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Los mensajes de los monjes del Valle de los Caídos contra el Gobierno: “No nos asustan los muertos”

Los benedictinos aprovechan las misas para lanzar ataques al Ejecutivo por su decisión de exhumar a Franco. Aseguran que sufren “persecuciones y padecimientos” y llaman a rezar para que Cuelgamuros “siga siendo un lugar de culto”.

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Ultraderechistas realizan el saludo franquista en el Valle de los Caídos. JAVIER BARBANCHO / REUTERS

BILBAO,

La contemplación tiene sus límites. Los monjes benedictinos que gestionan el Valle de los Caídos se ponen serios cuando toca hablar en misa de los planes del Gobierno de Pedro Sánchez para sacar a Francisco Franco de ese mausoleo. Desde que el Ejecutivo del PSOE anunció hace algo más de un año su intención de exhumar los restos del dictador, los religiosos han utilizado sus homilías para lanzar duros ataques y advertencias.

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Según ha podido comprobar Público, durante los últimos 13 meses las misas en el templo del Valle de los Caídos han estado marcadas por el posible traslado de la momia de Franco. Todo empezó hace algo más de un año, cuando Pedro Sánchez aprovechó su primera entrevista televisiva tras la moción de censura para anunciar su intención de exhumar los restos del dictador.

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El 24 de julio de 2018, justo una semana después de que los familiares de Franco comunicasen a la Abadía del Valle de los Caídos que se oponían a esa medida, el religioso Anselmo Álvarez –quien además fue abad de este lugar– advirtió en su homilía que estaba en juego que “España pueda seguir siendo ella misma cuando la estructura básica de sus instituciones y ciudadanos ha sido sustituida por realidades antagónicas”.

Alertó además que “la ruptura en España, con casi todo lo que nos ha venido dando una identidad común dentro de una diversidad secundaria, se volverá contra nosotros”. “Dejaremos de reconocernos un pueblo común y todo lo que hemos sido y hecho en su nombre: los sacrificios y las grandezas, la riqueza sencilla de la vida cotidiana y las acciones históricas más significativas. España será entonces el nombre de una realidad pasada”, remarcó, al tiempo que pronosticaba una “catástrofe moral”.

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Su compañero Alberto Soria –otro de los monjes del valle– habló el 24 de agosto de 2018 sobre el papel de la prensa. O mejor dicho, la atacó. “Los católicos nos lamentamos de carecer de recursos humanos, como si Dios necesitara un poderoso ejército o un imperio de medios de comunicación, que en su mayoría manipulan la información para convertirla en munición contra la Iglesia Católica”, apuntó. También recomendó a sus fieles “media hora diaria de oración ante el santísimo” para “ganar indulgencia plenaria, aplicable por uno mismo o por un ánima del purgatorio”.

"Todos deseamos el bien de España y la convivencia pacífica, además de llegar a la eterna bienaventuranza"

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Un par de semanas después, el monje José Ignacio González reveló en misa que durante todas las tardes del verano –de 14.00 a 17.00– se dedicaban a “rogar por la reconciliación de los españoles”, así como por su “conversión” y para lograr que “este lugar sea preservado como lugar de culto”. “Todos deseamos el bien de España y la convivencia pacífica, además de llegar a la eterna bienaventuranza. Pero si ahora no amamos a Dios, no le damos gloria celebrando sus sacramentos y alabándole con los actos de culto, tampoco lo haremos en el cielo ni tendremos la protección de Dios aquí en la tierra”, apuntó.

Por su parte, el prior administrador de la Abadía Benedictina del Valle de los Caídos, Santiago Cantera –quien llegó a ser candidato de la ultraderechista Falange Española Independiente– dedicó la homilía del 14 de septiembre de 2018 a hablar del mismísimo diablo. Justo un día antes, el pleno del Congreso había convalidado el decreto ley para el traslado de los restos de Franco con la abstención de PP y de Ciudadanos.

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Cantera afirmó que “el odio, como la envidia, es una enfermedad del alma de origen diabólico que, como un gusano, corroe permanentemente el interior de quien la padece”, al tiempo que “destruye interiormente a quien lo sufre e impide la paz social”. “La Cruz, por tanto, es el árbol del amor, frente al árbol del odio de Satanás”.

En ese contexto, aseguró que en el Valle de los Caídos rezan “por todos, por los que en nuestra guerra murieron en uno o en otro bando y que están enterrados en esta Basílica o en otros lugares de España”. También pidió fuerzas divinas para “orar por quienes nos odia” y “perdonarles por encima de sus deseos de venganza” o incluso “querer su bien por encima del mal que nos puedan desear”.

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En esa misma línea, su compañero José Ignacio González alertaba precisamente que “el peligro de cisma se hace cada vez más próximo” frente a lo cual no solo debían rezar, sino también “ayunar y hacer penitencia”.

Sánchez versus Carlos I

En otra homilía, Cantera también criticó que “absurdamente se han generado en España problemas que no existían”, en alusión a la exhumación de Franco. Sin nombrarle directamente, comparó a Sánchez con “un gobernante de una gran talla cultural, moral y cristiana, como fue Carlos I”. “Según se narra en cierta tradición, ante el sepulcro de Lutero en Wittenberg, cuando alguno le propuso exhumar sus restos y dispersarlos, contestó: ‘No hago la guerra a los muertos; descanse en paz. Ya está delante de su Juez’. El ejemplo de Carlos I es el que corresponde al caballero cristiano español”, apuntó. Llamó además a “construir el futuro sin destruir el pasado y haciendo reinar el amor sobre el odio”.

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El prior del Valle de los Caídos denunció "persecuciones y padecimientos"

El prior tuvo palabras similares en el funeral “por las almas de José Antonio Primo de Rivera y de Francisco Franco” que se celebró el pasado 20 de noviembre. “En esos cuerpos ya no hay vida y por eso no encontramos ningún peligro en ellos. Nosotros no creemos en fantasmas, no nos asustan los muertos y no vivimos angustiados y temerosos ante el mal que nos pudieran hacer los cuerpos de los difuntos, pues ciertamente no nos pueden hacer ningún daño”, afirmó. Pocas semanas después, habló directamente de las “persecuciones y padecimientos que sufrimos al pie de una Cruz que llama al amor, al perdón y a la reconciliación”.

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El pasado 4 de junio, Cantera insistió en que “una de las misiones fundamentales de la presencia benedictina en este sagrado lugar: orar por la paz en España y por las almas de todos los caídos sepultados en el Valle de los Caídos y en otros lugares de España, tanto del bando nacional como del bando republicano, sin distinción”. “Que los muertos descansen en paz y quiera Dios que los vivos podamos también vivir en paz”, declaró. Algo más alarmista se mostró González en la homilía el pasado 30 de junio: “Vamos por senderos que no conducen a ninguna parte, salvo al infierno”.

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