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MADRID.- No hace ni cinco meses que se postuló como candidato de IU a La Moncloa y, tras unas primarias sin rival ya lo es, aunque no sin oposición interna. Alberto Garzón (Logroño, 1985) ha encajado con autocrítica el batacazo en Andalucía, pero es optimista. "IU no es un proyecto para la derrota", afirma pese a las encuestas en contra. En su nuevo despacho del Congreso explica su proyecto, habla de Podemos y de la irrupción de Ciudadanos, y despeja dudas a quienes cuestionan su liderazgo desde dentro. "Son una minoría en IU".
Calificó de malos los resultados de las elecciones andaluzas ¿Hay autocrítica o sólo lo achacan al pacto de gobierno con el PSOE?
Fue insatisfactorio, pero la campaña la empezamos con peores perspectivas. Las encuestas apuntaban al 3% e hicimos la mejor campaña con el mejor candidato y pudimos subir un poco. Hay preguntarse por qué el desgaste del Gobierno lo hemos pagado sólo nosotros. Quizás no hemos comunicado bien los 6.000 desahucios paralizados, la ley de memoria histórica…una serie de leyes que no ha llegado a la propietaria del voto, que es la ciudadanía. No creo que el pacto por el pacto con el PSOE haya sido el culpable, pero en un eje nuevo-viejo nos ha situado en lo viejo. Aún así, no creo que la gente tenga a mal que IU esté en el Gobierno.
¿Teme que su renovación tenga el mismo éxito que la de Maíllo en Andalucía?
No. Hay que mirarlo de manera relativa. Asumí ser candidato a la Presidencia del Gobierno con las encuestas muy bajas. Ahora estamos mejor, aunque sigan siendo niveles pequeños, lo que indica que hicimos bien con ese proceso de renovación. El momento es complejo y volátil, nada puede predecirse. Tenemos que basarnos en nuestros principios y afrontar los retos sabiendo que son retos, no renunciando a ellos. Hay que levantar a IU de los niveles actuales y soy profundamente optimista. Este país no se puede permitir un mal resultado de la izquierda organizada.
¿Qué ha cambiado en IU desde que usted es candidato?
Hemos puesto más en valor el proyecto político que define a IU. Surgimos en el 86 como alternativa al PSOE, porque traicionó los valores de la izquierda. Surgimos para participar en el sistema pero renegando de él, porque somos anticapitalistas. Tenemos que repensar la izquierda y mantener su proyecto, por la ruptura democrática. El debate está ahora entre ruptura y restauración del sistema, y nos situamos en el lado de la ruptura. Somos el reflejo más fiel de los documentos aprobados por IU.
Dentro de este proceso de renovación ha habido críticas en las que se le acusa de querer liquidar IU en beneficio de Podemos. Incluso usted ha reconocido ataques internos a su candidatura. ¿Hasta qué punto tienen que ver con la guerra interna en Madrid y su postura contra Gordo, Pérez y Reneses?
"No somos convergentes a favor de la liquidación”
El relato construido en torno a que en IU hay una parte que es convergente, partidaria a pactar con Podemos, y una vieja guardia que defiende la identidad de IU es totalmente falso e interesado. Lo promueven quienes que creen que IU no debe representar la ruptura democrática sino la restauración del régimen. Muchos de los que dicen que los convergentes quieren vender la organización son los que pactan con el PSOE a la primera de cambio para garantizarse unos sillones, como Paco Frutos, que pactó con el PSOE en el 2000. Utilizan un lenguaje obrerista impostado, totalmente vacío que nunca habían utilizado hasta este momento. Son de tradición carrillista.
No hay “convergentes a favor de la liquidación”. Los que apostamos por la unidad popular lo hacemos desde la convicción política de que las clases sociales se fragmentan políticamente, que hay diferentes partidos que representan los mismos intereses pese a sus diferencias. De la misma forma hay un gran partido de orden formado por PP y PSOE, que representan a las grandes empresas y fortunas, a la oligarquía del país. En el otro lado está Anova, Equo, ICV, Podemos, IU… que representamos intereses de la mayoría social y las clases más desfavorecidas.
¿No se propone entonces acercase a Podemos de cara a las generales como afirman sus críticos?
"No soy una cara para ganar votos, sino para desarrollar un proyecto político"
La unidad popular ha de construirse no sólo electoralmente, sino en la calle y desde la autonomía de las organizaciones. No buscamos la liquidación de IU, como dicen, sino transformar la sociedad teniendo en cuenta el enfoque de clases sociales y no las siglas. A nosotros, internamente, nos atacan los que quieren la restauración. Eso ya nos ha pasado antes, con Nueva Izquierda, con Carrillo…Marx decía que la historia se repite dos veces, una como tragedia y otra como farsa. Ya vamos por la enésima farsa bajo un discurso obrerista que esconde intereses reaccionarios. Esas resistencias existirán pero son una minoría; tanto que cuando me presenté a las primarias no presentaron otro candidato para competir. Siempre que hay cambios hay resistencias, pero las vamos a superar. Yo no soy una cara para ganar votos, sino para desarrollar un proyecto político asumiendo todas las consecuencias y superando todos los obstáculos. No hay esperanza para las resistencias.
¿Encaja en ese grupo que pretende la restauración Luis García Montero, candidato de IU a la Comunidad de Madrid?
Creo que no. Tengo buena relación con él, aunque no he tenido oportunidad de un debate político. Parece que tiene claro que a este país le toca no repetir la Transición tal y como se vivió, sino avanzar lo posible en derechos sociales y económicos, ir hacia un modelo republicano entendiendo que ya hay un proceso constituyente de la derecha y que hay que contraponer uno de la izquierda, tejido entre las clases sociales que sufren la crisis y su gestión neoliberal. Luis se sitúa en esas coordenadas, como demuestra que Agustín Moreno, con una larga tradición de lucha por la ruptura democrática, sea su número tres. Aunque quizás no todos los que apoyan a Luis sean así. A su alrededor hay mucha gente explícitamente partidaria de una restauración borbónica y una concepción de la política profundamente burocrática.
En el Ayuntamiento de Madrid la candidata, Raquel López, sigue sin estar reconocida por la dirección federal. ¿Se va a tomar una decisión o, como es habitual en IU, se dejará correr el tiempo hasta que no quede otra?
"Valiente no está IU, pero es del PCE, por lo que tengo militancia compartida con él"
Creo que queda tiempo para que la mesa de negociación habilitada llegue a una solución beneficiosa para la ciudadanía y para evitar que Esperanza Aguirre llegue a ser alcaldesa. No conozco personalmente a Raquel, pero he seguido su trayectoria y me parece una clara defensora de los derechos de la gente trabajadora y tengo todo el respeto hacia ella. Lo que pasa es que el federal no reconoció el procedimiento por el que llegó a ser candidata. Se decidió después de que el candidato que ganó las primarias, Mauricio Valiente, por una desgraciada paradoja, ya no esté en los órganos de IU, sino en una candidatura de unidad popular que era su apuesta en las primarias. Es un reflejo de lo convulso del momento político. No está IU, pero es del PCE, por lo que yo tengo militancia compartida con él.
Usted aboga por la formula de Valiente y la unidad popular para no fragmentar el voto de la izquierda. Desde la dirección de IU-CM dicen que el acuerdo entre Podemos y Ganemos Madrid suponía la disolución de facto de IU ¿Estas satisfecho con el modelo de unidad popular al que se ha llegado? ¿Lo desarrollaría para las generales?
La unidad popular es un proyecto de tradición socialista y republicana en el que las organizaciones políticas trabajan de igual a igual. Es cierto que los dirigentes de Podemos han tenido un propósito de no trabajar de igual a igual. Dijeron que nunca convergerían de cara a las generales con IU pero me dicen públicamente que yo debería irme a Podemos. Esa concepción es contraria a los valores y principios de la izquierda, por lo que su actitud no sólo es un error histórico, sino una ofensa. La colaboración tiene que ser horizontal, no vertical e intentando absorber a todas las fuerzas como si fueras el centro del universo. Eso es una barbaridad.
"Me parece una ofensa que Podemos me diga que me vaya con ellos"
La unidad popular tiene que forjarse con o sin Podemos, o sin estos dirigentes, porque muchos círculos de Podemos si han participado en otros entornos mejor constituidos. Las primarias de Ahora Madrid han sido muy defectuosas y muy mejorables. Hay muchos intereses distintos y mucha gente consideraba que había que quitar de en medio a IU. Me parece que hay que enfrentarse a los neocarrillistas de IU, pero también a los que creen que ellos solos van a transformar la sociedad. No obstante, Mauricio es la persona de máxima confianza que tengo en esa candidatura.
Lo de la salida de IU de los dos candidatos de Madrid ha sido una de las consecuencias de la guerra interna que se arrastra en la región desde hace años. Cayo Lara se abstuvo en la última votación sobre Raquel López y no se ha posicionado en todo el conflicto. ¿Ha hecho todo lo posible por atajar esa crisis?
Somos una organización sin hiperliderazgo. Las decisiones son compartidas y se toman en los órganos. No opina Cayo ni Cetella ni Alberto. Creo que Lara hizo bien al abstenerse para ayudar a la convergencia de opiniones. En un caso tan enquistado, como el de Madrid, que viene coleando desde antes de que yo llegara a Madrid, creo que hace bien al intentar tender puentes.
"Hay quienes intentan construir un relato en el que Cayo Lara y yo estamos enfrentados"
Sin embargo, hay personas en IU que intentan instrumentalizar la figura de Lara para crear otro falso relato en el que él y yo estamos enfrentados. Sería mentira decir que pensamos lo mismo, pero somos parte del mismo proyecto. Tenemos visiones diferentes sobre cómo y cuándo hay que actuar, pero no hay diferencias en lo básico, que es decidir entre la ruptura o la restauración. Los partidarios de la restauración intentan usar a Lara para que no haya una ruptura real. Cayo es una de las personas más honestas que he conocido en mi corta vida política.
Los resultados en Andalucía y las últimas encuestas insisten en que reivindicar los principios y valores tradicionales de la izquierda no ayuda a sumar votos. ¿Cómo pretende ganar unas elecciones con ese discurso?
Nosotros no vamos a mantener una posición defensiva, sino ganadora. No somos un proyecto de derrota o de tristeza, sino de transformación social. Eso se hace desde nuestros valores y principios. Esa visión de mercado en la que hay que adaptar el producto para que te lo compre más gente no vamos a desarrollarla, porque no llegaríamos al lugar al que queremos.
Queremos convencer a la gente, hacer la autocrítica sobre por qué hasta ahora no lo hemos logrado. Abandonar la burocratización de la política y bajar al terreno, a los barrios, a convencer a la gente de que la izquierda es la solución. La vía de la adaptación a lo que la gente quiere oír es la que nos conduce a un punto sin retorno. Es la que ha tomado Podemos con su calculada ambigüedad ideológica. Atrae a mucho votante porque apela a la rabia y a indignación, pero se vacía de contenido. Pierden el laicismo, el republicanismo, muchos ámbitos que son fundamentales y que no tratan para llegar a más gente. Al final eso es no entender cómo funciona la política. Si ganas y no tienes a la gente movilizada no vas a poder enfrentarte al poder económico y político. Con ganar las elecciones no se cambia el país si no has hecho los deberes. Eso es ilusionismo electoral. Nosotros continuaremos en nuestra línea de pedagogía, de formación.
Lleva haciéndolo desde el 86 sin éxito. ¿No cree que ese discurso identitario no genera mayorías?
Se trata de educar políticamente, y hemos podido hacerlo, no ha sido ningún fracaso. Pero el enemigo es muy fuerte. Ahora lo entiende también Podemos. El IBEX 35 ha reaccionado. Cuando Anguita estuvo a punto de lograr el sorpasso tuvimos al poder económico machacando, mintiendo y difamando, a pesar de que lo que decíamos era tanta verdad que hoy sufrimos las consecuencias de no que no nos hicieran hecho caso: Maastricht, política fiscal, pactos de estabilidad presupuestaria… Esos ataques le sonaran a Podemos también. El poder económico es el verdadero poder y asaltar el poder político pensando que el económico te va a dejar es muy ingenuo. El ilusionismo electoral es pensar que no importa cómo ganes, que podrás llevar a cabo tu proyecto. Pero si has ganado haciéndole regalos al rey, renunciando al laicismo, dejando de llamar casta a Ana Patricia Botín… no tendrás capacidad de cambiar la sociedad porque los que te han votado no han sido convencidos de que hay que cambiar.
¿Es Ciudadanos resultado de esa reacción del IBEX 35 ante la posible brecha abierta por Podemos?
La estrategia de Podemos es indirectamente la madre política de Ciudadanos.
La estrategia de Podemos es indirectamente la madre política de Ciudadanos. Su estrategia de ambigüedad ideológica ha permitido que ese concepto del cambio se lo apropie el instrumento político del IBEX 35, que es Ciudadanos. El votante de Podemos no lo es por convicción ideológica, sino porque representaba la posibilidad de cambio que iba a dar una patada a los responsables políticos de este desastre. El IBEX 35 ha promovido una formación con un mensaje parecido al de Podemos pero sin sus aristas venezolanas y bolivarianas. Es el fracaso de una estrategia encaminada a ser derrotada porque no es sólida.
En ocasiones habla de un nuevo bipartidismo al margen de PP y PSOE, representado por Ciudadanos y Podemos. Pablo Iglesias habla de Podemos como “cambio” y de Ciudadanos como “recambio”. ¿Sería Podemos para usted el recambio del PSOE?
Hay un bipartidismo que ha sostenido el sistema hasta ahora y un nuevo bipartidismo que, por el desarrollo de los últimos meses, parece colocarse en el lado de la restauración. No veo ahora en Podemos atisbos de ruptura democrática, sólo en el ámbito del discurso y cada vez más modulado. No creo que Podemos pueda ser el PSOE, pero sí le gustaría serlo. Debe de ser la primera vez en la Historia que un partido renuncia a tanto programa electoral antes de llegar al Gobierno, si es que llega. Ha vaciado su programa de las europeas. Felipe González lo hizo tras llegar al Gobierno, y de esa frustración nació IU. Podemos lo hace antes y desde una verticalidad orgánica que no habla de nueva política. Para mí esa nueva política tiene que ver con más democracia interna, referéndos revocatorios, ILPs... Todo esto es incompatible con la visión de Laclau, el ideólogo de referencia de Podemos, que exige un hiperlidarazgo y verticalidad. Aunque haya una retórica en Podemos de nueva política, uno rasca y se encuentra con una vieja política disfrazada. Eso se parece más a restauración que a ruptura, y es un gran problema que hace más necesario que nunca el desarrollo de los valores de IU. Es un momento político apasionante.
¿Hay tiempo de aquí a las generales para que IU salga de ese eje nuevo-viejo? ¿Cómo se puede hacer con un discurso tan clásico y que a la gente le suena a antiguo?
"Hay tiempo de sobra para reaccionar, y el mundo no acaba en noviembre de 2015"
No puedo entender la política como una herramienta de marketing. A mí la gente en general me valora positivamente y tengo los mismo principios que mi organización. Soy inflexible en los principios y flexible en las tácticas. Sólo llevo tres años en IU, mientras que muchos de Podemos han estado mucho más tiempo que yo militando, por lo que el eje nuevo-viejo tiene que matizarse. Vamos a hacer cambios desde mi candidatura, hay tiempo de sobra para reaccionar, y el mundo no acaba en noviembre de 2015. A efectos electorales tenemos mucho espacio para seguir creciendo y soy optimista, porque cada vez queda más claro quién es quién y qué defiende cada uno. Vamos a las generales con un proyecto de convergencia en torno a un programa de mínimos.
¿Es necesaria una Asamblea Extraordinaria y un nuevo coordinador de IU para desarrollar ese proyecto?
No lo creo. Lara está en el lado de la ruptura democrática y vamos a defenderla y a desarrollarla. Después de las elecciones, a la vista de los resultados, seguiremos repensando la izquierda y estará todo abierto. Vamos a por los mejores resultados electorales y a tejer la organización desde abajo. Hemos hecho una campaña emocionante en Andalucía, hay movimiento y tenemos la oportunidad de aprovechar esta crisis de la izquierda y salir más fuertes. Esto lo hizo Syriza, que entendió la crisis, repensó la izquierda y adaptó la organización. Este debate se abrirá colectivamente. No es cuestión de un coordinador u otro, sino de un proyecto. El actual aún está por desarrollar.
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