Consumo La pobreza energética afecta más a las mujeres en Madrid
El 23% de la población madrileña se encuentra en riesgo de pobreza energética, según un estudio de investigadoras de Universidad Politécnica de Madrid. De los hogares detectados como más vulnerables, más de la mitad tienen una mujer como sustentadora principal, entre las que aparecen mujeres pensionistas o al frente de hogares monoparentales con menores a su cargo.
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madrid,
Investigadoras de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) han presentado en el congreso Energy poverty, clean energy and the European energy divide, celebrado en Bucarest, los primeros resultados del Estudio Técnico sobre pobreza energética en la ciudad de Madrid. El él se indica que el 23% de la población madrileña se encuentra en riesgo de pobreza energética.
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Según los datos de esta investigación, que además aborda la dimensión de género asociada a la pobreza energética en el municipio de Madrid, de los hogares madrileños detectados como más vulnerables, más de la mitad tienen una mujer como sustentadora principal,
Los hogares en los que la mujer proporciona el sustento principal, el riesgo se incrementa entre un 35 % y un 120% respecto a la media
Así, la investigación constata que la vulnerabilidad asociada a la pobreza energética aumenta hasta el 31,8% en el caso de los hogares liderados por mujeres, siendo de hasta el 44,6 % en el de los hogares unifamiliares de mujeres mayores de 65 años, o hasta el 51,2% en el de los hogares monoparentales configurados por una mujer con uno o más hijos al cargo.
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"Esto supone que los hogares en los que la mujer proporciona el sustento principal, el riesgo de sufrir pobreza energética se incrementa entre un 35% y un 120% respecto a la media", afirma Carmen Sánchez-Guevara, autora de una metodología de evaluación que ha permitido distinguir diferentes grupos de vulnerabilidad asociada a la pobreza energética.
Además de trabajar en la escala municipal, este estudio trata de descender a la escala de distrito para evaluar las diferencias intraurbanas que se da entre estos hogares.
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Perspectiva de género
De los resultados presentados en Bucarest, las investigadoras destacan la necesidad de mejorar la disponibilidad de datos estadísticos que permitan llevar a cabo investigaciones con perspectiva de género.
"La feminización de la pobreza y la pobreza energética llevan estudiándose desde hace más de 25 años y, sin embargo, no ha sido hasta estos últimos años cuando hemos comenzado a tener acceso a múltiples bases de datos y sistemas de información geográfica que nos ha permitido cruzar información. Debemos seguir haciendo esfuerzos para mejorar el nivel de desagregación, avanzar en el estudio a menor escala y tener acceso a datos que nos permitan analizar las desigualdades intrahogar", comenta la investigadora Ana Sanz.
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Los hogares unifamiliares formados por una mujer mayor de 65 años, se concentran Moratalaz, Chamberí y Ciudad Lineal, en viviendas antiguas grandes
Los resultados, sin embargo, son contundentes. Los hogares unifamiliares formados por una mujer mayor de 65 años, por ejemplo, se concentran en los distritos de Moratalaz, Chamberí y Ciudad Lineal. Sus viviendas se caracterizan por su antigüedad y elevada superficie por habitante, lo que repercute en una mayor demanda energética.
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"Hay que tener en cuenta que la pensión media más alta de todo el municipio de las mujeres, que se da en Chamartín, está por debajo de la pensión media más baja de entre los hombres, que se encuentra en Puente de Vallecas", señala Sanz.
Problemas de eficiencia energética
Los problemas de eficiencia energética, vinculados a la ausencia o incapacidad de utilizar aire acondicionado e incrementados por el fenómeno de la isla de calor urbana, también afloran otra dimensión de la pobreza energética que se está comenzando a estudiar: la pobreza energética de verano. Inciden en que el estudio de los extremos térmicos no se debe limitar a las situaciones de invierno, sino que debe extenderse a las condiciones que se dan durante los meses más cálidos.
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Todas estas dimensiones se entrelazan y hacen más compleja la evaluación de la pobreza energética. Por ello, las investigadoras esperan que el conocimiento derivado de este estudio repercuta no sólo en la definición de políticas en materia de vulnerabilidad y vivienda asociadas a la pobreza energética, sino que incremente la base de conocimiento de la ciudadanía y exista una apropiación pública sobre cuáles deben ser las soluciones y con qué grado de prioridad respecto a la pobreza energética. De este modo, dicen, comenzará a ponerse solución a la desigualdad subyacente en el acceso a la energía de las mujeres.