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BARCELONA.- La noche del 10 de julio de 2010, cuándo en todo el Estado se celebraba la victoria de la selección española en el Mundial de Sudáfrica, Nicola Tanno perdió su ojo derecho en Barcelona, por culpa del impacto de una bala de goma disparada por los antidisturbios de los Mossos d'Esquadra. A partir de entonces, Tanno —de origen italiano pero residente en Catalunya desde hace más de cinco años— empezó una batalla personal y colectiva para conseguir la prohibición de un armamento que tomó cuerpo con la fundación, junto a otras víctimas, de la asociación Stop Bales de Goma. Tres años más tarde, el Parlament aprobó la abolición de estos proyectiles pero el reconocimiento de las víctimas aún es incompleto. En esta entrevista con Público, Tanno cuestiona el actual modelo policial por ser excesivamente represivo y lamenta que el dirigente de ICV Joan Saura no se haya disculpado ante las personas que sufrieron lesiones graves por impacto de balas de goma durante su etapa como consejero de Interior.
Las últimas semanas la Generalitat ha indemnizado a Ester Quintana y un juzgado le ha ordenado que deposite 200.000 euros como fianza para afrontar tu indemnización. Hay pasos adelante en el reconocimiento de las víctimas de las balas de goma.
Sí, hay pasos adelante y ahora están pasando cosas. A nivel judicial, se ha avanzado en lo civil. La instrucción de mi caso está abierta desde hace cinco años y en este tiempo se ha archivado en dos ocasiones y se ha reabierto dos veces. En la instrucción, el juez ha decido abrir una pieza de responsabilidad civil administrativa, pero todavía estamos en el marco del proceso penal. Nunca hemos aceptado renunciar a buscar a los responsables [de la agresión], mientras hay otros abogados que prefieren pasar a la fase civil, simplemente para buscar la indemnización. Queremos buscar a los responsables porque consideramos que es lo justo y es inaceptable que no aparezcan. Siguen trabajando en la policía catalana y hay alguien que sabe sus nombres y los protegen. Lo encuentro indignante y no me creo que nadie en [el Departamento de] Interior no lo sepa.
En noviembre de 2013, el Parlament aprobó la prohibición de las balas de goma, un hito que se consiguió gracias a la presión de los movimientos sociales. ¿Sin el caso Ester Quintana habría sido más lento conseguirlo?
Sí. Fue un caso mediático y nos ayudó. En aquella época con Stop Bales de Goma ya habíamos empezado a hacer presión y aparecido en los medios. Habíamos ido al Parlament a un debate sobre la creación de una comisión de estudio sobre las balas de goma, pero al final el pleno rechazó crearla. Antes de la huelga general [de 14 de noviembre de 2012] nos encontrábamos con la dificultad de no saber cómo continuar y qué estrategia seguir. La agresión contra Ester [Quintana] y fue la gota que derramó el vaso y de golpe todo lo que habíamos sembrado tuvo un efecto importante, junto con la indignación porque Interior no dijo la verdad en su primera versión de los hechos. La política tuvo su papel y se aprovechó para poner en dificultades al gobierno. Volvimos al Parlament y se creó una comisión de estudio que sirvió para cuestionar el funcionamiento policial. Se aprobaron muchas cosas, muchas de las cuáles no se han cumplido, pero sí que se ha confirmado lo más importante, la prohibición de las balas de goma. Catalunya es la única comunidad de España en el que están prohibidas estas armas.
"Queremos buscar a los responsables porque consideramos que es lo justo y es inaceptable que no aparezcan"
Junto a otras cuatro víctimas, fundaste Stop Bales de Goma en septiembre de 2010, dos meses después de perder tu ojo derecho. ¿Cómo fue el proceso?
Yo venía de Italia y el hecho de no tener una red propia aquí fue incluso una ventaja. Conocía a un grupo de italianos de izquierdas en Barcelona, que formaba la asociación AltraItalia, que fue el núcleo fundador de Stop Bales de Goma. Tenía muy claro que teníamos que crear una asociación de víctimas. Probablemente si ya hubiera conocido el mundo de los movimientos sociales de aquí no me habría pasado por la cabeza hacer una asociación formal y registrada, que casi actuó como un lobby e iba al parlamento a reunirse con los diputados, algo poco habitual en los movimientos de la época, en la que Interior estaba en manos de ICV. La acción parlamentaria no parecía la mejor opción, pero como yo no tenía vínculos con nadie opté por dar caña en el Parlament. Obviamente, no lo hice solo, sino con estos compañeros italianos y mi pareja, que tuvo un papel importante en encontrar a las otras víctimas.
¿Ahora mismo para la asociación la prioridad es el reconocimiento de las víctimas?
Sí, es el tema central. Pedimos justicia para la víctimas y al mismo tiempo pedimos que se implemente todo lo que el Parlament aprobó, como el apoyo psicológico, una comisión de seguimiento y establecer un mecanismo de indemnización para las víctimas. Se trata de que una persona afectada por la actuación de los Mossos tenga derecho a una indemnización sin tener que pasar por los juzgados, pero de momento no hay nada, no se ha implementado.
Los Mossos ya no usan balas de goma, pero tienen otras armas lesivas como los proyectiles de foam. En alguna entrevista ha defendido que la cuestión es cambiar el modelo de seguridad actual.
Es que siempre se ve a los manifestantes como a enemigos y me parece una postura equivocada. Parece que el trabajo de la policía es ver la manifestación como un problema, olvidando que todavía existe el derecho a manifestarse. La función de la Policía tendría que ser proteger a los manifestantes, pero los ve como un problema de orden público. Lo comprobamos en la comisión de Interior, en la que se hablaba constantemente de 'los violentos'. Otra tema importante es que la acción policial no debe crear un problema mayor del que quiere evitar. Por ejemplo, para evitar la quema de un contenedor no puede pegarle una ostia en el ojo a una persona. Hay una proporcionalidad que se debería mantener. La acción policial básicamente es represiva y no busca la negociación. Se debería abrir un debate público sobre la función de la policía.
"La función de la Policía tendría que ser proteger a los manifestantes, pero los ve como un problema de orden público"
¿En algún momento la Generalitat se ha dirigido a usted para pedirle disculpas?
No. Tuvimos una reunión con Felip Puig y Manel Prat en marzo de 2011 [eran el consejero de Interior y el director de los Mossos, respectivamente], después de reunirnos con todos los diputados. Pero como asociación nunca hemos tenido relación con Interior. Como víctimas, hay un contacto que viene de las negociaciones para llegar a una indemnización, que de momento son insatisfactorias. Pero no ha habido ningún gesto de Interior para reconocer su culpa, más allá de una disculpa muy genérica que hizo Espadaler [sucesor de Puig en Interior] antes de dejar la consejería, pero no concretaba sobre qué hechos se disculpaba. Además, Interior hizo un informe en el que se indicaba quiénes podían ser invitados a la comisión de estudio [sobre las balas de goma] y se hablaba de mí y de Ester Quintana como 'víctimas de violencia urbana', sin ningún reconocimiento de la responsabilidad policial. Otra cosa es que estos años hemos cargado mucho contra Felip Puig y Espadaler por ser los responsables de Interior, pero nunca nos ha llamado Joan Saura, que era el consejero cuando perdí el ojo. Con ICV tuvimos colaboración en la comisión de Interior, pero Saura nunca ha pedido perdón y todavía es senador y dirigente de ICV. Durante su mandato cuatro personas perdimos un ojo por culpa de las balas de goma. ¿Cómo es posible que este hombre nunca se haya disculpado por sus errores y no haya hecho ni una llamada para decir que lo sentía?
¿Lo que le ha sucedido ha aumentado su compromiso social y desconfianza hacia las instituciones?
Sí. Siempre hice activismo y en mi situación el activismo ha sido una herramienta fundamental para solucionar un problema que era tanto personal como colectivo, era un problema público y político que quizás alguien quería que fuera personal. Stop Bales de Goma ha sido una experiencia importante y demuestra que las víctimas de actuaciones públicas tienen que unirse y luchar y no caer en la depresión y quedarse encerradas. La unidad fortalece e inclusos permite a las personas salir de la depresión. Además, los hechos demuestran que debemos dudar siempre de la versión oficial.
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