Rivera se erige como guardaespaldas de Rajoy y pide al PSOE que se olvide de derogar las leyes del PP

MADRID.- Su equipo aseguraba, antes de iniciarse el debate de investidura, que Albert Rivera iba a ser crítico con Mariano Rajoy. Pero no sólo no ha sido así, sino que prácticamente se ha convertido en su guardaespaldas.

Para compensar, el número uno de las filas naranjas insistió en que el Gobierno de Rajoy no es 'su' Gobierno, pero también defendió que será un Ejecutivo "legítimo, democrático y de todos los españoles". Además, pidió "respeto" al resto de grupos, especialmente a Podemos, a quien sí dirigió el tono bronco de su discurso. 

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"¿Usted viene a reformar o a repetir los errores de la vieja política?", le dedicó a Pablo Iglesias, a quien acusó de "seguir en la calle" y no estar apoyando "el trabajo parlamentario". "Es un error estar en el Congreso y rodearlo", siguió en referencia a las protestas convocadas para este sábado. "Están dentro. No rodeen la democracia, participen de ella", le pidió. 

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Una vez más, en su línea, volvió a erigirse como el nuevo Suárez -a quien citó para abrir su intervención ("hay que cambiar las cañerías sin cortar el agua")- de la 'Segunda Transición' para defender que C's ha sido capaz de "llevar a la vieja izquierda y la vieja derecha al centro", así como que "ceder también es un éxito cuando hay que negociar" teniendo en cuenta la nueva etapa política de "un bipartidismo que se acaba". 

Un leve arañazo a Rajoy

Entre los pocos arañazos dedicados a Rajoy se encuentra la amenaza de "vigilar" a su Gobierno. "El máximo responsable de que esto [la legislatura] vaya bien o vaya mal, es usted. Si cumple con las exigencias de Ciudadanos, irá bien. Si no escucha a esta Cámara, esto puede durar muy poco", le dijo tras prometer que él ejercerá una "oposición responsable". 

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Nada quedaba ya del bronco discurso de la anterior investidura fallida cuando, pese al sí de los 32 diputados de Ciudadanos, Rivera arremetió duramente contra el todavía jefe del Ejecutivo en funciones y hasta pidió su cabeza. Hoy,  sólo tildó de "chapuza" su reforma energética y le puso de manifiesto que la Lomce no le gusta. Un leve arañazo para su socio que luego quedó cubierto cuando defendió que "manifestarse contra el modelo educativo es legítimo, pero para cambiarlo no se consigue protestando, sino negociando".