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BARCELONA.- Tras más de 40 años de historia, Convergència Democrática de Catalunya se ha despedido este viernes como formación política para dar paso a un nuevo partido que esta tarde debía escoger su nombre en un congreso fundacional con más de 3.000 militantes registrados. Pero las propuestas que se han hecho llegar a los asistentes y que debían votarse a mano alzada a continuación no han convencido en absoluto, hasta el punto de que las propuestas de Més Catalunya (MÉSCat) y Catalans Convergents (CATconvergents) han sido recibidas con silbidos.
Tras algunos minutos de incertidumbre y un receso donde algunos asociados han abandonado el plenario del Centro de Convenciones Internacional de Barcelona -el sitio escogido para este cónclave que durará hasta el domingo-, la dirección del congreso ha decidido aplazar la votación y crear una nueva comisión para debatir las nuevas siglas, que trabajará en la incorporación de nuevos nombres en la jornada de mañana, donde están previstos los otros dos debates de carácter ideológico y de bases organizativas ya programados.
En esta nueva comisión, los dos nombres propuestos no saldrán de la agenda pero, a tenor de las consideraciones de la militancia, podrían sumarse nuevas candidaturas hasta ir descartando las que generen menos consenso. Lo que no ha sabido confirmar la dirección del congreso es si la votación definitiva para elegir el nombre se hará este fin de semana o se buscará otra fecha en las próximas semanas.
Desde luego, no ha arrancado con buen pie el congreso fundacional de la extinta CCDC. Algunos militantes consultados hacían broma de la situación: "¿Queríamos democracia para decidir? ¡Toma democracia!", mientras que otro militante confesaba que, tras escuchar los dos nombres propuestos, "se me han caído al suelo".
Todo estaba preparado para que el entierro de Convergència y el bautizo de la nueva formación coincidieran en el mismo día. Pero el anuncio fallido de los dos nombres ha alterado los planes. Antes de desvelar las propuestas, sin embargo, Artur Mas, impulsor de la refundación y exlíder del partido hoy desaparecido, había inaugurado el cónclave con palabras llenas de esperanza y optimismo.
"Queremos repensarnos", ha dicho el expresidente catalán en una intervención donde ha vuelto a sacar su lado más poético y marinero, dos 'clásicos' en sus mítines. "Zarpa un nuevo barco rumbo a Ítaca, ese puerto tantas veces imaginado, de aguas libres y prometedoras", ha explicado sobre el destino al que el nuevo partido espera llegar.
"Este partido no nace de la nada. Hace 40 años el país estaba por reconstruir, ahora no. Hemos aprendido a hacer política, estamos aprendiendo a hacer política", ha continuado. Sobre la ideología de la nueva fuerza, Mas ha dicho que nace con "mentalidad de gobierno", apelará a la "centralidad social" y estará alejado de "hiperdoctrinas". Y sobre la apuesta soberanista, también ha indicado: "El partido nace con un objetivo concreto: pasar de la autonomía a la soberanía. Transitar de la España plurinacional que el gobierno no respeta a un estado de pleno derecho miembro de la UE". Y se ha despedido con las palabras más aplaudidas. "Fundadores y fundadoras: hagamos de Catalunya el mejor país de Europa".
Poco podía imaginarse lo que acabaría sucediendo después cuando Jordi Cuminal, diputado de Junts pel Sí, ha presentado a continuación las dos propuestas de nombre para el nuevo partido. Antes de entrar a valorar cada candidatura, ha explicado que en ambas se ha dado prioridad a Catalunya y los catalanes, reforzando un mensaje que Artur Mas había lanzado unos minutos antes: "Estamos más enamorados de nuestro país que de las siglas de un partido". Cuminal también ha desvelado que para orientar los encargos, habían hecho una encuesta a la militancia de CDC y que el 65% de los participantes quería mantener una parte del nombre 'Convergència' en el nombre.
De ahí que una propuesta la contenga, la de Catalans Convergents (CATconvergents), de la que Cuminal ha destacado la "voluntad de renovación" por poner el país "como sujeto" y el partido "como apellido". La otra candidatura, más rompedora pero igual de denostada a tenor de los silbidos registrados en la sala, Més Catalunya (MésCAT), busca otro registro conceptual, ha argumentado Cuminal: "actitud de avanzar, actitud constructiva". Un mal presagio, sin duda.
Ideología, bases organizativas y dirección de partido
Los militantes que a lo largo de estos tres días participan en el congreso fundacional disponen desde hace días de dos documentos maestros firmados por la actual dirección del antiguo partido: uno con la propuesta de bases fundacionales de la nueva herramienta política y otro con la de las bases organizativas.
En el primer archivo, que consta de siete páginas, la nueva formación se postula como un partido con "vocación de mayoría y mentalidad de gobierno" que quiere representar la "centralidad política y social". Además, se marca objetivos como el de "convertir a Catalunya en un estado de la Unión Europea", aunque en ninguna parte aparece el concepto 'independencia'. En la aproximación ideológica más detallada que se encuentra en el documento, el nuevo partido se declara "demócrata, catalanista, soberanista, europeista y humanista". En el texto también se incide en que el financiamiento tendrá un sistema "mixto", con partidas provenientes del dinero público derivado de los resultados electorales y aportaciones de asociados y donaciones de particulares. Por último, en el escrito se apela a "la experiencia política de cuatro décadas", aunque con matices: "este partido nace en el siglo XXI y está pensado para el siglo XXI".
En las propuestas de bases organizativas se exploran las estructuras del nuevo partido, sin duda el apartado que más interés ha despertado y que promete traer más discrepancias a la hora de ser aprobado. 42 páginas en las que los asociados tendrán que decidir sobre aspectos como la incompatibilidad de cargos ('¿se puede compaginar un cargo en la dirección ejecutiva del nuevo partido con un cargo en el gobierno catalán?', reza una de las preguntas), las limitaciones de mandatos, los mecanismos de participación y los órganos de la nueva dirección, que en el texto se cataloga como "más horizontal". Desde luego, la estructura nacional que se someterá a votación consta de solo cinco niveles: Asamblea Nacional, Consejo Nacional, Comité Nacional, Dirección Ejecutiva Nacional y Presidencia. Si los militantes rechazaran esta cadena, se tendrá que debatir un nuevo sistema.
Tanto la propuesta de bases fundacionales como la de bases organizativas se someterán a debate a lo largo de este sábado a través de dos comisiones. Será el momento de comprobar la fuerza real de los sectores críticos del partido que ya han anunciado enmiendas en algunos puntos, mientras que las votaciones finales tendrán lugar el domingo por la mañana, donde también se someterá al juicio de la militancia el documento de transitoriedad entre CDC y la nueva fuerza política.
Xavier Trias pide "perdón"
A colación de lo que implica este documento, en el XVIII y último congreso de CDC celebrado esta tarde justo antes del que tiene como objetivo sentar las bases de la refundación, uno de sus fundadores, Jacint Borrás, ha sido escogido para llevar la dirección del antiguo partido durante su transición jurídica y antes de la "liquidación" definitiva.
Así las cosas, CDC seguirá existiendo un tiempo pero no tendrá acción política. El motivo de esta disolución a medias se debe, básicamente, a los casos judiciales que tiene abiertos y a las subvenciones por derechos electorales de las que aun puede beneficiarse. A Borrás le acompañará, en esta corta aventura que tendrá como objetivo las históricas siglas, otros miembros del antiguo partido como Roser Olóndriz y Carles del Pozo.
En el mismo congreso, el exalcalde de Barcelona, Xavier Trias, ha abierto la sesión con un discurso trufado de nostalgia, tristeza y esperanza. "Hemos tenido grandes liderazgos", ha reconocido, antes de loar la figura de Jordi Pujol, del que ha destacado su "liderazgo" y "generosidad". "Era mi referente político. Entré en el partido por admiración hacia él", ha añadido. Aunque también ha entonado el mea culpa: "Hemos de pedir perdón por nuestros errores y liberarnos de hipotecas del pasado".
Más soberanismo, menos 'pujolisme'
Con el congreso fundacional que ha arrancado hoy viernes y terminará el próximo domingo, CDC pone fin a casi 42 años de existencia. Fundada en noviembre de 1974 por Jordi Pujol, en una reunión semiclandestina, durante décadas ha sido una fuerza hegemónica en Catalunya. Pero, ¿por qué apuesta por resetearse un partido que ha gobernado 29 años, 11 con mayoría absoluta y que a día de hoy cuenta con un hombre de su formación en la presidencia de la Generalitat?
La repentina deriva soberanista del partido, iniciada en 2012 tras el fracaso del pacto fiscal y las primeras grandes manifestaciones independentistas, es una de las causas. Tras años promoviendo pactos estatales y colaborando estrechamente con el partido que gobernaba en España, la nueva realidad catalana no le ha traído más votos. Todo lo contrario. La formación ha ido registrando paulatinamente resultados electorales cada vez peores y en los últimos comicios ha explorado horizontes de todo tipo: Junts Pel Sí, Democràcia i Llibertat o separarse de su gran aliado, la Unió Democrática de Catalunya de Josep Antoni Duran i Lleida, han sido algunas de las fórmulas escogidas.
Fuentes del partido, sin embargo, reconocen que el Caso Pujol, que explotó durante el verano de 2014, ha sido el detonante que ha motivado realmente esta ruptura con su pasado. Que el fundador del partido, líder del mismo durante tres décadas y expresidente de la Generalitat esté manchado por la corrupción es una losa demasiado pesada para una formación acostumbrada al poder.
La refundación ha sido impulsada por el líder del partido, Artur Mas, cuya propuesta para el nuevo partido pasa por formar un tándem presidencial. Un liderazgo bicéfalo donde podría acompañarle, según apuntan medios como el Diari Ara, la portavoz del Govern Neus Munté. Esta idea cuenta con muchos apoyos en este proceso iniciador pero también con algunas voces críticas.
Mas, así lo ha reconocido, quiere ejercer de "puente entre la manera de hacer de hace años y en todo lo que debe nacer a partir de ahora". Entre sus propuestas, está la de "feminizar y rejuvenecer" el futuro partido, de ahí que la fórmula de presidencia compartida se circunscriba, también, en términos de género.
Carles Puigdemont, que cerrará este congreso fundacional el próximo domingo, se mantendría al margen de la nueva dirección del partido, centrado como está en superar, en septiembre, una complicada cuestión de confianza en el Parlament. En cualquier caso, no será hasta el próximo 23 de julio cuando se escogerán los miembros del ejecutivo de de la nueva fuerza política. Será en un segundo congreso. Y puede que aun no sepamos cómo se llama la nueva CDC.
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