"¿No querrás que me acueste con Rajoy?" y otras frases del lenguaraz Fabra
Hoy comienza el juicio del ‘caso Fabra': una causa que lleva al banquillo a uno de los políticos más irreverentes de la actual democracia
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"Ya era hora, después de nueve años de indefensión pública soportando las mofas de gentuza". Con esta frase se despachó Carlos Fabra ante la prensa el pasado mes de marzo cuando, después de nueve años de instrucción, se anunció que finalmente la causa en la que se encuentra acusado por el ‘caso Naranjax' llegaría a los tribunales este otoño.
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Daba igual que el retraso se debiera a los inauditos relevos de jueces en el juzgado Nules que llevaba la investigación o a las maniobras de dilación llevadas a cabo por su abogado: Fabra dejaba escapar su fuerza por su boca. Sin embargo, a esas alturas ya no sorprendió a nadie.
Porque el que fuera desde Castellón un destacado barón del PP con peso en Génova, llevaba años dando rienda suelta a su lengua, quizás en paralelo a la impunidad que parecía sentir en su feudo, donde los jueces de la audiencia provincial -la misma en la que hoy empieza a ser juzgado- se movían para tratar de retirarle acusaciones y con ello, minimizar una posible condena.
Llamó "hijo de puta" al líder de la oposición, excusándose en que es "una frase común en Castellón"
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Célebre fue la ocasión en que, ostentando la presidencia de la diputación en sede parlamentaria, llamó "hijo de puta" al líder de la oposición, excusándose posteriormente en su teoría de que es una "frase bastante común en nuestra provincia" ; o aquella, en que, en el mismo contexto, llamó "payasos" a los diputados que pedían su dimisión. Pero estos incidentes, lejos de ser excepcionales, han supuesto durante años la moneda de cambio con que ha tratado a los críticos con su gestión.
"He comprado el 27.931 y si me toca me sacaré la pirula y mearé en la sede de Izquierda Unida", declaró en noviembre del 2008, después de que los seguidores del partido de izquierdas difundieran un fotomontaje con su imagen supliendo al ‘calvo' en el cartel de la lotería de Navidad y soplando las bolas que conformaban ese número. Su objetivo, airear la sospechosa buena fortuna del ahora ex dirigente popular, agraciado -según sus declaraciones- con 250.000 euros en premios entre 2000 y 2004, y con dos millones del sorteo del Niño en 2008. Con un "si no les toca la lotería, que es muy probable que no tengan la suerte que tengo yo, al menos que les toque la lotería de la salud", ironizó el barón castellonense ante los periodistas que asistieron a uno de sus almuerzos navideños.
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Pero la locuacidad de Carlos Fabra no se limita al insulto fácil y la ironía tabernaria. En 2009, en una cena ante los militantes de su partido, desgranó con detalle su modus operandi para alzarse y mantenerse en el poder en la provincia castellonense : "El que gana las elecciones coloca a un sinfín de gente. Y toda esa gente es un voto cautivo. [...]Yo no sé la cantidad de gente que habré colocado en doce años, no lo sé. Pero entre el hospital, el puerto... ni sé. Tonterías... La madre que quiere entrar en el colegio de la Consolación de Burriana... que está muy difícil... y esa señora es un voto agradecido. [...] No hace falta que me extienda mucho más".
"Si me toca la lotería me sacaré la pirula y mearé en la sede de Izquierda Unida"
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Por aquellas fechas Fabra se sentía fuerte y presumía de su poder para poner y quitar gobiernos autonómicos, de lo que presumía cuando, ante las pugnas de poder internas en el PP valenciano, aseguraba que "en Castellón no hay ni zaplanistas, ni campsistas; aquí sólo hay fabristas". Y la dependencia de sus votos se extendía más allá de los límites de la Comunitat Valenciana, donde, pese a sus imputaciones judiciales, seguía gozando del apoyo de líderes como el entonces candidato Mariano Rajoy, que le tildó de "ciudadano y político ejemplar" . Incluso cuando algún periodista le manifestaba sus dudas acerca de ese respaldo, Fabra era explícito: "¿Qué quiere?, ¿que (Rajoy) se me declare?, ¿que me diga "Fabra, te quiero"? No sé que apoyo explícito más quiere. ¿No querrá que me acueste con él? ".
Sin embargo, todo ese apoyo comenzó a decaer en cuanto el aeropuerto de Castellón, el último proyecto estrella impulsado por Carlos Fabra -"¿Os gusta el aeropuerto del abuelo?", preguntó a sus nietos el día de la inauguración- con el apoyo de Francisco Camps y el entonces alcalde la capital de La Plana y actual presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, se convirtió en el símbolo internacional de la política del despilfarro llevada a cabo en España durante la última década. "Hay quienes dicen que estamos locos por inaugurar un aeropuerto sin aviones, no han entendido nada. Durante mes y medio cualquier ciudadano que lo desee podrá visitar esta terminal o caminar por las pistas de aterrizaje, algo que no podrían hacer si fueran a despegar o a aterrizar aviones", proclamó Carlos Fabra ante los suyos el día de su inauguración con el entusiasmo del que se siente el tuerto en el país de los ciegos.
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"Cuando pongamos en marcha el aeropuerto habrá una panda de inútiles que tendrá que comerse sus palabras"
Pero a medida que pasó el tiempo y el aeródromo seguía sin inaugurarse, el tono de sus declaraciones se fue agriando. "Cuando pongamos en marcha el aeropuerto, habrá una pandilla de inútiles, de políticos de esta provincia y de fuera de ella, que tendrá que comerse sus palabras. Toda esa gentuza no ha hecho más que poner en evidencia a la provincia de Castellón", declaró en abril del pasado año , aún como presidente de la empresa promotora del mismo.
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Tan solo un mes después, Carlos Fabra abandonaba ese cargo, pero no lo hizo con la boca callada. Por un lado reconoció el electoralismo de la inauguración -"cuando lo inauguramos tenía mucho de mediático de cara a las elecciones" , declaró; por otro, que el hecho de que no estuviera operativo no fue cosas suya ("le garantizo que tengo la conciencia muy tranquila de no ser el responsable de que ese aeropuerto no esté funcionando").
Desde entonces, la verborrea del otrora todopoderoso barón provincial del PP ha menguado, aunque no ha dejado de destilar puntualmente algún eco de lo que llegó a ofrecer antaño. La última ocasión, cuando declaró que Bárcenas "es un sirvengüenza como la copa de un pino" , aunque siempre matizando que "en todas partes cuecen habas", en referencia a los "mil millones de los ERE de Andalucía" (sic), de los cuales, aseguró, "una parte importante está en putas y cocaína, pero no sabemos dónde está el resto".
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En todo caso, con más o menos locuacidad, a Carlos Fabra, con medio pie en el banquillo, aún le queda algún apoyo. El último, el que le brindó el President de la Generalitat, Alberto Fabra, que este lunes le deseó "todo lo mejor [...] a nivel de amistad".
¿Visitará Fabra (Alberto) a su padrino político en su periplo judicial que empieza hoy? ¿Lo harán todos los que durante años pusieron las manos en el fuego por él? Es difícil de pronosticar, aunque quizás menos que de vaticinar que Fabra (Carlos) no acabará su vista sin regalar una nueva perla que agregar a una trayectoria política marcada por el desenfreno verbal.