jerusalén
En muy pocos años, el príncipe heredero Mohammed bin Salman ha demostrado de manera consistente que posee todas las cualidades requeridas para crear problemas. Si el penúltimo fue la detención el viernes de una veintena de príncipes de la familia real que podrían entorpecer su camino hacia el trono, al día siguiente, el sábado, declaró a Rusia una guerra por el precio del petróleo.
Rusia se negó a negociar una reducción de su producción en vista de la crisis del coronavirus, como le pedía el príncipe, y ni corto ni perezoso, Riad anunció que inundará el mercado de petróleo, lo que causó una caída vertiginosa del precio del barril. Moscú no se inmutó y respondió que su economía puede aguantar diez años así, con los precios por el suelo.
Si no se llega a un acuerdo, esta guerra puede tener consecuencias graves, especialmente para la estabilidad de Arabia Saudí. Tampoco puede descartarse que provoque una recesión en Occidente, además de cuantiosas pérdidas para la economía de Estados Unidos en concreto, donde se ubican las principales empresas del sector energético. La estadounidense Occidental Petroleum, por ejemplo, que necesita que el barril esté por encima de los 40 dólares para tener ganancias, perdió el lunes más de la mitad de su valor bursátil.
Puede provocarse una recesión en Occidente, además de cuantiosas pérdidas para la economía de Estados Unidos
La reputación del príncipe se ha resentido otra vez, aunque no en Estados Unidos e Israel, las dos potencias aliadas que lo sostienen. De hecho, medios estadounidenses han informado que MBS mantuvo una conversación telefónica con Donald Trump solo unas horas antes de declarar la guerra de precios, es decir unas horas después de la redada contra los príncipes.
Los analistas creen que los saudíes tienen más que perder en esta guerra ya que Rusia posee fuentes de ingresos más variadas y también unas considerables reservas. Los saudíes dependen más del petróleo. Se les estima unas reservas de 500.000 millones de dólares, de las que ahora tendrán que tirar, contando con que además necesitan liquidez para las ambiciosas reformas que MBS ha puesto en marcha.
Para cumplir con los presupuestos aprobados de 2020, los saudíes necesitan que el barril ronde los 84 dólares, mientras que la caída libre causada por la guerra lo dejó en 36 dólares y con riesgo de seguir bajando. Algunos analistas señalan el barril podría caer a los 20 dólares creando tensiones muy fuertes en la economía mundial. El sector energético representa el 80 por ciento de las exportaciones saudíes y las dos terceras partes de sus ingresos fiscales.
Si el precio del barril continuara como hoy, las reservas saudíes se agotarían en cinco años. El país podría aguantar con sus actuales reservas durante algunos años más, dicen los expertos, pero para lograrlo tendría que renunciar a sus faraónicos planes para diversificar e impulsar una economía alternativa a la del petróleo en los próximos años. En cualquier caso, el ministerio de Finanzas ya ha ordenado a los distintos ministerios que presenten propuestas alternativas de sus presupuestos que contemplen una reducción de entre el 20 y el 30 por ciento.
La arriesgada jugada es lograr que Rusia entienda que MBS es quien determina los precios de la OPEP, y también de la OPEP+, que incluye a Rusia. De otra manera, ninguno saldrá ganando, afirma el mensaje del príncipe. Algunos analistas predicen que si esto sigue así, Riad tendrá que volver a imponer severas medidas de austeridad en un país acostumbrado a los subsidios y al empleo estatal poco productivo.
El valor de Saudi Aramco, la gigantesca compañía energética que MBS está privatizando, también cayó a plomo, lo que anuncia nuevas incertidumbres sobre el proceso de su privatización, que se rige por una valoración de referencia hecha por Riad de 2 billones de dólares. El presidente de Aramco comunicó el miércoles que la producción saudí se incrementará en un millón de barriles diarios más, hasta llegar a los 13 millones.
Arabia Saudí como Rusia han iniciado una guerra de desgaste y tendrán que enfrentarse a importantes pérdidas
Desde el punto de vista político, Riad y Moscú han mantenido una curiosa alianza durante el último lustro cuyo fruto principal ha sido precisamente el consenso a la hora de mantener rentables el petróleo. Pero mientras recientemente la OPEP ha mantenido su producción de manera rigurosa, otros países ajenos a la OPEP, incluida Rusia, la han ido aumentado poco a poco. Si no se subsana la crisis, es muy probable que el mercado se exponga a peligros adicionales.
La cuestión es que tanto Arabia Saudí como Rusia han iniciado voluntariamente una guerra de desgaste que les llevará a tener que absorber importantes pérdidas, y que en principio los saudíes parecen el eslabón más débil. MBS se ha metido en otro lío que si no se resuelve pronto podría perjudicarlo a él más que a nadie.
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