La pugna entre Sáenz de Santamaría y Cospedal, el gran misterio por desvelar del nuevo Gobierno de Rajoy
Rajoy, poco amigo de las crisis de Gobierno
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MADRID.- Sólo Mariano Rajoy sabe cuál será la nueva composición de su equipo de Gobierno. Pero de todas las quinielas, la más repetida es la que hace referencia al ascenso de María Dolores de Cospedal, actual secretaria general del PP, a un ministerio, mientras la actual vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría, permanecería en su cargo. Dada la conocida enemistad entre ambas, la mayor incógnita a desvelar en los próximos días es cómo el presidente se las arreglará para lidiar entre sus pugnas por el poder.
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Por eso Cospedal no aceptará ocupar sólo una cartera mientras Santamaría siga con la Vicepresidencia y la Portavocía del Gobierno. Varias opciones que se han barajado esta semana en los pasillos del Congreso: O bien Rajoy permite que la primera compagine ministerio y Secretaría General en el PP, o bien, quita a la segunda su cargo añadido de portavoz para equiparar la importancia de sus puestos.
Cospedal podría ocupar la cartera de Interior para sustituir a Fernández Díaz porque tendría poder y autonomía frente a Santamaría
La tercera alternativa es la más apuntada en las porras: que Cospedal ocupe una cartera importante que, en la práctica, no dependa directamente de la Vicepresidencia de Santamaría y tenga línea directa con Rajoy. Exteriores o Defensa podrían ser algunas de ellas, aunque la que suena con más fuerza es la de Interior, departamento del que fue subsecretaria y donde entraría para sustituir a Jorge Fernández Díaz a quien, tras el escándalo de las escuchas desvelado por este diario y su reprobación en el Congreso, se da por amortizado. Esos tres departamentos cuentan, además, con partidas de los Presupuestos para fondos reservados, igual que el CNI, que depende directamente de Sáenz de Santamaría.
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La salida de Cospedal al Gobierno conllevaría también cambios en la organización del PP y, según apuntaba un alto cargo del partido días atrás, éstos, a su vez, cambios en el Grupo Popular en el Congreso. La posibilidad más factible -siempre teniendo en cuenta que sólo Rajoy sabe qué hará finalmente- es que sea el vicesecretario de Organización, Fernando Martínez Maillo, quien ascienda la Secretaría General. El portavoz en la Cámara baja, Rafael Hernando, que ha servido desde su nombramiento para hacer de 'poli malo' frente a los ataques de la oposición, podría verse ascendido a un alto cargo en el PP o, incluso, el Gobierno.
Rajoy, poco amigo de las crisis de Gobierno
Rajoy, poco amigo de las crisis de Gobierno, sólo ha cambiado a sus ministros en situaciones de máxima necesidad. El primero fue Miguel Arias Cañete, candidato a las europeas de 2014, y a él le siguieron Alberto Ruiz-Gallardón -tras su polémica contrarreforma del aborto que no gustó ni entre los suyos-; José Ignacio Wert -tras dejar aprobada la contestada Lomce-; Ana Mato -tras ser sentada en el banquillo de la Gürtel-; Miguel Soria -tras verse implicado en los papeles de Panamá-; y Ana Pastor, a quien premió con la Presidencia del Congreso.
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En los mentideros se apunta a la posibilidad de dividir las carteras de Educación y Cultura -algo que el propio ministro descartó recientemente en una entrevista en RNE- y a que Catalá, que era el anterior secretario de Estado de Infraestructuras, podría abandonar Justicia para quedarse sólo con Fomento -competencia que asumió ya en funciones tras la salida de Pastor-.
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Otra de las dudas sería la permanencia de Fátima Báñez (Empleo) y Luis de Guindos (Economía). Las fuentes consultadas -que insisten en que sólo Rajoy sabe qué pasará- dudan sobre su renovación, aunque también constatan que ambos cuentan con el apoyo del presidente. A la primera le ofreció toda su confianza al nombrarla para el equipo negociador que consiguió el pacto con C's y con el segundo apagó la crisis del nombramiento de Soria para el Banco Mundial al acudir, en plena semana de la polémica, a presentar su libro. Ambos podrían pagar la factura de llevar una cartera especialmente difícil en épocas de paro y crisis económica o, todo lo contrario: ser premiados por aguantar las dificultades.