Colegios sin coches, la iniciativa que apuesta por un entorno escolar saludable
El Seminario de Movilidad e Infancia impulsa un proyecto para que los espacios urbanos donde se ubican los centros educativos sean áreas que protejan la salud de los menores.
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madrid,
Hace tiempo que los balones dejaron de rebotar contra las paredes. Las mochilas ya no se alinean en el suelo para formar una portería que se abre y se cierra, según la picardía de los jóvenes porteros. Tampoco hay escondites ni pillapillas y el verano dejó hace tiempo de refrescarse bajo el cañón de las pistolas de agua. Los niños, tras el timbre, salen de la escuela y desaparecen. Parece que los entornos urbanos que rodean los colegios ya no son un buen lugar para el juego.
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“Hasta hace pocas décadas, en España, la mayoría de niñas y niños, tanto en pueblos como en grandes ciudades, tenían la posibilidad de desplazarse caminando a su centro educativo y de usar las calles para el juego, sin acompañamiento de personas adultas. En la actualidad, esta autonomía de movimientos se ha visto drásticamente limitada por un modelo urbano que prioriza la movilidad en vehículo privado, lo que ha generado toda una serie de efectos sobre la vida de niños y niñas”, explica el Seminario de Movilidad e Infancia, que ha impulsado una iniciativa para hacer que los entornos escolares sean seguros y saludables.
Está iniciativa, que se presenta en forma de PNL, nace ligada a los valores de un urbanismo ecosocial que apuesta por formas de movilidad sostenibles, pública y saludables. Verónica Martínez Vázquez, arquitecta urbana y miembro del Seminario de Movilidad e Infancia –integrado dentro del Centro Nacional de Educación Ambiental–, explica que el proyecto busca incentivar un acceso a pie a las escuelas para reducir la presencia de los coches en los aledaños.
Tanto en las horas de entrada como en las de salida, los vehículos privados tienen a apilarse en filas dobles en las calles cercanas a las escuelas. El predominio de los coches desemboca en problemas de seguridad notables que generan, según argumentan desde el proyecto Entornos Escolares, un “círculo vicioso” que termina con menos niños y niñas caminando y jugando al salir de la escuela.
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El hecho de que los vehículos motorizados predominen en los entornos educativos provoca, según el análisis que se hace desde el Seminario de Movilidad e Infancia, que los menores no tengan autonomía y se vean envueltos en un estado de sobreprotección constante. De casa al coche, del coche al cole y viceversa. De esta forma, la falta de espacios saludables, según recoge este proyecto ecosocial, puede derivar en problemas psicológicos como estrés emocional e hiperactividad, además de otras enfermedades importantes como la obesidad, “la epidemia del siglo XXI”.
Pero, sin duda alguna, esta vida a cuatro ruedas engendra un problema del que sólo se puede escapar a pie. Las emisiones por CO2 generadas por el sector del transporte –el 27% del total en España– son culpables de cerca de 430.000 muertes anuales en Europa. Un dato revelador, si se tiene en cuenta que durante el tiempo que los niños se desplazan a pie absorben el 20% de la dosis total de contaminación diaria, según un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona.
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“Que el coche se haya convertido en el amo de las ciudades no ha llevado muchos años de la historia, pero cambiar eso no es tan fácil. Hacer que las personas vuelvan a ser quienes dominen las calles va a ser difícil”, opina Martínez Álvarez. El primer paso son las escuelas; no sólo por la vulnerabilidad de los menores en cuanto a los efectos de las emisiones contaminantes, sino también por lo que puede significar a la hora cambiar desde abajo los hábitos y conseguir que, a largo plazo, las ciudades prioricen la seguridad y la movilidad de los viandantes por encima de la de los vehículos privados.
Para ello, desde el Seminario de Movilidad reivindican cambios en varios niveles. Por un lado, en las instalaciones los propios centros escolares, se reclama la sustitución de las plazas de aparcamiento que se encuentran dentro del recinto escolar por áreas de juego. También se pide reforestar los patios y hacer de ellos lugares verdes y plagados de árboles que den frescor y sombra a los menores durante el periodo de recreo. La guinda, en materia de movilidad, sería el incentivo del transporte en bicicleta mediante la creación de aparcamientos seguros.
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En lo que se refiere a los alrededores de los centros escolares, la PNL reclama que se limite el acceso al tráfico en las calles lindantes y hacer que se cumpla estrictamente las normas de seguridad vial. Todo ello, para dar prioridad a los ciudadanos que accedan a los centros educativos en bicicleta o andando.
Además de una planificación urbanística diferente, desde la iniciativa de Entornos Escolares se apuesta por un cambio en el sistema de elección del centro escolar que dé prioridad a la proximidad del colegio. "Que puedas elegir un colegio en toda la Comunidad de Madrid influye muy negativamente en la forma de desplazamiento", zanja la experta.