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Sánchez se mantendrá firme en su rechazo a las listas del PSOE con Podemos pese al pulso de Ximo Puig

La apuesta del presidente de la Generalitat constituye el mayor desafío orgánico a un líder del PSOE en décadas. Ferraz confía en que Puig dé marcha atrás antes del Comité Federal del sábado

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante un acto de precampaña en la localidad navarra de Azagra. - EFE

MANUEL SÁNCHEZ

MADRID.— El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, confía en que el presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, dé marcha atrás en su intención de llegar a listas conjuntas al Senado con Podemos y Compromís, lo que constituye el mayor desafío orgánico a un líder del PSOE en décadas.

Fuentes socialistas consultadas por Público aseguraron que el secretario general se mantendrá firme en que no habrá listas del PSOE con Podemos en ninguna circunscripción, ni para el Congreso ni para el Senado, y tanto en la Comisión Federal de Lista como en el Comité Federal, será tumbada la propuesta.

De hecho, es el Comité Federal quien debe aprobar dicha lista conjunta si llega a presentarse porque tiene las competencias para decidir sobre cualquier coalición con otra fuerza de ámbito estatal. Así lo recordó Antonio Hernando este mismo miércoles en la cadena Ser. Otra cosa sería que Puig alcanzara un acuerdo sólo con Compromís, o en el caso de Aragón, que los socialistas lo consiguieran con la Chunta Aragonesista. De hecho, los socialistas isleños van en coalición con Nueva Canaria.

Pero el veto total es cualquier acuerdo con Podemos para ir en listas conjuntas y, según las declaraciones públicas de varios barones socialistas, es respaldado por la inmensa mayoría de partido.

No obstante, se confía en que Puig no llegará a eso y retirará un pulso en toda regla a una decisión firme tomada por su secretario general. Así lo cree el portavoz parlamentario socialista, Antonio Hernando, quien indicó este miércoles a la Cadena Ser que Sánchez y Puig habían hablado telefónicamente y confía en que se reconduzca la situación.

Desde los tiempos más duros de enfrentamientos entre Alfonso Guerra y Felipe González, a principios de los años noventa, donde se forzaban votaciones hasta en las Ejecutivas en contra de decisiones del secretario general, no se había echado un pulso orgánico de estas características a una decisión tomada por el máximo dirigente del PSOE.

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