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Modelo nórdico de geriátricos: inversión estatal y dignidad

Inna Afinogenova en La Base
Inna Afinogenova en La Base.

La Escuela de Economía de Londres calculó que el 40% de los muertos por la covid–19 fueron mayores que vivían en geriátricos.

Sucedió en todo el mundo: si repasas las publicaciones del año 2020, el mismo drama lo ves en Reino Unido, en Bélgica, en Países Bajos, e incluso en los países nórdicos, concretamente en Suecia.

Sin embargo, las publicaciones de 2020 no dan un panorama completo por razones obvias: faltaban datos que se aparecerían con el tiempo.

Y con el tiempo se vio que la diferencia entre lo que sucedió en España y en la propia Suecia, donde, además, no hubo ni un día de confinamiento, es significativa. Y ya ni hablar de Dinamarca o Finlandia. Y el denominado modelo nórdico tiene mucho que ver. Así lo sugiere un estudio, elaborado en octubre de 2021 por la Universidad de Dinamarca del Sur. 

Compararon la mortalidad por covid–19 en residencias de 14 países de Europa y America del Norte, y concluyeron que existió una correlación importante entre el número de muertos y el tamaño de las residencias en las que se produjeron. 

La conclusión es que la estructura de muchas residencias es muy mejorable, facilita la propagación de infecciones y prueba de ello son unas cifras que citan: en Noruega una residencia promedio tiene 41 camas y el porcentaje de muertos por número de camas allí ha sido de 0,7%. Finlandia, algo menos de camas en una residencia promedio que en Noruega, porcentaje de muertes de 0,7%. Dinamarca, algo más de camas en una residencia, porcentaje de muertes de 2,4%. 

En España, según ese estudio, 70 camas en una instalación promedio: porcentaje de muertos por número de camas ha sido del 7,7%. Comparan 14 países, pero avisan que hay que tomarlo con cautela porque también habría que tener en cuenta la cantidad y la formación del personal. Pero el caso es que los peores datos con diferencia son de EEUU, Bélgica y España (en ese orden). 

El estudio fue publicado en la revista oficial de la Sociedad Geriátrica Europea, European Geriatric Medicine, y se avisa que no hay ningún conflicto de interés. Así que es mera coincidencia el hecho de que un estudio hecho en Dinamarca confirme, aunque no lo declare explícitamente, la ventaja del modelo nórdico de las residencias sobre cualquier otro. 

Podríamos destacar varios ejes: el estructural, el anímico, y el asistencial

Desde finales de los años 80 y principios de los 90, en Suecia prohibieron construir residencias grandes, y se decidió apostar por unos módulos arquitectónicos de unos diez–12 apartamentos de unos 30 metros cuadrados cada uno. 

Esos módulos se distribuyen alrededor de estancias comunes, como la cocina, la sala de estar, el jardín o la terraza. Así cada uno tiene privacidad, si quiere, porque vive en su pequeño apartamento, y a la vez compañía en estancias comunes. Los grupos en estancias comunes son reducidos, porque esos módulos no suelen tener más de 20 pisos. 

Las residencias allí parece que no están organizadas como si fueran una antesala de la muerte, no tienen ese estigma, o al menos se hace un esfuerzo importante para que no lo tengan. De hecho, se intenta convertir cada apartamento en un hogar, no se percibe como una habitación de un hotel o de un hospital. 

Lo único que siempre está por omisión en esos pisos son una cama y un baño adaptados. Todo lo demás lo puede decorar y amueblar a su gusto la persona que vaya a vivir allí. Se permiten también animales de compañía. 

Los residentes se levantan cuando quieren, les ayudan a hacer el desayuno en la cocina, se priorizan estancias en los jardines, etc. 

Lo que destacan de ese modelo es que ponen un alto número de personal a disposición del residente. Enfermeros, médicos, fisioterapeutas.

Según indica el portal 65ymás, es común en Dinamarca o Suecia que haya la misma cantidad de empleados que residentes.

En España, según esta misma fuente, una persona trabaja a tiempo completo para atender a dos residentes a la vez. 

Casi todo lo pagan los estados nórdicos. El alquiler del piso lo paga el residente. Todos los cuidados dentro (recuerden, la misma cantidad de personal que de residentes) lo paga el estado y los servicios médicos externos, lo pagan los residentes con subvenciones estatales. 

Con todo lo que asume el estado, es evidente que la inversión pública en estos servicios es muy alta. El portal inforesidencias.com sostiene que el estado sueco paga entre 120 y 200 euros por una jornada de trabajo de auxiliares, enfermeros, fisioterapeutas, etc. En España, dicen, se paga en promedio unos 60 euros. 

En 2020, según fuentes suecas, Suecia invirtió en ese modelo de asistencia a mayores unas 135.000 millones de coronas, unos 12.000 millones de euros. Unos 2,2% del PIB. Noruega, Dinamarca, Finlandia apuestan también por el modelo nórdico de las residencias y la inversión pública es igual de alta, siendo la participación privada muy residual. 

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