El cerero de 'Águila Roja'
El oficio está amenazado de muerte desde que no se le ponen velas a los santos, pero José Manuel Ortega sigue creyendo en el negocio que fundó su abuelo Víctor en 1893
Publicidad
Actualizado:
El oficio de cerero está amenazado de muerte desde que no se le ponen velas a los santos, aunque José Manuel Ortega (Madrid, 1954) sigue resistiendo la flaqueza del espíritu en la cerería que lleva su apellido. Ubicada a un avemaría de la Colegiata de San Isidro, fue fundada en 1893 por su abuelo, pero él cree que podría ser más antigua: alguien le ha dicho que Benito Pérez Galdós hablaba de ella en los Episodios Nacionales, que relatan la historia de España desde 1805 hasta 1880.
Publicidad
“Trabajo igual que lo hacía mi abuelo Víctor”, afirma el maestro, quien se crio en la vecina Cava Baja y aprendió el oficio con trece años. “Luego me tiré tres décadas en la electrónica, pero tuve que volver cuando cerraron todos los talleres, porque ya no se arreglan los aparatos”. Desde entonces, funde la cera en un obrador situado a sus espaldas, la traspasa a la paila, la mete en el noque e introduce los pábilos, que es el nombre que reciben las mechas antes de ser bañadas en cera.