MADRID
Pablo Iglesias, candidato de la moción de censura planteada por el grupo parlamentario de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea contra el Gobierno de Mariano Rajoy, se empleó a fondo para denunciar la corrupción del PP, el eje central de la iniciativa de la formación morada. Pero fue inútil: Rajoy se llamó a andanas.
Lo hizo tanto en el intenso cruce de argumentos que mantuvo con el aspirante como con el debate que sostuvo previamente con Irene Montero, la portavoz del grupo, que defendió la idoneidad de la moción por la “emergencia democrática” que vice la sociedad española. Porque Rajoy, contra lo que fue costumbre en las anteriores mociones, asumió desde un principio su propia defensa.
El candidato Iglesias se empleó a fondo durante las casi tres horas de intervención (sin duda, la más larga desde los años de la transición) que empleó para incidir en que es posible una alternativa al proyecto del PP. “Se puede gobernar sin robar” , sentenció Iglesias a modo de resumen, poniendo como referencia la experiencia “de los ayuntamientos del cambio, que gobiernan para siete millones de personas”.
“Se puede gobernar sin robar” , sentenció Iglesias poniendo como ejemplo los ayuntamientos del cambio
De nada sirvieron las continuas denuncias de candidato ante las numerosas situaciones de corrupción de personas vinculadas al PP y a su propio Gobierno, entre los que citó a Ana Mato y a José Manuel Soria. Iglesias se extendió en explicar, incluso con profusos referencias históricas, el clima social que generó las oligarquías económicas que, reiteró, están vinculadas al PP y que, incluso, aparecen en los casos de corrupción que investiga la Justicia.
Y eso que Iglesias fue bastante gráfico para describir la corrupción que contamina al PP y al propio Rajoy. “Todos los miembros de su partido investigados por corrupción no caben en este hemiciclo ni en el del Senado”, proclamó en pleno discurso en el que empleó un tono serio, en ocasiones seco, pero sin la vehemencia de otras ocasiones.
Tras recordar a los presidentes Adolfo Suaréz (el que hizo posible la Transición), a Felipe González (que modernizó, "pese a todo", el país), José María Aznar (el de la guerra), y José Luis Rodríguez Zapatero (el de los derechos civiles, pese a no manejar la crisis), le tocó el turno a Rajoy, de quien aseguró que pasará a la historia como “el de la corrupción”.
“¡Márchense a casa!”, espetó Iglesias en otro momento de su intervención. Rajoy, que había sorprendido horas antes al salir a la tribuna para contestar a la portavoz Montero, apostó por una línea dura, con pizcas de su acreditada ironía, para contrarrestar los argumentos de Iglesias. De hecho, le planteó una peculiar moción como si el debate fuera al revés. En cualquier caso, sobre las denuncias de los casos de corrupción del PP, el presidente del Gobierno hizo caso omiso. Si acaso acertó a decir que no le gustan “como a todos”.
Rajoy: "La realidad es que cuanto más le conocen, menos le votan"
Pero si se ocupó de descalificar, por activa y por pasiva, al candidato Iglesias. “Para usted la política son meros gestos”, le ha dicho. Pero ha sido la más suave de las descalificaciones que le ha dedicado. “Cuando más crece la economía, más se alejan de la realidad y necesitan exagerar”, le ha insistido en otro momento.
Tras recordar varias polémicas frases pronunciadas por su interlocutor (escraches, Venezuela, denuncias de periodistas, entre otros asuntos), el dirigente conservador a asegurado que “no puede ser presidente del Gobierno quien no está dispuesto a gobernar para todos”.
“Usted tiene la costumbre de marcar líneas rojas, los buenos a una parte y los malos a la otra”, ha añadido. O esta otra frase: “La realidad es que cuanto más le conocen, menos le votan. ¿Cómo es eso posible si es usted tan brillante y sensible?”, le ha espetado en otro momento de su dura intervención.
Iglesias: "Me acusa de que no soy de fiar; pues no sé si es de fiar quien tiene a varios amigos en la cárcel"
Iglesias, en su segunda intervención se ha quejado, con elegancia, de la intervención “que le han escrito” y que ha calificado como “más propia de su portavoz Hernando que de su tradicional discurso habilidoso”. Y lo ha atribuido a la “preocupación” que ha causado la moción de censura presentada por su grupo “que le ha obligado a subir ya a esta tribuna varias veces”, en referencia a su contestación a Irene Montero y a él mismo. “Hoy no ha demostrado tablas, señor Rajoy”, ha proclamado Iglesias. “Me acusa de que no soy de fiar; pues no sé si es de fiar quien tiene a varios amigos en la cárcel”, ha rematado.
Al margen de la denuncia de los casos de corrupción en el interior del PP, Iglesias ha relatado una serie de medidas que conformarían su programa de gobierno que ha concentrado en cuatro conceptos: lucha contra la corrupción, una nueva política energética, acabar con la precariedad laboral y un cambio del patrón en la distribución de la riqueza.
Entre las medidas citó el aumento del salario mínimo interprofesional hasta los 800 euros en dos años y hasta los 950 en otros dos más, fijar “normas, reglas y límites a los mercados”, revalorizar las pensiones, crear un nuevo estatuto de los trabajadores, además de otras 11 dedicadas a frenar y perseguir los casos de corrupción.
“¿Y se preguntarán cómo se paga todo esto?”, se ha preguntado. Pues ha propuesto varias medidas para generar hasta los 20.000 millones de euros, entre ellas la ralentización del objetivo del déficit, una reforma tributaria y un impuesto a los bancos para compensar las ayudas públicas recibidas por el sistema financiero para superar la crisis. “En Portugal están funcionando esas medidas”, ha explicado.
El candidato de la formación morada también ha planteado a la cámara la necesidad de legar a un compromiso de Estado en lo que ha denominado “propuestas de diálogo no partidistas”. Un total de 8 “diálogos”: intergeneracional, calidad democrática, medio ambiente, género, cultura e infancia.
En su exposición programática Iglesias ha hecho hincapié en su discurso en el concepto de la plurinacionalidad de España que, a su juicio, debería tener reflejo en la Constitución. En concreto, sobre la situación de Catalunya, ha defendido el derecho a decidir, incluso el referéndum, aunque ha defendido que sea pactado. Y en esa línea se ha mostrado partidario de que “Catalunya no se marche”.
Pero ha denunciado que el PP y la estrategia defendida por Rajoy “han sido los mayores creadores de independentistas” desde su oposición al Estatut “aprobado aquí y en Catalunya” y el recurso que presentaron ante Tribunal Constitucional.
A todos estos puntos programáticos Rajoy no les ha dedicado ni unos segundos para analizarlos. Tan solo le ha dedicado nuevas descalificaciones. “España no se merece ese castigo de ser gobernados por ustedes”, ha pontificado en uno de los momentos más tensos de la tarde. Iglesias, tras insistir en que “hoy ni usted ni su bancada están tranquilos”, ha concluido con estas palabras: “Su partido necesita regenerarse pero no creo que sea posible hacerlo en el poder, espero que lo hagan en la oposición”.
Antes de este debate ha intervenido la portavoz del grupo confederal, Irene Montero, para defender la necesidad de la moción de censura. En una larga intervención (casi dos horas y cuarto), Montero ha realizado un profundo repaso al clima de corrupción. “España está harta de que le roben; ustedes tienen un proyecto servil”, ha proclamado. “Ustedes para gobernar necesitan mentir”, ha insistido.
Rajoy le ha contestado con descalificaciones. “Esta moción es un desahogo”, ha sentenciado. “Es una operación de fogueo que no se sabe muy bien contra quién es”, ha continuado para proclamar: “El trampantojo que nos ha dibujado esta mañana no coincide con la realidad. Hablando claro: han presentado esta iniciativa porque se estaban quedando sin oxígeno”.
El caso es que este prolegómeno se extendió, sin duda, en demasía por lo que la llegada de Pablo Iglesias a la tribuna cogió a sus señorías y a las tribunas de observadores un tanto saturados de conceptos que, a la fuerza, se vieron repetidos en el enfrentamiento entre el retador con el retado.
Tras ocho horas de debates y un receso de poco más de una hora el debate entró en una fase mucho más previsible. El cruce de conceptos entre el candidato y los portavoces del grupo mixto, PNV y ERC respondieron a los cálculos previstos: quienes apoyan a la moción (Compromís, EHBildu y ERC), quienes están en contra (UPN, Foro y CC), y quienes se abstienen (PDeCAT, NC y PNV).
El debate se retoma este miércoles 14, con Albert Rivera en nombre de Ciudadanos, el grupo de Unidos Podemos- En Comú Podem- En Marea, el socialista y el del PP. Después, ya pasado el mediodía, la votación por llamamiento personal de los diputados.
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