Yolanda Díaz viste la marca
La líder de Sumar defiende que se están poniendo las bases para un proyecto transformador a ocho años vista.
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madrid, Actualizado:
Desde que el presidente del Gobierno Pedro Sánchez convocó elecciones para finales de julio, estamos viendo a la líder de Sumar, Yolanda Díaz, de una guisa diferente a la que lucía como ministra y vicepresidenta segunda del Gobierno. Con el calor y la condición de candidata los trajes formales han sido sustituidos por otro tipo de atuendos.
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Fiel a un estilo cuidado, chic y favorecedor, Díaz aparece en actos y entrevistas para explicar sus propuestas y lanzar mensajes claros y contundentes, de una manera particular contra quien fue uno de sus adversarios en la política gallega y hoy se perfila como posible ganador de las elecciones si hacemos caso de lo que dicen las encuestas.
Sobre Alberto Núñez Feijóo ha dicho que su visión de la violencia machista es legitimadora de la misma y, por tanto, le incapacita para ocupar la Presidencia del Gobierno. Díaz ha querido subrayar que, en plena ofensiva reaccionaria, no hay lugar para las medias tintas ni concesiones que hacer en materia de derechos.
Díaz ha querido subrayar que no hay lugar para las medias tintas ni concesiones que hacer en materia de derechos
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La ferrolana no adereza sus propuestas con datos, sino que las fundamenta en ellos. Yolanda Díaz regala datos sobre acuerdos, salarios, pensiones, hipotecas, jornada laboral, alquileres, precios y empleo. La candidata de Sumar quiere mejorar la vida de la gente y no se cansa de repetirlo, que hace falta vivir mejor y, como novedad, trabajar menos.
El 23J sabremos en qué medida el electorado en España está en condiciones de escuchar y respaldar este tipo de discursos en un momento de giro derechista de la opinión pública española y europea. Dicen, quienes la conocen, que Yolanda Díaz no se calla nunca, que no finge la alegría que aparenta y que es una trabajadora infatigable.
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Esta abogada gallega —hija de los líderes y activistas sindicales y comunistas Suso Díaz y Carmela Pérez— atesora una importante herencia política y cuenta con una larga trayectoria en los distintos niveles de la Administración del Estado, desde el municipal hasta el Gobierno de España, pasando por los parlamentos autonómico y nacional.
Díaz atesora una importante herencia política y una larga trayectoria en los distintos niveles de la Administración
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Yolanda Díaz es exigente y perfeccionista. Necesita ver las cosas claras y, quizá por esa razón, le cuesta aceptar nuevas responsabilidades aunque termina por hacerlo. Fue así como entró en la política partidista e institucional a finales de los años noventa. Aquella primera experiencia electoral que concluyó en derrota inauguró otras peleas.
En 2003 Esquerda Unida mejoró resultados y entró al Consistorio ferrolano, donde fue adquiriendo peso político. En 2005 Díaz se presentó al Parlamento autonómico y se quedó fuera tras una campaña muy polarizada en la que el PSOE se benefició del tirón de José Luis Rodríguez Zapatero. Dos años más tarde regresó a la política municipal y pactó un acuerdo de coalición con los socialistas en el ayuntamiento que apenas duró dieciséis meses.
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En 2009, después de unos años convulsos por los conflictos en el sector naval, Díaz vuelve a presentarse a las elecciones autonómicas. En esa ocasión el Partido Popular recuperó la mayoría absoluta y la candidatura de Yolanda Díaz sufrió un descalabro importante. A partir de entonces la otrora abogada laboralista se afanará en sumar energías políticas y formaciones de izquierdas a un proyecto común para confrontar con las mayorías absolutas de la derecha.
Sumar es el resultado de múltiples acuerdos con distintas formaciones en un contexto electoral adverso
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Alternativa Galega de Esquerda terminará por ser En Marea. En el proceso, el dirigente nacionalista Xose Manuel Beiras, acostumbrado al mando y al protagonismo en política, acusó a Yolanda Díaz de traición cuando la formación se decantó por un candidato independiente. Hay por tanto en su currículum político confrontaciones personales anteriores al desencuentro vivido con Pablo Iglesias.
Es de la mano del politólogo madrileño que Díaz saltó a la política nacional, confluyendo con Podemos y, una vez más a regañadientes, a ocupar a partir de 2019 un ministerio. Desde esa posición de gestión y extraordinaria visibilidad pública, con unos índices de valoración popular superiores a la media, nuevamente obligada por las circunstancias tras su designación como candidata de Podemos por parte de Pablo Iglesias, Yolanda Díaz emprende la tarea de sumar, de ensanchar electoralmente y aglutinar partidariamente el espacio de la izquierda.
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Sumar es el resultado de múltiples acuerdos suscritos con distintas formaciones de idiosincrasias muy diferentes bajo la presión del tiempo en un contexto electoral adverso. Yolanda Díaz defiende que se están poniendo las bases para un proyecto transformador a ocho años vista. Con independencia de los resultados que obtenga el próximo 23J, Sumar aspira a consolidarse como formación política a la izquierda del PSOE para un ciclo político completo. Díaz se presenta por primera vez a unas elecciones generales y lo hace sin ocultar que su aspiración es lograr unos resultados que hagan posible reeditar el anterior pacto de gobierno.
La cuestión es hasta qué punto Sumar movilizará al electorado en medio del ruido
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Dotar de una personalidad propia a Sumar, distinta del PSOE pero también de Podemos, es algo para lo que Díaz, a juzgar por su trayectoria previa, está perfectamente capacitada. Pero su experiencia también es la de que este tipo de arreglos están al albur de las personalidades y los tiempos, y desde luego no son tan estables como suelen aspiran a serlo.
De momento, de cara a la próxima cita electoral, la cuestión es hasta qué punto Sumar traducirá en votos la popularidad de Yolanda Díaz o sufrirá la tendencia a la baja de Podemos; hasta qué punto movilizará a un electorado de izquierdas al que no es fácil sacar de su casa para votar en medio del ruido, del calor y la polarización, ni siquiera prometiendo más política y menos politiqueo. En todo caso Yolanda Díaz vestirá orgullosa en campaña la marca de una coalición cuya existencia, la gallega, hoy por hoy, ya vende como un éxito.