Son ya 15 años, con sus 5.475 días, y sus 131.400 horas, donde la familia de José Couso no han desistido ni un minuto en su lucha, buscando memoria, investigación y justicia.
Hoy domingo recordarán el crimen de guerra que sufrió el cámara, a las 12.00, delante de la embajada de Estados Unidos.
Repasamos con su hermano, David Couso, estos quince años de batalla, con sus hechos y vivencias. El testimonio de una familia que planta cara a todos los obstáculos y a la impunidad.
2003, comienza la búsqueda de justicia
Un tanque de EE.UU dispara contra el hotel Palestine en Bagdad y su proyectil impacta en el piso 15. Muere en el acto un periodista de la agencia Reuters. José Couso, cámara de Telecinco, es herido grave. Fallece en el hospital mientras era operado. Meses después la familia lleva el caso a la Audiencia Nacional.
“Pocos días después participamos en un acto contra la guerra. Nos invitaron a subir al escenario de la convocatoria en la Puerta del Sol y allí lanzamos un mensaje en el que acusamos a Bush, a Blair y a Aznar de asesinos y terroristas internacionales. Unos días después repatriaron el cadáver de José y ya nos pusimos unas camisetas negras con el lema ‘José Couso, crimen de guerra, investigación y justicia’. Viendo que el Gobierno, por entonces del Partido Popular, no condenaba el ataque, el asesinato, ni interponía una queja o proceso, el 27 de mayo interponemos nosotros la querella. Transformamos las lágrimas en lucha. En ese año empezamos a concentrarnos mensualmente frente a la embajada de Estados Unidos y todos los martes (que fue el día del ataque) de 12.00 a 13.00 frente a la sede del Partido Popular. Allí los esperábamos con las camisetas. Fue un año de desgaste muy duro. En ese tiempo, en la sede del Partido Popular nadie nos atendió. Al menos, pensábamos que incluso dentro de una estrategia política y de comunicación les hubiese venido bien, pero ni eso. Solo desprecio”.
2004, el Pentágono niega la negligencia
El juez Santiago Pedraz solicita el auxilio judicial internacional al fiscal de los Estados Unidos para recabar documentación sobre los hechos. Un informe del Pentágono concluye que sus tropas no cometieron "negligencia".
“En este transcurso, después de ver cómo en las primeras 48 horas se habían cambiado las versiones, seis meses después nos dijeron que vieron a un oteador en la zona, los que pasan los objetivos con coordenadas. Nos dicen eso, pero luego a nosotros nos llega un folio sin traducir, por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores, diciendo que el ejército de los EE.UU había actuado en defensa propia ante el peligro de que sus tropas fuesen atacadas. Ese año, a través de la venta de camisetas y de conciertos que organizamos, autofinanciamos un viaje de 25 días a EE.UU. Fui con mi hermano Javier y mi madre, y participamos en manifestaciones contra la guerra. Descubrimos a personas muy cariñosas, pero que desconocían el caso de mi hermano José. Aquellas familias nos escuchaban y algunas lloraban horrorizadas porque son personas que dan mucha importancia a la democracia. Muchas familias de militares llevaban unos lazos amarillos para pedir la vuelta de las tropas a casa. El movimiento contra la guerra allí es muy potente, pero las cadenas lo censuran y las únicas imágenes que les llegan son las de sus féretros con las banderas”.
2005, las ‘zancadillas y puñaladas’
El juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, ordena la detención internacional de los tres militares responsables de la muerte de Couso. En octubre, el fiscal Pedro Rubira recurre la decisión.
“Reconstruir el caso no fue fácil, sobre todo al principio, pero mi hermano Javier se movió muchísimo para localizar datos. Desde entonces sabíamos, por testimonios de compañeros que estuvieron en el ataque, que habían disparado desde un carro de combate americano y que incluso José, cuando lo bajaban malherido transportado en el colchón, decía que habían sido los americanos. Desde el principio tuvimos esa información y nos permitió poner piezas en el puzle. Pero el tiempo pasa y el resumen de lo que vivimos sería ‘zancadillas y puñaladas’. Hay que recordar que hay un acuerdo mutuo bilateral, en materia judicial, entre EE.UU y España donde se envían pruebas, se solicitan comisiones, documentación... y con el caso Couso nunca ha funcionado, nunca ha habido colaboración. Ha habido un desprecio por la administración norteamericana, y una sumisa y lacaya por parte de España. Veíamos que a cada movimiento nuestro había una respuesta contundente. Daba la sensación, como hemos dicho desde entonces, de que mi hermano era un muerto incómodo”.
2006-2009, más obstáculos
La Audiencia Nacional archiva el caso porque considera que es un “un acto de guerra”. La familia recurre ante el Tribunal Supremo y se reabre el caso en la Audiencia Nacional. El juez Pedraz activa la orden de detención en 2007. Meses después el fiscal de la Audiencia Nacional, Jesús Alonso, pide el archivo y que las órdenes de busca y captura queden sin efecto. Santiago Pedraz vuelve a procesar a los militares tras recibir por escrito la declaración de Federico Trillo y Ana Palacio.
“Cuando tomaron declaración a compañeros como Carlos Hernández, Olga Rodríguez o Jon Sistiaga, se pusieron muy nerviosos, porque ellos aportaban muchos datos. Durante años hemos hecho una búsqueda intensa de testimonios, de información y documentación. Recuerdo que por el año 2008, en Democracy Now, salió una entrevista con la ya ex sargento Adrienne Kinne, de Inteligencia. Ella reconocía que monitorizó conversaciones del comando central en Bagdad, donde escuchó que el hotel Palestine era uno de los objetivos. Ella advirtió que había periodistas. La respuesta de su superior fue que solo recopilara información pero que no la analizara. Después de aquella entrevista, Kinne recibió presiones y la acusaron de antipatriota, por lo que no pudo venir a declarar, aunque se presentó como prueba”.
2010, las filtraciones de Wikileaks
El Tribunal Supremo ordena reabrir el caso. El juez de la Audiencia Nacional pide viajar a Irak para reconstruir e investigar la muerte de Couso. La Interpol no cumple la orden de búsqueda y captura. Documentos filtrados por Wikileaks indican que EEUU presionó al Gobierno de España para frenar el caso Couso. Entre los nombres aparecen el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido. También los nombres de ex ministros como Moratinos y López Aguilar. La familia denuncia esta situación ante Fiscalía para investigar si altos cargos del Ministerio Público interfirieron en la independencia del Poder Judicial.
“Teníamos amigos y contactos dentro del Ministerio que nos advirtieron de que algo sucedía, que había movimientos que perjudicaban a la querella. Cuando salieron los documentos de Wikileaks supone un tremendo golpe, pero a la vez nos dio mucha fuerza porque demostraba que no estábamos locos ni equivocados. No éramos nosotros los que buscábamos un titular ni sensacionalismo. Por un lado era un mazazo ver que aquel cambio que se produce con la llegada del PSOE, que organizan a título póstumo la entrega de la medalla al Trabajo a mi hermano y a más periodistas… no era tan real. Ver que por detrás se frenaba. Leíamos los documentos y empezaban a concordar cosas que habían ocurrido, había explicaciones que justificaban los archivos y las zancadillas. Y, a la vez, para quienes creemos en la democracia, en las instituciones de gobierno y en los partidos políticos fue un golpe durísimo ver que nos habían traicionado y cómo desde dentro se torpedeaba la causa. No enterramos a mi hermano, pero haciendo un símil sentimos que era como si empezaran a quitar la tierra sobre su ataúd, abrirlo y que le volvían a disparar a su cuerpo. Fue un año muy duro”.
2011, reconstruir los hechos en Irak
Irak autoriza el viaje del juez Santiago Pedraz para investigar el caso in situ. Certifica que desde el puente se ve el hotel y los peritos confirman que los soldados pudieron ver a Couso. Pedraz concluye que hubo un plan para evitar que los medios informaran desde Bagdad.
“De aquello recuerdo las presiones que tenía que soportar el juez, con titulares que lo tachaban de querer buscar fama o que iba de estrella. Supimos de las presiones que recibía del Ministerio de Asuntos Exteriores y del Ministerio de Justicia. La idea era que lo terminarían suspendiendo como otros casos, como el juez Garzón, pero no lo lograron. Para mí fue uno de los mejores momentos ver a aquel juez, con su chaqueta, dirigiéndose al puente con su cámara mini DV. Aquel día colocaron justo en el puente de Bagdad a un general de 4 estrellas iraquí a dirigir el tráfico en el puente, con dos helicópteros norteamericanos artillados en posición estática sobre él. Buscaban una excusa para decir que, por motivos de seguridad, no se podía grabar en la zona. Y el juez le da un empujón al general y avanza. Hubo un momento de tensión porque a él le acompañaban los GEOs que le daban protección, pero él avanzó y se colocó en el puente con su cámara, y tomó las fotos. Incluso en la habitación del hotel se puso un maniquí en la planta 14, para comprobar si se veía o no a la persona desde allí. Lo que se hizo allí no fue extraordinario, es lo normal en estos casos, las reconstrucciones. Aquellas imágenes se llevaron a la Universidad Complutense para simular la mirada óptica de un carro de combate. Eso nos posibilitó demostrar que sabían perfectamente a qué disparaban. Nos documentamos sobre los visores de tiros de estos carros de combate, y vimos que hasta tienen un sistema que distinguen en el campo de batalla entre 256 objetivos cuáles son amigos y enemigos. Luego decían que no sabían a qué disparaban. Mentira tras mentira”.
2014, el PP y su reforma de la justicia universal
En marzo, el Partido Popular aprueba la reforma de la Justicia Universal. A partir de entonces perseguir delitos cometidos fuera de territorio español es muy restringido. El juez de la Audiencia Nacional se niega a archivar el caso Couso y la Audiencia Nacional le autoriza a continuar con la investigación.
“A través de la oposición nos llegan noticias de lo que se pensaba hacer, aunque no te lo imaginas o no te lo quieres creer. Aquella reforma hizo mucho daño, no solo al caso Couso sino a otros que han quedado cerrados, como el del Tibet. Son causas que incomodaban mucho. En la redacción de la modificación del artículo 23.4, de la ley 6/85, vimos que se cargan la jurisdicción universal y que se archivaban de facto causas pendientes. Entonces solicitamos una reunión con todos los partidos, que nos reciben, pero el PP se niega a recibirnos. Cuando lo publicamos en la prensa, ya cambian. Nos llaman y allí vamos. Recuerdo a mi madre hablando muy claro. Les dijo que habría una gran diferencia si a su hijo, en lugar de matarlo militares norteamericanos, lo hubiese matado ETA. Los responsables de justicia del PP no miraron a la cara a mi madre, la evitaban. Utilizaron su mayoría absoluta de entonces para despojarnos de lo único que nos queda a las familias de las víctimas: la justicia”.
2015-2017, archivo del caso y a la espera del Tribunal Constitucional
Tras la reforma de la ley de Justicia Universal, se cierra el caso. La familia lleva el archivo al Supremo. En 2016 el Supremo confirma el sobreseimiento de la causa. La familia lleva el caso al Tribunal Constitucional, que admite el recurso.
“Siempre que hemos tenido el caso archivado hemos recurrido a un estamento superior. Fuimos al Tribunal Constitucional aludiendo que hay indicios de inconstitucionalidad en la reforma del PP, porque no había una tutela judicial efectiva y no somos todos iguales ante la ley. La admitieron y continuamos a la espera. Recientemente una Proposición no de Ley está ‘secuestrada’ en la mesa del Congreso por el PP y Ciudadanos, desde octubre de 2016. Hace poco, en uno de los debates en el Congreso, vimos cómo Ciudadanos hizo un discurso muy duro contra el PP sobre la Proposición no de Ley y a la hora de la votación se abstuvieron. Así que esperemos que este cerrojo desde la mesa del congreso no dilate o retrase que sigamos con justicia universal. Esperamos ahora que se pronuncie el Tribunal Constitucional, y aún así nos quedaría el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. Y esperamos que la composición del Congreso cambie para que nos devuelvan los derechos que perdemos con los gobiernos neoliberales.
¿Si pensábamos que serían 15 años de impunidad? Cuando empezamos sabíamos que sería para largo, pero no por eso vamos a perder la esperanza. Ahí tenemos ejemplos como las madres de la Plaza de Mayo, de Argentina, que después de más treinta años han conseguido justicia para sus desaparecidos. Viendo ese ejemplo no podemos abandonar hasta vencer. Aunque se me tilde de loco, yo estoy convencido de que vamos a ganar”.
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