verano en público
¿Por qué nos volvemos más perezosos en verano? Cinco pautas para remediarlo
Existen motivos que explican por qué dejamos a un lado la disciplina durante las vacaciones y se nos quitan las ganas de comer sano y hacer deporte.
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madrid,
Tras meses esperándolo, por fin disfrutamos de los días de verano, una de las estaciones favoritas para muchos. Desconexión, amigos, comidas y descanso. Salimos de la rutina pero también cuidamos menos nuestra salud.
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Cuando llegan las vacaciones nos libramos de las pautas que nos impone la sociedad para estar delgados y guapos. Y con esto, hacemos menos deporte, comemos más comida basura, hacemos más planes sedentarios y dejamos las ensaladas para la 'operación bikini' del año siguiente.
Existen motivos psicológicos que explican por qué las personas se agotan al hacer estas rutinas con las que realmente no se sienten cómodas. Al final comemos de manera sana y hacemos deporte buscando gustar a otras personas, y no por los beneficios a la salud que reportan nuestro cuerpo, aunque no de manera inmediata.
Aún así, olvidar los buenos hábitos en vacaciones es habitual. Existen motivos que explican por qué nos volvemos más perezosos y dejamos a un lado la disciplina. Presta atención a estas razones que según Gympass hacen que tengamos menos ganas de cuidarnos y aprende cómo podemos evitarlas para cambiar tu estilo de vida.
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1. Pasamos más calor
En los días con altas temperaturas el organismo necesita hacer un esfuerzo extra para adaptarse a la situación y se produce un aumento de la pérdida de agua y electrolitos a través del sudor.
Esto produce una sensación de cansancio, decaimiento e hipotensión, que se traduce en una pérdida de energía y nos volvemos más perezosos para practicar deporte.
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¿Cómo solucionarlo?: Trata de beber mucha agua y comer alimentos con alto contenido en agua, como frutas y verduras, y procura que no estén calientes. También será clave que evites las horas de mayor calor, y practica deporte o bien a primera hora de la mañana o al atardecer, con ropa ligera y transpirable.
2. No disponemos de los materiales habituales
Durante el año, en nuestra rutina deportiva, disponemos de todo tipo de artilugios en nuestro gimnasio habitual, que nos permiten tener un entrenamiento completo y satisfactorio.
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Sin embargo, al llegar el verano, en muchas ocasiones o dejamos el gimnasio o simplemente nos encontramos en un destino vacacional, quedándonos sin todo ese material del que disponíamos.
¿Cómo solucionarlo?: En este caso, la playa es una buena aliada para nuestra rutina veraniega de entrenamiento y existen cantidad de ejercicios que puedes hacer sin dispositivos. Entrenar al aire libre con la brisa y vistas al mar es una buena opción para una rutina que te permita mantener la forma y la salud.
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3. Tenemos más tentaciones
Algo que no debemos olvidar es el cambio en nuestra dieta que suponen los meses de calor. Tenemos más planes, y todos ellos acompañados de comidas y cenas copiosas, dulces o bebidas alcohólicas, que nos hacen olvidar lo bien que nos sienta comer sano.
La mala alimentación durante esta época es algo normal, queremos disfrutar y no se nos ocurre renunciar a ese helado en la playa.
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¿Cómo solucionarlo?: Recuerda que hay cantidad de alimentos típicos de verano que están deliciosos, como la fruta de esta temporada, los gazpachos, las ensaladas de los más variadas o ricos espetos a la parrilla. Comer sano es adaptarse, no es necesario renunciar a todo.
4. La influencia del descanso
En verano alteramos por completo nuestro sueño. Algunas personas descansan menos y pasan más tiempo en la calle. Otras, por el contrario, pasan la mayor parte relajados y duermen más horas de las necesarias, lo que influye negativamente al cuerpo, ya que genera déficits en distintas capacidades mentales y el cuerpo funciona a menor velocidad.
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Lo mismo ocurre cuando descansamos poco, ya que nuestro organismo no se repara lo suficiente y disminuye nuestro rendimiento.
¿Cómo solucionarlo?: Es importante que prestemos atención a las horas y calidad del sueño y activemos el cuerpo cada día con diferentes actividades cotidianas o rutinas deportivas y compensemos la falta de descanso con alguna siesta cuando sea necesario.
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5. Dejamos a un lado nuestros objetivos
Al comenzar una rutina, ya sea de entrenamiento o alimenticia, solemos marcarnos unos objetivos como motivación para alcanzar un resultado.
El verano es época de olvidarnos de esos objetivos que un día marcamos en pro del disfrute... y luego lo lamentamos.
¿Cómo solucionarlo?: A pesar de que no exista una solución para esto es muy importante entrenar la mente y saber qué toca en cada momento. No es necesario mantener los mismos objetivos que los meses anteriores, simplemente, márcate unos más pequeños, que te permitan disfrutar de los placeres del verano, pero manteniendo parte del trabajo realizado anteriormente.
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En palabras de Federico de Vicente, CEO de Gympass Iberia, "no podemos olvidar que el cuidado de la salud no es una carrera de fondo, sino un recorrido progresivo hacia el bienestar total, que una vez adquirimos debemos mantener".
"Cuidarnos por dentro y por fuera los 365 días del año, también implica disfrutar de las vacaciones y todo lo que ello conlleva, sabiendo que hay tiempo para todo, incluso para darnos un capricho", ha concluido Federico.