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El portaaviones Príncipe de Asturias, vendido como chatarra por la mitad de lo esperado

Su sucesor: un portaaviones más manejable

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El portaaviones R-11 'Príncipe de Asturias', en una imagen de archivo. Armada Española

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@CdelCastilloM

MADRID.- La joya de la corona de la Armada española, que ha estado a punto de convertirse en un auténtico dolor de cabeza para el Ministerio de Defensa, ya conoce su destino final. Después de tres años esperando en los muelles de Ferrol, el R-11, más conocido como el portaaviones Príncipe de Asturias, será desguazado en Turquía.

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Defensa tasó el buque en 4,8 millones de euros. Cuando tres subastas por él quedaron desiertas, tuvo que rebajar sus pretensiones a la mitad

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En 2015 el Ministerio que dirige Pedro Morenés tasó los 8.572.320 kilos de metal reutilizable que aún tenía el buque en 4,8 millones de euros. Sin embargo, tuvo que ver como hasta tres subastas para buscar una empresa que quisiera hacerse cargo de él quedaban desiertas, incluso tras bajar el precio a 2,9 millones. Las dificultades del proceso de desguace y la bajada del precio del acero ahuyentaron a sus pretendientes.

Cubierta del portaviones de la Armada Española Principe de Asturias R-11 atracado en el puerto de La Coruña. España. Wikipedia

Morenés optó entonces por la primera opción y rebajó otro medio millón de euros sus pretensiones, convocando una nueva subasta para septiembre. Eso sí, avisó de que no se producirían una nueva ronda de bajadas de precio: serían 2,4 millones de euros o nada

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Su sucesor: un portaaviones más manejable

El nuevo buque insignia llamado a desempeñar el rol que durante 25 años ocupó el Príncipe de Asturias en la Armada es el Rey Juan Carlos I, botado en 2008. Aún más grande (231 metros de eslora), requiere la mitad de hombres para operar y es mucho más manejable y polivalente. Es un portaaeronaves anfibio multipropósito, ya que puede desde transportar y desembarcar tropas en un asalto hasta ser una eventual plataforma para aviación embarcada.

LHD Juan Carlos I en Málaga. Wikipedia

Además, el mayor barco de guerra construido en España sigue una línea que Defensa mantiene desde hace años: facilitar que los recursos militares puedan efectuar misiones que tradicionalmente se han desempeñado con medios civiles, ya que el Rey Juan Carlos I está especialmente diseñado también para "operaciones no bélicas". "Apoyo humanitario, evacuación de personal de zonas de crisis, buque-hospital en zonas afectadas por catástrofes" son algunas de las capacidades que la Armada plantea para el navío.

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