Violencia machista Cómo abordar una denuncia de violencia machista: lo que hay que saber al llegar a comisaría
Luisa Velasco, inspectora de Policía Local retirada y experta en violencia de género apunta a cómo un atestado redactado con “gafas violetas” es decisivo para que un juez no absuelva a un maltratador.
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madrid,
Hay una mirada que la inspectora de Policía Local retirada Luisa Velasco Riesgo lleva grabada en la suya las 24 horas del día. Es la de las mujeres maltratadas. “Es una mirada que no necesita palabras: sus ojos lo dicen todo”, confiesa. Velasco, que pertenece al Grupo de Atención Urgente para Víctimas de Violencia de Género y de Emergencias y Catástrofes del COPCYL (Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León) y autora de Rompe tu silencio; forma a los cuerpos de seguridad del Estado en perspectiva de género.
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“Se trata de enseñarles a interpretar las palabras, los silencios y las reacciones de las mujeres maltratadas cuando acuden a la comisaría para que en el momento de plasmar lo sucedido empaticen con ellas. Tener esta perspectiva como policías les ayuda a entender sus conductas, comentarios o gestos. Despeja muchas dudas, no te posicionas, simplemente actúas. Evitas la victimización secundaria, que sienta que no la crees, que la percibas culpable… es sentirse escuchada y arropada; si el mensaje que queremos enviarle es no están solas tenemos que demostrárselo”, comenta a Publico.
El abc de la igualdad
Esta doctora en Psicología se desvive para erradicar hasta cero la tasa de policías que por falta de educación en igualdad dudan de las mujeres cuando van a denunciar. “A veces ocurre que los y las policías siguen sin creerlas. Somos personas y tenemos la influencia de nuestro proceso de socialización. No solo pasa con este cuerpo, pasa con la abogacía, la judicatura, el sistema sanitario…Ocurre también con la sociedad en general. Estamos impregnadas del patriarcado. ¿Cuántas veces nos toca defender la perspectiva de género en nuestro entorno cercano? ¿Cuántas veces nos sentimos cansadas de explicar una y otra vez la realidad de que lo que no se nombra no existe?”, recalca. Y es que la diferencia entre redactar un atestado policial con gafas violetas y uno que no lo está marca la diferencia entre condenar o no a un maltratador por sus delitos. “Si una denuncia no se redacta con perspectiva de género, paga las consecuencias siempre la víctima”.
"Si el mensaje que queremos enviarle es no están solas tenemos que demostrárselo"
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Preguntada sobre el mayor prejuicio con el que se encuentra cuando imparte formación Velasco responde rauda: el mito de las denuncias falsas. “Siempre sale. Incluso en las aulas con adolescentes. Es curioso. Les digo que busquen fuentes oficiales, que lean sentencias, que se documenten bien. No se trata de convencerles, sino de que por sí mismos puedan hablar con conocimiento, los hechos son los hechos”, opina.
Para la autora de Rompe tu silencio lo ideal es que todas las oficinas contaran con profesionales formados “que actúen adecuadamente en la primera intervención, que es la más importante”. Pero la eterna falta de recursos lo impide. “De haberlos las oficinas de servicios especializados estarían funcionando las 24 horas del día. Así he estado yo muchos años. Pero la estructura actual no lo contempla. Pero no solamente los servicios policiales, también los servicios sociales, el apoyo psicológico y toda la red asistencial. El atestado policial consta de muchas partes, el servicio de guardia puede recoger una denuncia de forma adecuada y traspasar las diligencias al servicio especializado, pero es evidente que si no se cuenta con la formación precisa el resultado será nefasto para la víctima”, subraya.
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Y es que cuando la denuncia es concreta y detallada el resultado es un balón de oxígeno para la mujer. “En los cursos de formación siempre lo digo. El juez o la jueza tiene que ver a través de nuestro atestado la situación de la víctima. Cuanto más elaborado esté, cuanta más información recoja por irrelevante que nos parezca mucho mejor. Cuando llega una mujer a formular una denuncia es como una sola pieza de un puzle. Si tú quisieras adivinar una imagen con una sola pieza sería imposible, pues pasa lo mismo, no entenderemos su historia, su puzle, hasta que no obtengamos la mayor cantidad de información posible”, comenta Velasco.
Y para explicarlo pone un ejemplo vivido por ella misma. “Había una mujer que me decía que su maltratador le llamaba “lombarda” y si este insulto se entiende solo, sin más, no tiene trascendencia pero detrás de esa descalificación había toda una cruel historia de violencia. La clave está en la elaboración de la denuncia y en incorporar al atestado todas las pruebas posibles: fotografías de lesiones, de la vivienda, de objetos rotos, informes vecinales, informes sanitarios… En definitiva interesarnos por averiguar la realidad de los hechos denunciados”, subraya la escritora.
Siempre la empatía
Además esta experta incide en que ese interés como profesionales por lo que cuenta una maltratada es fundamental como primer paso en la recuperación de la autoestima de la denunciante. “Para ella es básico que no la cuestionen. Que se tenga tiempo para atender sus necesidades. A veces salen huyendo de casa absolutamente sin nada y están solas ante la Policía, ante personas que no conocen y a las que tienen que contar su intimidad. Contar lo que le ocurre en su hogar, allí donde se supone que tenemos seguridad y protección. ¿Piensas que es fácil? Muchas cosas no las cuentan porque sienten vergüenza, tienen sentimientos de culpa, miedo… y amor por su pareja. Sí. Aunque pueda parecer imposible, algunas mujeres les quieren. Hay muchos factores que influyen estos sentimientos”, añade la inspectora.
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Y en esos factores Velasco resalta uno en es especial: el de las mujeres con discapacidad. “Solo denuncia una minoría y no son atendidas de forma adecuada por personal especializado. Se tienen que enfrentar a muchos más obstáculos como que el cuidador sea el agresor. No son creídas. No pueden expresarse como otras mujeres, perciben que al ser el agresor su cuidador se le da mayor credibilidad a él, son objeto de pena y desconfianza, no acuden solas a los servicios sanitarios por lo que es más difícil disponer de un parte de lesiones”, relata.
Otro calvario para las víctimas que la inspectora menciona porque cada vez percibe más es el de las denuncias cruzadas como estrategia de los maltratadores para seguir haciéndoles daño. “Efectivamente, algunas de las denuncias cruzadas que yo he recogido, sobre todo en casos más graves hacia la mujer carecen de sentido, y eso se percibe a nivel policial y judicial. Lo realmente cruel es que además de sufrir el maltrato te veas en la obligación de defenderte de esa denuncia y esas no parecen que sean falsas ¿no?”, responde con ironía.
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La punta del iceberg
Por último preguntamos a Velasco sobre cómo afrontar que casi la mitad de las asesinadas por violencia machista del pasado año había denunciado a su agresor. “Me preocupa mucho que las mujeres asesinadas ni siquiera hayan tenido la posibilidad de denunciar; estamos ante la punta del iceberg. No se ve toda la violencia que existe. Solo es una parte. Imagina lo que han tenido que pasar estas mujeres que nunca denunciaron. Se siente impotencia cuando una mujer ha denunciado y el agresor acaba con su vida. Considero que las pulseras son una herramienta útil, pero creo que se utilizan poco. Vuelve a salir la falta de recursos. No se da abasto. Es imposible llegar a todo. Se necesitan más medios”, comenta con tristeza.
"Considero que las pulseras son una herramienta útil, pero creo que se utilizan poco"
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Además Velasco resalta que la denegación de órdenes de protección tiene que ver con que son delitos que se producen en la intimidad y a veces son muy difíciles de probar. “Ante esa duda la que acaba volviendo a perder es la mujer. En ocasiones cuando llegan no tienen ni siquiera un arañazo ¿cómo demostrar las humillaciones, los golpes que no se ven, los insultos, la manipulación? ¿Cómo demostrar las secuelas psicológicas que deja el maltrato? Es complicado y sin pruebas no se puede disponer de una orden de protección. Aconsejamos que hablen con el Servicio de Atención Primaria, disponen de un programa de cribado para saber si están ante una posible víctima y hay un protocolo sanitario para ponerlo en marcha”, comenta.
Y en ese contador en el que siempre pierden las víctimas la inspectora pone ejemplos tan reales como desconocidos para la opinión pública de lo que implica dar el paso de denunciar. “En algunos casos tienen que abandonar la ciudad donde residen, en otros tiene que entregar a sus hijos o hijas al maltratador. Algunas no tienen trabajo y el agresor no les abona la pensión por alimentos. Siempre pierde, aunque por supuesto que pierde menos que con él y aconsejamos denunciar por lo menos podrá intentar recuperar su vida, aunque no sea fácil, pero de la violencia se sale”, finaliza Luisa Velasco.
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Decálogo de sugerencias que los profesionales deben tener en cuenta a la hora de tomar declaración
1. Acoger a la víctima de forma cercana y paciente en un lugar discreto e íntimo para que evitar que se sienta incómoda con el fin de transmitirla calma y seguridad.
Decálogo de sugerencias para la víctima en sede policial*
1. Saber que tiene derecho a las medidas de asistencia médicas, psicológicas o materiales y cómo obtenerlas. Incluso un alojamiento si fuera necesario.
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El número gratuito si sufres o conoces algún caso de violencia machista es el 016. Si llamas no deja ningún rastro en la factura.
*Muchos de estas consejos vienen determinadas como derechos en la Ley 4/2015 de 27 de abril, del Estatuto de la víctima del delito (por ejemplo: art. 5 Derecho a la información desde el primer contacto con las autoridades competentes; art. 20 Derecho a que se evite el contacto entre víctima e infractor; art. 21 Protección de la víctima durante la investigación penal).