Y Luis García Montero cogió su fusil
El poeta candidato acuña un término revolucionario, la economía del amor, y pide que las instituciones recuperen el corazón que el PP les ha robado y se compadezcan de los que sufren.
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COSLADA.- Luis García Montero es hijo de Lorca y de Alberti, aunque viéndole allí, en aquella tribuna, convertido en el candidato de IU a la Comunidad de Madrid era imposible no pensar en Miguel Hernández y en el relato de sus primeros días como combatiente en el Quinto Regimiento. “Me dieron un fusil. Lo cogí como una cosa extraña y me lo eché al hombro. Me avergonzaba confesar que no sabía manejarlo, porque había tenido tiempo de sobra para ello”, escribía en enero de 1937. Ni el de Orihuela era un soldado ni el de Granada es un político al uso, pero abandonar la retaguardia y dar un paso al frente le cambia a uno la vida. Ayer en Coslada más de 300 personas vieron a Luis García Montero coger también su fusil, el de campaña. Soplaban por cierto unos vientos del pueblo muy puñeteros que tiraron unas vallas.
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Llegó el candidato a Coslada acompañado de otro granadino, Miguel Ríos, un “héroe de la tercera edad bien conservado” que se hinchó a hacerse fotos con todos los hijos del rock and roll que se lo pidieron. Venía el cantante a lo suyo, con tan mala fortuna que ayer los músicos celebraban la primera huelga de su historia por el IVA del 21% , y en lugar de darle al Blues del autobús improvisó su propio mitin contra el PP, contra Aznar y sus tabletas ocultas, contra Wert y Montoro, “el duopolio de calvos” y contra Rato, al que debió ver hace años en un concierto de los Rolling y no le perdonaba que quisiera apropiarse también del I can't get no satisfaction, como si no hubiera tenido satisfacción bastante con todo lo que se había llevado puesto.
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