Nuevo líder del PP Casado vuelve a reciclar el discurso de Le Pen: "La España que madruga"
El nuevo líder del Partido Popular apela a las clases medias en la intervención previa a su elección como nuevo presidente de la formación conservadora, usando la misma frase que ya hizo suya en 2015.
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madrid,
Pablo Casado lo ha vuelto a hacer. Este sábado, en la jornada definitiva que le ha llevado hasta la presidencia del Partido Popular, entonaba un discurso conocido. El ahora nuevo líder del PP, logo presente sobre fondo azul celeste de fondo, se refería a la formación conservadora como "un partido de base", afirmando que "sobre todo", se dirigía a "las clases medias".
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"Somos el partido de la España que madruga", profería Casado, dejando lugar a un momento de silencio y desatando el aplauso de los asistentes. La frase ya es familiar para el político, que también la utilizó en el año 2015 con motivo de la conferencia política del partido celebrada en aquel mes de julio. Sin embargo, el creador original de la fórmula no era él: de cara a las elecciones a la presidencia de Francia de 2012, Marine Le Pen –lideresa del Frente Nacional– hizo de esta una de sus principales consignas campaña. "La France qui se lève tot" marcó significativamente el discurso de la ultraderechista francesa, que además aderezaba sus palabras con actos de performance política acudiendo a algunos lugares de trabajo donde la plantilla iniciaba su actividad a las 5:00 de la mañana. El lema, además, tampoco era originalmente suyo, sino que lo había usado previamentre el expresidente galo Nicolas Sarkozy. Le Pen, sin embargo, lo patentó como suyo.
Así, esta parte del discurso de Casado, que puede escucharse a partir del minuto 16:45 de su intervención, presenta al PP como "el partido de los autónomos que levantan la persiana sabiendo que sacan adelante a su familia y al mismo tiempo están sacando adelante a su país"; "de los pensionistas que madrugan para llevar a sus nietos al colegio y que quieren tener una pensión digna, sostenible, a la altura del esfuerzo de toda su vida"; "de los jóvenes que madrugan para ir a clase y que quieren una ley de educación que les garantice un proyecto próspero en un mundo competitivo"; y "de las mujeres que madrugan y no quieren más que un país con igualdad de oportunidades en las que el género no sea ni un requisito,ni un plus, ni un mérito, ni un handicap".
Otros famosos discursos reciclados
Este caso recuerda a otros en los que figuras políticas o mediáticas han recurrido al reciclaje de otros para elaborar algunos de sus discursos. Hace apenas dos meses, Albert Rivera hacía saltar las alarmas en las redes sociales por su discurso pronunciado en la inauguración de su plataforma España Ciudadana. Múltiples fueron las alusiones que encontraban similar su apología a "ver españoles" y nada más –"Yo no veo gente urbanita y gente rural; yo veo españoles" / "Yo no veo jóvenes o mayores; yo veo españoles" / "Yo no veo trabajadores o empresarios; yo veo españoles" / "Yo no veo creyentes y agnósticos; yo veo españoles"– con los discursos falangistas por la "unidad de destino en lo universal" que constituye "España" –no un "agregado de hombres y mujeres", ni "una lengua, una raza o un territorio", ni "unos a la derecha" y "otros a la izquierda"–.
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Y sonado fue en el 2016 el del plagio que hizo Melania Trump del que pronunciase Michelle Obama otros años antes. "Desde muy joven, mis padres me inculcaron los valores de que trabajas duro por lo que quieres en la vida, que tu palabra es sagrada y que cumples lo que prometes, que tratas a la gente con respeto", afirmaba la actual primera dama de los Estados Unidos y esposa de Donald Trump.
Obama en 2008, narraba su infancia de un modo sospechosamente similar: "Barack y yo fuimos educados con valores muy similares: trabajas duro por lo que quieres en la vida, que tu palabra es sagrada y que cumples lo que prometes, que tratas a la gente con dignidad y respeto". Aunque en un primer momento Trump se defendió diciendo que sus palabras eran genuinas y que las había redactado ella misma, finalmente, la verdadera escribana del discurso, Meredith McIver, terminó reconociendo el préstamo y pidiendo disculpas.