El líder del Partido Popular, Pablo Casado, ha evitado respaldar públicamente a la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, después de unas polémicas declaraciones en la Asamblea de Madrid. La dirigente popular alabó la trayectoria de Juan Carlos I después de que el rey emérito haya pagado una deuda de 678.393,72 euros a hacienda por dinero presuntamente defraudado.  Ayuso lo justificó al asegurar que él no era "un ciudadano más". "Por supuesto que la ley es para todos la misma pero no todos iguales ante la ley", señaló durante la sesión de control.

Este viernes Casado se ha desplazado hasta Badalona y le han preguntado si comparte las declaraciones de Ayuso. "Yo he marcado claramente la posición del PP al respecto, me quedo con el legado del rey Don Juan Carlos por la democracia, por la transición, como artífice del periodo constituyente y lo que creo es que las respuestas que se tengan que dar las dará la Casa Real", ha dicho. El líder del PP ha defendido la "ejemplaridad" del actual monarca, Felipe VI. 

"Mi absoluto respaldo a la jefatura del Estado y absoluto rechazo de vídeos y declaraciones de los socios de Sánchez, Podemos, y los partidos independistas y batasunos. La jefatura del Estado que representa Felipe es ejemplar. Desde el PP defendemos el legado de Juan Carlos y la acción actual de Felipe", ha zanjado, sin hacer alusión alguna a la presidenta madrileña ni a los movimientos fiscales del emérito.

La vicesecretaria de Política Social del PP, Ana Pastor, también evitó citar al emérito en rueda de prensa el pasado jueves. "La persona a la que usted se ha referido", dijo, emulando al expresidente Mariano Rajoy y su famoso "ese señor del que usted me habla" cuando se le preguntó por las actividades delictivas del extesorero del PP, Luis Bárcenas, actualmente en prisión.

Por su parte, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha asegurado desde Bruselas que "el rey emérito tiene las mismas obligaciones fiscales que todos los ciudadanos. Ni más, ni menos, el principio de igualdad". Al pagar el dinero el rey emérito ha confesado que ocultó al fisco el manejo de más de 800.000 euros, que movió como dinero negro, y que lo hizo después de haber abdicado en junio de 2014. Y eso le expone a una investigación de la Inspección tributaria cuyo desenlace es, ahora mismo, incierto.