“No soy militante del PSOE porque no puedo entender el cupo vasco”
Pedro Sánchez encuentra los más peculiares comentarios en las asambleas ciudadanas que acaba de poner en marcha, desde quien opina que los medios de comunicación darán la victoria a los socialistas, hasta quien pide impuestos para los robots
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MADRID, Actualizado:
No deja de ser un riesgo que un político se enfrente a las preguntas directas de los ciudadanos, pero el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha decidido asumirlo con todas las consecuencias y, con ligeros traspiés, ha pasado con relativa comodidad los dos primeros envites a los que se ha enfrenado.
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Bien es cierto que las asambleas ciudadanas están altamente controladas por el partido y, en su inmensa mayoría, los asistentes, son militante o simpatizantes del PSOE. Sin embargo, eso no está evitando preguntas incómodas, comentarios desafortunados y opiniones de las más peculiares, muy alejadas de lo que prima en la actualidad política y mediática.
Según asesores cercanos a Pedro Sánchez, lo que busca el líder del partido es poner otros temas encima de la mesa que no sean lo que, según dijo, quieren que marquen la actualidad “las élites” que están en los medios de comunicación y en el poder económico.
Pero todo tiene sus riesgos, y hay algunos temas que tampoco le gusta tratar a Sánchez. Se vio claro en la primera asamblea de Granada, cuando fue preguntado para cuándo iba a presentar una moción de censura para echar a Mariano Rajoy del poder, y además se le instó a hacer propuestas claramente de izquierda para que Podemos “no nos coma la tostá”. Esta cuestión, fue la que más expectación levantó, pero fue obviada por Sánchez y quedó como la única interpelación que se “olvidó” de contestar.
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En la asamblea de Madrid, con numerosas intervenciones, Sánchez se encontró de todo. Y, aunque el tema central era las pensiones, cada asistente comentaba o preguntaba lo que se le antojaba en ese momento.
“Desde Parla, con amor”. Así empezó un asistente para relatar que tras 38 años de autónomo como taxista le había quedado una pensión de 635 euros. “Y soy hijo de taxista, y nieto de cochero”, puntualizó el señor, para realzar que venía de una larga tradición familiar dedicada al transporte de viajeros. Eso sí, todo para corregir la afirmación de Sánchez de que la pensión mínima de los autónomos era más alta.
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También Sánchez patinó cuando una señora le propuso que se quitaran las pensiones vitalicias para los políticos, metiéndose en un circunloquio en el que se vio claramente que no sabía si todavía existían o qué planteaba el PSOE al respecto.
Luego, provocó mucho murmullo en la sala otra persona que, al coger al micrófono afirmó: “Yo no soy militante del PSOE, porque no puedo entender el cupo vasco”. Y luego habló de otra cosa.
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También se plantearon “impuestos para los robots”, que sea compatible cobrar dos pensiones a la vez y hasta otro ciudadano que se quejó de la poca repercusión que en los medios había tenido el acto, porque no lo había oído anunciar. Pidió invertir más en los medios de comunicación, “porque son los que nos van a dar la victoria”, sentenció.
Sánchez capea el temporal de preguntas como puede, siempre se agrupan de cuatro en cuatro, y esto le permite al líder sortear las más complicada u “olvidarse” de alguna. También se ha visto obligado en varias ocasiones a confesar su desconocimiento de algún tema, saliendo del trance con la promesa de estudiarlo.
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Pese a todo, la campaña parece que gusta a los que asisten al acto. La mayoría da las gracias a Sánchez por “bajar al ruedo” y le piden que estas asambleas se conviertan en una práctica habitual, en lugar de tanto mitin.
Sus colaboradores también están satisfechos, aunque con el corazón en vilo en cada acto. Uno de ellos, al ser preguntado por el formato, se acordó de la frase de Forrest Gump: “La vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar”. En este caso, los bombones son preguntas.