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La “vejiga de titanio” de Crespo y la deuda del PP de Fraga que dejó de pagar a Gürtel

Los 125.000 euros que nunca cobraron del PP gallego

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El número dos de la trama Gürtel y ex secretario de organización del PP gallego, Pablo Crespo, junto a su abogado, Miguel Durán, a su llegada esta mañana a la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares. EFE

SAN FERNANDO DE HENARES (MADRID).- El ‘número dos’ de Gürtel, Pablo Crespo, ha intentado ilustrar al tribunal que juzga esta trama de corrupción las condiciones en las que fue detenido el 6 de febrero de 2009, dentro de unos calabozos donde no sabía si era de día y de noche y sin poder ir al servicio aunque tenga “vejiga de titanio”.

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Crespo definió los calabozos de Moratalaz (Madrid) como “peores que las mazmorras de la Edad Media”. Y su defensor se ha explayado este jueves en que ahondara en las condiciones de su detención para justificar el motivo por el que se niega a ratificar su declaración en la fase de instrucción. El tribunal ha dejado que dedique la mayor parte del interrogatorio a este relato, sabedor que buscan causas de nulidad en todo momento.

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"No hice mis necesidades durante 24 horas, a lo mejor porque tengo una vejiga de titanio", ha explicado Crespo con ironía. Ha descrito la la comida en el calabozo como “asquerosa”, las “96 horas” que estuvo sin lavarse y los dos agentes que se comportaron de forma "verbalmente violenta". De uno de ellos repite siempre su identificador -el 81067-, que convoca como un mantra y recuerda que será citado como perito.

Tardó unas “80 horas” en ser puesto a disposición del juez Garzón, ante el que llegó “agotado” y no sabe si declaró “media hora u hora y media”… Pudo asearse en la cárcel de Soto del Real (Madrid), tres días después.

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Los 125.000 euros que nunca cobraron del PP gallego


Antes de ser fichado por Francisco Correa, líder de la trama, Crespo fue secretario de organización del PP gallego de Manuel Fraga. Y ante el tribunal ha revelado que dicha formación dejó a deber 125.000 euros a la empresa Special Events porque consideró que los trabajos eran fruto.

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