Villarejo contrató un móvil con identidad falsa para hablar con sus "periodistas infiltrados", como Inda
Llamadas a Inda en momentos clave de la trama policial
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Tan inconfesable era lo que tramaban el excomisario Villarejo y los periodistas Eduardo Inda y Esteban Urreiztieta, que el policía contrató un móvil con una identidad falsa para telefonear en decenas de ocasiones a sus confidentes y colaboradores. Después, esos mismos reporteros publicaron tres informaciones 'tóxicas' contra rivales políticos y policiales del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, en los tres meses siguientes a sus reuniones conspirativas cuyos audios han sido difundidos por 'Público'.
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Llamadas a Inda en momentos clave de la trama policial
En su declaración de este pasado miércoles, el ahora investigado (imputado) Villarejo aseguró en sede judicial que “conoce a Martín Reyes Villa de finales de los años 80 sobre una investigación sobre ETA en Uruguay”. Resulta sorprendente, ya que la documentación real aportada a la causa por las autoridades uruguayas acredita que es un joven nacido en 1986 y como mucho podría tener tres años de edad en aquel momento de lucha antiterrorista. Además, en el tiempo en que se producen las llamadas con estos periodistas, se acredita que Martin Reyes está en Uruguay y que nunca ha venido a España.
Informe fabricado para desprestigiar al juez Baltasar Garzón
Desde los años 90, el comisario Villarejo ha alardeado de tener “infiltrados en los medios de comunicación" –tal como se puede ver en la reproducción que aquí abajo ofrecemos– según una carta de protesta –porque le han comunicado su cese en la Comisaría General de Información y su traslado a la Jefatura Superior de Madrid– entregada por él mismo a la Dirección General de la Policía y fechada el 16 de enero de 1995, a la que ha tenido acceso Público en exclusiva.
"...no informar de esta actividad ni siquiera a los compañeros..."
En su exposición de las actividades que realizaba ya hace veinte años en colusión con periodistas que actúan como confidentes y correas de transmisión de la Policía, Villarejo subraya "que siempre fue consigna fundamental la de no informar de esta situación de actividad absolutamente a nadie, ni siquiera a los compañeros con los que ocasionalmente hubo necesidad de contactar para los trabajos que se realizaban".
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"...filtraciones a medios de prensa... que iban a ocupar portadas"
La compenetración entre Villarejo y su "periodistas infiltrados" era tan estrecha que se arroga conocer las exclusivas de las portadas mucho antes de sus aparición: "...fuí (sic) informando, entre otros temas de datos importantes, relacionados con filtraciones realizadas a medios de prensa, noticias que iban a ocupar portadas con varios días de antelación..."
En esa época, Manuel Cerdán era uno de los periodistas que firmaban las informaciones sobre los GAL y ETA en el diario que dirigía Pedro J. Ramírez. Y todavía mantiene contactos con el comisario Villarejo antes de publicar informaciones relacionadas con la unidad de inteligencia no oficializada de la Policía, la supuesta guerra de comisarios o los ataques al jefe de la investigación del pequeño Nicolás, el comisario Marcelino Martín Blas.
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