Este viernes, a las diez de la mañana, estaba citado a declarar Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso, en el Juzgado de Instrucción 19 de Madrid. Tiene que hacer por los dos presuntos delitos fiscales y uno de falsedad documental que se le imputan y que reconoció el pasado 2 de febrero con la intención de llegar a un acuerdo con la Fiscalía para evitar la cárcel. La declaración se ha pospuesto hasta tres veces, a petición de su defensa. 

Quien si declarará este viernes, es el ex secretario general del PSOE de Madrid y hasta hace dos días líder de la oposición, Juan Lobato. Lobato lo hará en el Tribunal Supremo, ante el magistrado de la Sala de lo Penal Ángel Hurtado, instructor de la causa abierta al fiscal general del Estado y a la fiscal jefe provincial de Madrid, y en calidad de testigo para dar explicaciones sobre cómo llegó a él el correo electrónico que el abogado de la pareja de Ayuso envió a la Fiscalía para alcanzar un pacto y cuya filtración se investiga en el Alto Tribunal. 

Aunque se trata de dos causas distintas, la segunda no se entiende sin la primera y al Partido Popular solo le interesa esa, sobre todo en lo que respecta a Álvaro García Ortiz. Pero la maniobra de Lobato
—desvelada por el diario ABC cinco días antes de que González Amador se sentase ante el juez— de depositar en una notaría las conversaciones de whatsapp con una compañera del PSOE en las que le hacía llegar el documento del email con la confesión de González Amador y su voluntad de alcanzar un acuerdo, ha provocado un terremoto político en el PSOE de Madrid que alcanza al Gobierno y, por tanto, tiene a los populares frotándose las manos.

El bulo del que el PP no quiere hablar

El ruido político y mediático de los últimos cinco días le ha servido a Alberto Núñez Feijóo para coger aire tras unas semanas difíciles por la gestión de la DANA en València y a Ayuso para eclipsar el caso de su pareja. Todos ganan, aunque Génova nunca ha escondido su incomodidad ante las informaciones sobre González Amador. 

Pero "es un ciudadano particular y lo importante es el fiscal general", zanjan fuentes de la dirección nacional, que insisten en la relevancia del informe de la UCO que señala el papel "preeminente" de García Ortiz en los hechos que desembocaron en la filtración. Sin embargo, no quieren hablar del otro extremo que se aclara en el mismo informe de la Guardia Civil: el entorno de Ayuso lanzó una información falsa que publicaron algunos medios de comunicación por el que había sido la Fiscalía quien ofreció el acuerdo a la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Era un bulo. El PP no quiere hablar de él, pero recoge sus frutos. 

En defensa de Lobato

Borja Sémper, portavoz nacional de la formación conservadora, ha asegurado este jueves que es posible que se haya cometido un delito en que "está implicado supuestamente la Moncloa, el fiscal general del Estado, el exjefe de Gabinete del presidente del Gobierno, su jefa de Gabinete y el secretario general del PSOE en Madrid". "Se han naturalizado escándalos y circunstancias políticas. Dimite Lobato pero no el fiscal general del Estado, ni Sánchez, ni ministros implicados", apostilló Sémper. No habló de los delitos fiscales de la pareja de Ayuso, que actuó de comisionista durante la pandemia y se lucró con la venta de mascarillas.

También Feijóo habló desde A Coruña, donde participó este jueves en el congreso de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos. Habló el presidente del PP de posibles "filtraciones ilegales del fiscal general del Estado hacia Moncloa y de Moncloa hacia Lobato". 

Además, en el PP también hacen una cierta defensa de Lobato para usar su dimisión contra Pedro Sánchez. "Le respeto política y personalmente", asegura Sémper. "Lobato ha tenido un gesto de dignidad", señaló el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, este miércoles. Los populares usan así a Lobato para azuzar al Gobierno, a lo que los socialistas responden rescatando lo que sucedió en la defenestración de Pablo Casado como presidente del PP que sirvió de alfombra roja para Feijóo.