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Mercedes Pérez Merino "Los empresarios son esenciales para retener el talento, pero lo tienen que pagar"

Portavoz del comité de empresa de Coca-Cola en Europa y candidata de Podemos al Congreso por Madrid, Mercedes Pérez lleva más de 30 años en los movimientos sociales y sindicales y conoce el perfil industrial español. Sin duda ha sido durante décadas el azote del fichaje estrella de Ciudadanos, Marcos de Quinto. Ahora pueden volver a encontrarse. 

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Mercedes Pérez, candidata de Podemos al Congreso por Madrid y miembro del comité de empresa de Coca Cola.

Madrid, Actualizado:

Mercedes Pérez Merino lleva 35 años entregada a la vida sindical dentro de Coca-Cola, donde es portavoz del comité de empresa europeo de la multinacional. Está en el consejo de Industria de Comisiones Obreras (CCOO) y en una semana podría ser la diputada en el Congreso que mejor conoce al fichaje estrella de Ciudadanos, Marcos de Quinto, y que se ha tenido que enfrentar a él en el conflicto laboral más conocido de los últimos años: el ERE de Coca-Cola. 

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¿Por qué da el paso del sindicalismo al Congreso de los Diputados?

Siempre he colaborado con los movimientos sociales y sindicales, y cuando llegó el momento de hacer las candidaturas me lo propusieron y pensé que había llegado el momento de aplicar lo que había aprendido en la empresa y en mi trayectoria social a un partido como Podemos que quiere cambiar las cosas y que a la vez es tremendamente joven y que se enfrenta a una clase empresarial resabiada de ponernos trampas a los trabajadores, a quienes nos siguen quitando derechos. 

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¿Cómo fue el conflicto de Coca-Cola?

Ha sido un conflicto muy serio derivado de la intención de la empresa de cerrar cuatro plantas en España, entre ellas Fuenlabrada, que si siguiera existiendo, sería la planta más grande de Europa, la que estaba dotada de mejor tecnología, con la gente más preparada, porque se trabajaba en el sistema dual en el cual cogías a estudiantes que se incorporaban en prácticas y allí lo aprendían todo; de buenas a primeras, la empresa la quiso cerrar. Fue una cuestión meramente política, encaminada a eliminar peso sindical. La empresa tenía contactados los mejores bufetes de abogados –con Sagardoy, con el de el exministro Montoro...– y en todo esto participó activamente no sólo la embotelladora, Casbega, también el vicepresidente de la compañía, Marcos de Quinto, el fichaje estrella de Ciudadanos, a quien conozco desde hace 25 años. Le llamábamos 'El porcelanito' cuando era el delegado de la empresa y se pasaba con su cuadernito a ver al director comercial. 

En Coca-Cola en lucha ¿también se enfrentaron a las cloacas?

Hemos tenido conocimiento de que tanto Casbega como Coca-Cola, a través de quien era su director de Seguridad, Manuel Linarejos, contrataron a una de las empresas del comisario Villarejo, pero desde siempre nos llamó la atención cómo los cuerpos policiales siempre estaban al servicio de la empresa y cómo nos pasaban cosas muy extrañas a los miembros del comité, desde que Eduardo Inda publicara información personal, incluso médica, de alguna de las espartanas –que eran las mujeres de los trabajadores que empujaron mucho en el conflicto–. Hubo incluso montajes contra quien era el presidente del comité Juan Carlos Asenjo, que se han ido ganando judicialmente, pero quizá uno de los misterios que aún tenemos sin resolver fue el asalto a mi vivienda un mes antes de que se firmara el fin del conflicto, donde cuatro individuos nos retuvieron a mi hijo, a mi marido –también trabajador y miembro del comité de la empresa– y a mí, nos dieron una brutal paliza y no robaron: sólo buscaban unos papeles. Al poco tiempo robaron dentro de nuestras oficinas y, curiosamente, los ladrones se llevaron el ordenador de mi marido y dos más. Supongo que los ladrones sigue buscando "la documentación", como nos dijeron aquella noche. Pero fueron unos ladrones muy raros, que lo mismo buscaban los millones de euros que se perdieron en la fusión de las embotelladoras. 

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¿Se puede considerar una victoria de los trabajadores?

Fuimos ganando paso a paso. Primero por el esquirolaje empresarial, porque para servir Coca-Cola en Madrid la empresa tenía que servirse de otras embotelladoras, lo que venía a demostrar que la fábrica de Fuenlabrada sí que era necesaria. Además se vulneraron derechos fundamentales como el de huelga. Fueron cinco año de lucha: el campamento que hicimos dentro de la fábrica, las sentencias a nuestro favor de la Audiencia Nacional que la empresa se negó a aplicar sin que nadie la reprendiera... pero al final se consiguió que los trabajadores tuvieran el resultado que querían, aunque los que nos quedamos seguimos vigilantes.

Como trabajadora de una multinacional, ¿cómo ve el sector empresarial e industrial español?

La palabra clave es que se ha precarizado. En el concepto de industria y de empresarios es externalizar, precarizar y minusvalorar. Así, muy mal puede funcionar la industria por mucho que los trabajadores quieran mirar para delante. La idea de las grandes empresas es rebajar los salarios, incrementar sus beneficios a pesar de que los tengan obscenos. Cuando en Coca Cola se plantea el ERE tenía 900 millones de beneficios. Cualquier persona razonable entiende que aquí todo el mundo tiene que poner la carne en el asador para sacar esto adelante, para ayudar a los empresarios pequeños y medianas empresas, a los autónomos.... Las grandes empresas tienen que devolver a la sociedad la responsabilidad social, se les tiene que exigir. No puede ser es que haya 15 o 20 personas que sean absolutamente millonarias a costa del empobrecimiento de los demás.  

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Los empresarios quieren que ganemos poco y Podemos parece que también, por aquello de que los diputados cobren tres salarios mínimos interprofesionales. ¿Se considera trabajador a quien tenga un buen salario en la formación morada?

El señor Marcos de Quinto ha difundido mi salario por las redes sociales, 80.000 euros, y trabajo en el departamento de ventas de Coca-Cola. Por lo tanto, no seré yo quien no crea que hay que ganar un buen salario y defenderlo como es el caso de los controladores aéreos, los pilotos, los taxistas... En estos momentos los "monos", los "proletarios", son ingenieros también. Nosotros queremos redistribuir la riqueza, socializarla.

¿Falta iniciativa y talento en el sector empresarial español?

No, pero se nos está escapando el talento. Hay que retenerlo. La mayoría de los estudiantes que han salido con una gran formación se han ido fuera con esta gran crisis. Es decir, hemos pagado la formación, hemos hecho que desarrollen el talento y cuando iban a empezar a producir rendimientos les hemos dejado escapar. Hay que cortar rápido esa fuga de cerebros y potenciar las oportunidades para recuperar a los nuestros. Y para eso son fundamentales los empresarios: si quieres talento lo tienes que pagar. 

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