Reconfigurar o reforzar: los procesos internos de PSOE, Sumar, Junts y ERC marcarán el paso del nuevo curso político
Muchos de los partidos que componen el Congreso de los Diputados celebrarán cónclaves este otoño para afinar sus posicionamientos en los grandes temas de la legislatura y, en algunos casos, rediseñar sus estrategias y estructuras.
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madrid,
Cuando se tomó la fotografía que ilustra esta pieza, Yolanda Díaz era coordinadora general de Sumar y Oriol Junqueras, presidente de Esquerra Republicana de Catalunya. Las elecciones catalanas todavía tenían que sellar la derrota del independentismo y cuestiones como la financiación autonómica o el pacto migratorio estaban muy abajo en las pilas de papeles de La Moncloa. La fotografía se tomó el 20 de febrero de 2024 y todos los cambios que se han producido en la política española en los seis meses que median entre hoy y aquel invernal martes dan cuenta de lo rápido que va todo. Varias formaciones celebrarán congresos o asambleas este otoño para rearmarse —algunas más drásticamente que otras— de cara al nuevo ciclo político.
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Más clara no pudo ser la ministra de Igualdad, Ana Redondo, en unas declaraciones desde el patio de Floridablanca en la Cámara Baja: "Tenemos un Congreso planteado que va a suponer un revulsivo para todo el partido, para ponernos las pilas, para repensar nuestro ideario político y nuestra ideología".
Así, Redondo le dio un empaque a la cita que contrasta con la normalidad que remarcó Esther Peña, portavoz del partido, que enfatizó que se trata de una convocatoria ordinaria. Es así, pero lo cierto es que, además de la titular de Igualdad, otros pesos pesados de la formación dan importancia al 41 Congreso Federal del PSOE. Su portavoz en la Cámara Baja, Patxi López, esquivó algunas preguntas en la última rueda de prensa escudándose en el cónclave. "Vamos a hacer un congreso para actualizar nuestras respuestas a todos estos nuevos problemas", explicó.
El congreso en cuestión empezará el 29 de noviembre y terminará el 1 de diciembre. Tres días en los que los socialistas votarán la continuidad en la secretaría general de Pedro Sánchez —no hay dudas con ese extremo—, pero también discutirán sus posicionamientos oficiales en los temas que vertebrarán los próximos pasos de la legislatura. Lo más espinoso en Ferraz es la financiación autonómica y el pacto tributario en Catalunya. Ahí se enfrentará el sector más partidario de los términos del acuerdo alcanzado con ERC (Francina Armengol, Diana Morant o los propios Salvador Illa y Pedro Sánchez) contra las voces más inquietas y críticas: Emiliano García-Page o Javier Lambán, entre otros. Lo más posible es que los socialistas refuercen las posiciones ya defendidas.
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En la agenda de esos días también está la continuidad o no de algunos barones territoriales. Juan Lobato, en la Comunidad de Madrid, y Juan Espadas, en Andalucía, han recibido algunas críticas internas. Especial relevancia tiene el caso andaluz, habida cuenta de que después de la maratón electoral 2023-2024, las elecciones a la Junta son las más cercanas, en 2026.
Del PSOE, en cualquier caso, no se esperan grandes volantazos en su argumentario. Más expectación despierta la asamblea que tiene programada Sumar en otoño, que todavía no tiene fecha. Según su diseño previsto antes de la hecatombe que provocó el pinchazo en las elecciones europeas y la dimisión de Yolanda Díaz de sus cargos orgánicos, el partido debía utilizarla para generar unos estatutos.
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Fuentes del espacio han ido rebajando expectativas, pero, en cualquier caso, sí se espera que se arroje algo de luz en lo referente a líneas estratégicas, estructuras a lo largo y ancho del territorio —si es que al final las acaba teniendo— y oficialidad de liderazgos. Tras la salida de Díaz, se configuró un equipo formado por Elizabeth Duval, Lara Hernández, Txema Guijarro y Rosa Martínez, pero se matizó que era temporal. Partidos integrados en Sumar en el Congreso de los Diputados como los Comuns también celebrarán sus propia Asamblea Nacional en noviembre.
Reorganización del independentismo
Sin embargo, si hay un partido cuya fisionomía puede cambiar por completo es Esquerra Republicana. De hecho, pase lo que pase, lo hará. El del 30 de noviembre será un fin de semana de alto voltaje. Para medir el nivel de presión política, los americanos usan un curioso indicador, el medidor de pizza, en base al cual la demanda de pizza aumenta en los lugares donde hay mucho estrés político. Si el indicador funciona, se dispararán los pedidos en un sábado en el que coincidirán los congresos de PSOE y ERC.
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Esquerra decidirá nada más y nada menos si su futuro lo lidera Oriol Junqueras o una candidatura apoyada por Marta Rovira, las dos figuras que han dirigido el partido en los últimos años. La formación está muy revuelta. Dentro del propio grupo parlamentario de ERC en el Congreso, hay diputados, como Teresa Jordà, dentro del grupo de Rovira y otros, como Gabriel Rufián, en el equipo de Junqueras.
Fuentes del entorno de ERC en Madrid subrayan algo de lo que ya informó Público, que tiene que ver con unas ciertas precauciones que se tomaron dentro de los grupos en Congreso y Senado para evitar que la convulsión interna afectara a su trabajo parlamentario.
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Los republicanos tienen dos misiones. El 30 de noviembre, la militancia votará de forma telemática a quién confía las riendas del partido, algo que con toda probabilidad tendrá repercusión en sus relaciones con el Gobierno, aunque los posicionamientos, a priori, serían parecidos. Más adelante, una vez reconfigurado el liderazgo, se celebrará un encuentro presencial —en principio, en febrero—, en el que se decidirán las líneas estratégicas de la nueva etapa, previo análisis de los motivos que llevaron a la formación al batacazo de las elecciones catalanas del 12 de mayo y a perder la mitad de los diputados del Congreso en los últimos comicios generales.
En el otro polo del independentismo, Junts per Catalunya celebrará un congreso "para relanzar" —precisamente— "el independentismo", en palabras de los propios posconvergentes, entre el 27 y el 27 de octubre. Estaba previsto para 2026, pero desde la formación han explicado que los grandes cambios en el escenario catalán les obligan a adelantarlo para trazar una estrategia que les permita recuperar voto, con particular atención al caladero de los descontentos con Esquerra. Cuando hablan de "cambios" se refieren a que por primera vez desde el inicio del procés, un president no independentista gobierna en la Generalitat y a que la ciudadanía ha retirado un apoyo mayoritario al independentismo. A nivel orgánico, la principal decisión, a priori, será la vuelta de Carles Puigdemont a la presidencia del partido.
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La aritmética parlamentaria será la misma cuando termine toda esta colección de congresos, asambleas y convenciones, pero son procesos internos que sí podrán cambiar el matiz de las relaciones de unos partidos con otros o con el Gobierno y, por supuesto, con asuntos como la financiación autonómica o la cuestión migratoria. Otras fuerzas como EH Bildu o BNG también celebrarán cónclaves. No así el Partido Popular, que lleva siete años sin hacerlo.