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Pactos parlamentarios El Gobierno hace malabares para hacer "compatibles" pactos con Cs, PNV y ERC, con la vista puesta en los Presupuestos

El último ensayo de la geometría variable consiguió que el Congreso diera el miércoles luz verde a la prórroga del estado de alarma, mientras el Ejecutivo allana el camino para que Ciudadanos apoye los Presupuestos para 2021. Parte de sus aliados siguen molestos por su falta de diálogo. Sánchez siempre vio compatible entenderse con Unidas Podemos y con Ciudadanos.

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas.

madrid,

El Gobierno de coalición pasó con éxito su último ensayo de la geometría variable que tendrá que practicar toda la legislatura si quiere que su proyecto político salga adelante.

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Aunque ha ido perdiendo apoyos en las votaciones de las últimas prórrogas del estado de alarma, en el Congreso de los Diputados, el miércoles logró remontar la situación, para dejar un saldo en positivo. Logró el apoyo del PNV y Cs, así como la abstención de ERC -que antes había votado "no" en dos ocasiones-.

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Eso no quita que algunas fuerzas del bloque de la investidura hayan elevado el tono de sus reproches por no encontrar voluntad de acuerdo en el Gobierno -Compromís volvió a votar "no" el miércoles-, pero distintas voces del Ejecutivo ponen más el acento en destacar las mayorías que han conseguido, y se afanan por vender como "compatibles" estos acuerdos con formaciones tan dispares, en algunos casos antagónicas, como ERC y Cs.

El Gobierno ha mezclado agua y aceite con estos pactos, y hoy presume de las mayorías logradas

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El Gobierno ha hecho encaje de bolillos para mezclar agua y aceite, y para vender que este modelo es viable y es por el que quiere seguir apostando. De momento, ha salvado los muebles, y ahora está calculando la dosis de equilibrio y paciencia que necesitará sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado para 2021, cuya aprobación será la que determine la duración de la legislatura.

Aún tiene tiempo para elaborar las cuentas, pero, dado que ha prometido presentarlas en tiempo y forma, y que esto supone hacerlo antes del 30 de septiembre, tiene menos de cuatro meses por delante, y ya ha acelerado los trabajos para lograrlo.

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Sánchez ya en 2016 intentó gobernar con pactos con Unidas Podemos y Ciudadanos

El Gobierno hace lo posible hoy por vender estos pactos como puede, incidiendo en que el equilibrio de fuerzas es el que es, y lo cierto es que de algún modo Pedro Sánchez va camino de lograr su frustrado sueño de 2016; gobernar con pactos con la izquierda y con la derecha. Fue entonces cuando Sánchez intentó gobernar con Cs, pero hoy la situación es la contraria. Es Unidas Podemos quien se sienta en el Ejecutivo, pero Cs ha sido un aliado decisivo en las últimas votaciones, y podría serlo aún más. El líder socialista siempre vio compatible el entendimiento con Unidas Podemos y Ciudadanos, a pesar de los vetos cruzados mutuos entre ambas fuerzas.

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Con todo, este equilibrio no es fácil; en los últimos días, el PNV reconoció su desconfianza por su pacto con Cs; el partido de Inés Arrimadas se desmarcó del acuerdo del Ejecutivo con Bildu a cuenta de la derogación de la reforma laboral, y las críticas de ERC por pactar con Ciudadanos son de sobra conocidas. Y esto, por no hablar de las suspicacias de Unidas Podemos, que nunca ha considerado a Cs más que como un socio temporal y coyuntural.

A esto se une que, cuando se inicie la negociación de los Presupuestos, es más que probable que se conozca ya la fecha de las elecciones catalanas, lo que también condicionará la postura de los partidos catalanes y, en especial, de ERC.

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Montero y el "ejercicio de acuerdo permanente"

La más clara en este sentido ha sido la ministra portavoz, María Jesús Montero, incidiendo este martes en que todos los acuerdos logrados "son compatibles entre sí". Montero se justificó recordando que el PP ha dimitido de su responsabilidad como oposición, y destacó que el Ejecutivo está obligado a amoldarse a la "nueva política", al "ejercicio del acuerdo permanente" con distintas formaciones.

Esto pasa por "ampliar esas mayorías", más allá de los aliados que respaldaron la investidura, para lograr la aprobación de nuevas medidas; a corto plazo, para aprobar el estado de alarma y los sucesivos decretos de medidas del Gobierno; a largo, reconoció, esto podría permitir explorar un acuerdo para los nuevos Presupuestos.

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De hecho, tras semanas sin descartar esta posibilidad, el martes fue primero el ministro de Consumo, Alberto Garzón, y después la ministra portavoz, quienes señalaron que "ojalá" Cs se sume a estas cuentas públicas.

De hecho, Garzón afirmó que estaría "cómodo" si lograra pactar los Presupuestos de mayor inverción pública que necesita España con el partido de Inés Arrimadas.

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Sobre el papel, Unidas Podemos ha alabado la responsabilidad de Cs al apoyar dos prórrogas hasta la fecha, pero, en privado, en la formación de Pablo Iglesias siguen sin creer que Cs sea un socio fiable en esta materia.

No van a posicionarse públicamente contra estos acuerdos, sino que la idea es dejar que esta situación caiga por su propio peso. Podrían pactar con el partido naranja en cuestiones concretas, pero difícilmente podrían acordar medidas sociales del calado que llevan en su programa electoral -por no hablar de medidas fiscales- y son plenamente conscientes de este escenario.

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Además, todas las voces de la formación morada, con mayor o menor contundencia, han insistido estos días en que el Gobierno debe reparar cuanto antes las relaciones con el bloque de investidura. En el pasado lograron pactar con Cs una reforma de la Ley Electoral que acabó en vía muerta, pero ven casi imposible aprobar unos Presupuestos comunes.

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