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Desplazados iraquíes piratean una“app” militar americana para espiar las ciudades ocupadas por el EI

ATAC permite tener información en tiempo real de qué sucede en los territorios que controla el Daesh, en vísperas de la ofensiva sobre Mosul.

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Un miliciano de Zowaa desplegado en Alqosh consulta su smarthpone. FERRAN BARBER

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ERBIL (IRAK).- Desplazados yazidíes y asirios del Kurdistán iraquí han pirateado una herramienta informática de uso militar creada por los norteamericanos para tratar de averiguar cuál es el estado de las poblaciones de las que fueron expulsados por el Daesh.

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La llamada Android Tactical Assault Kit o el Kit de Asalto Táctico para Android (ATAC, de acuerdo a su denominación inglesa) es una aplicación creada, entre otros por los laboratorios de investigación de la Fuerza Aérea y del Ejército de Tierra estadounidenses. Permite el uso del GPS en combinación con imágenes de satélite del planeta procedentes de la Agencia Aeroespacial americana, de una gran fidelidad y a tiempo real. Posee además, una serie de herramientas de voz, texto, chat, vídeo y fotografías que proporciona a los soldados información de “alta precisión” sobre su entorno. A diferencia de Google Maps, la información visual se actualiza al segundo.

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La aplicación que han pirateado los desplazados es la versión civil que el Gobierno de Washington autoriza a utilizar a algunos de sus funcionarios

Esta herramienta fue desarrollada en 2010 para poder ser utilizada en Android y Windows (Wintak). Recientemente, se ha lanzado un nuevo software perfeccionado para Iphone. La aplicación que han pirateado los desplazados es la versión civil que el Gobierno de Washington autoriza a utilizar a algunos de sus funcionarios que cumplen ciertos estrictos requisitos. Ésta carece de algunas de las funcionalidades que posee la militar, pero permite, en cualquier caso, saber qué está pasando al otro lado del telón islamista de acero.

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El interés de los cristianos caldeo-asirios, los chabaquíes y los yazidíes por saber qué van a hallar en las ciudades y los pueblos de los que fueron despojados ha crecido en parejo a la expectación creada por la ofensiva final sobre Mosul que en estos momentos se está gestando. Todo el mundo da por hecho que la ciudad caerá en breve, pero a los desplazados les preocupa, sobre todo, qué sucederá después de la derrota de ISIS. Se estima que al menos un tercio de los cristianos no volverán jamás a sus hogares.

Imagen de la alicación 'Android Terminal Assault Kit'.

La gran batalla final sobre Mosul se ha venido demorando hasta la fecha debido a las elevadas temperaturas del verano y a la ausencia de las infraestructuras necesarias para hacer frente al flujo de desplazados que desencadenará el conflicto, estimado en más de un millón de personas. Todas las organizaciones humanitarias internacionales trabajan estos días a marchas forzadas en la construcción de campos.

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Tanto las localidades cristianas que quedaron del lado kurdo, como las que permanecieron bajo el control de ISIS han estado deshabitadas hasta la fecha

Una semana antes de tomar Karakosh, los asesinos del Daesh cortaron el suministro de agua aduciendo que los perros que habitaban la localidad no merecían ni beber. Tan sólo las fuerzas militares kurdas concentradas en la ciudad podían evitar que los asirios corrieran la misma suerte que muchos de los cristianos de Mosul, obligados a partir sin ninguno de sus bienes e inicialmente hacinados en las parroquias de ciudades como Erbil y en los campos de desplazados que se improvisaron en el norte del país.

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Desplazados de Karakosh, en un campo próximo a Erbil, durante el entierro de siete de los suyos. FERRAN BARBER

Privados de sus hogares y desposeídos de cuanto tenían, los desplazados han vivido hasta la fecha de la caridad de las iglesias y las organizaciones no gubernamentales que operan en la zona. A la precariedad y los problemas específicos que enfrentan debido a la persecución religiosa de la que han sido víctimas yazidíes, chabaquíes y cristianos, hay que añadir los que padece la totalidad del Kurdistán, y entre otros, un corralito y una crisis económica sin precedentes.

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