aislados han sufrido estas condiciones.
Autolesiones y agresiones policiales
Uno de los denunciantes en su queja afirma además que fue agredido por los funcionarios en dos ocasiones, una al principio del aislamiento, cuando comenzó a autolesionarse, desesperado tras un tiempo prologando en esta situación. "Sintiendo que me estaban tratando de forma inhumana, cogí el cuchillo de plástico que me proporcionaron para comer y me autolesioné provocándome cortes en todo el cuerpo", especifica el escrito. Según este relato, cuando los policías se percataron, entraron en la habitación para tranquilizarlo y, a continuación, le inmovilizaron con los brazos en la espalda y le propinaron puñetazos y patadas. "Mientras unos me cogían el resto me golpeaban", denuncia esta persona, que no es capaz de precisar cuántos agentes eran.
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La segunda presunta agresión tuvo lugar "en los días siguientes", aunque reconoce que perdió la noción del tiempo durante el encierro. Ocurrió después de que el interno les dijera a los agentes que le estaban "tratando como un perro", cuando le llevaron una comida. "Me la echaron, mostrando un absoluto desprecio por mí". Eso provocó que le inmovilizaran y agredieran como la vez anterior, apunta.
Después de este episodio, "antes de ser devuelto con el resto de los internos y
desesperado por la situación que estaba viviendo, en un momento que me
permitieron ir al lavabo, cogí el fluorescente del baño, lo rompí y me provoqué cortes en los brazos y piernas", describe el interno, que afirma que alguna de ella precisaron sutura.
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Piden una investigación y un protocolo de aislamiento
Los abogados ya presentaron una queja ante el juzgado de control el pasado 16 de octubre —cuando se tenía constancia de varios positivos por covid en el CIE— por la falta de un plan de contingencia completo y de infraestructuras aptas para realizar cuarentenas en caso de positivos entre los internados. Pedían el cierre del centro, siguiendo los pasos del titular del Juzgado de Instrucción 8 de Las Palmas de Gran Canaria, también juez de control del CIE de la isla, quien decretó el cierre el pasado marzo por motivos sanitarios al detectarse varios casos de coronavirus. Actualmente ha reducido a 42 el máximo de personas internadas por falta de infraestructuras para garantizar las medidas de distanciamiento social y ha advertido de que volverá a clausurarlo si se detecta un nuevo positivo.
El Ayuntamiento de Barcelona, después de dos visitas al CIE de Zona Franca por parte de la Agencia de Salud Pública de la ciudad el pasado octubre, también pidió el cierre del CIE al juzgado de control por motivos de salud pública, al constatar que no se disponía de un plan completo de actuación ni de infraestructuras adecuadas para prevenir la propagación del virus.
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En su último informe, realizado cuando había tres positivos en el CIE, y su posterior queja al juzgado de control, el consistorio catalán advertía de que había contagiados en los dos módulos del centro y más de 30 contactos estrechos en cada pabellón que no podían realizar la cuarentena de manera eficaz. También alertaba de que el centro solo disponía de cuatro habitaciones de aislamiento preventivo individual y que el resto eran estancias compartidas, ocupadas por tres o cuatro personas que también compartía lavabo y duchas.
Ni los colectivos ni el ayuntamiento han recibido respuesta del juzgado., precisan a Público ambas fuentes. "Cuanto menos es sorprendente que en una situación de pandemia como la actual haya transcurrido un mes sin que se haya emitido una resolución por parte de los Juzgados de Control del CIE de Barcelona", expresan los letrados en su queja.
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Piden al juzgado que ordene que las personas que tengan que cumplir cuarentena sanitaria sean trasladadas a un lugar adecuado para ello, como hoteles sanitarios, que se establezca en qué espacios y con qué condiciones han de llevarse a cabo los aislamientos y que realice una investigación acerca de las
condiciones en las que han sido cumplidas las medidas de cuarentena en el
CIE desde su reactivación.