memoria pública José Díaz Arriaza: "La transición supuso un sellado en falso del franquismo"
El historiador José Díaz Arriaza, que ha documentado la represión en Sevilla tras el golpe de 1936, asegura a 'Público' que el cierre en falso de la dictadura franquista y el miedo y las pocas ganas de importunar a las élites han llevado a que solo 41 años después de la Constitución se vaya a exhumar la fosa de Pico Reja.
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sevilla, Actualizado:
El trabajo del historiador José Díaz Arriaza ha sido decisivo para que las autoridades se lanzaran a exhumar la fosa común de Pico Reja, en Sevilla, donde se cree que hay 1.103 cuerpos de personas represaliadas después del golpe de 1936 que acabó con la II República. Entre ellas, Arriaza cree que está Blas Infante, el considerado padre de la patria andaluza.
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Unos días después de que la Junta de Andalucía, gobernada por una coalición de PP y Ciudadanos, se decidiera a colaborar con el Ayuntamiento y la Diputación de Sevilla, en manos del PSOE, el historiador atiende a Público.
En febrero se empieza a exhumar la fosa de Pico Reja, 41 años después de que se votase la Constitución española, ¿Por qué cree que este país ha tardado tanto en hacerlo?
Supongo que se debe a un cúmulo de circunstancias. En el ámbito nacional, la transición supuso un sellado en falso del franquismo, con lo que suponía su impunidad a cambio de una nueva política de partidos; en el ámbito local se trataba de no molestar a las elites y poderes locales y socialmente por el miedo que las familias arrastraban décadas después. Yo presencié a finales de los años setenta como un par de mujeres que se dirigían a la Fosa Común al verme se dieron media vuelta y cuando creyeron que me había marchado regresaron para depositar unas flores.
¿Cuándo y por qué empezó a trabajar en la historia y las consecuencias de la represión posterior al golpe de 1936 en Sevilla?
Mis estudios se centraban en la llamada Historia Institucional o de las Instituciones, concretamente sobre la Diputación en el primer periodo franquista, lo que hubiese sido mi tesis doctoral, truncada tras el fallecimiento del profesor Alfonso Braojos. Posteriormente investigué sobre el mismo periodo en el Ayuntamiento y ahí descubrí el potencial que significada el estudio del Cementerio, aún sin analizar. Fruto de esos estudios surgió el trabajo Un rojo amanecer. El Cementerio de San Fernando de Sevilla durante la guerra civil y la posguerra.
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¿Tiene usted familiares represaliados?
No, ninguno. Este es un argumento mezquino utilizado por los que pretenden argumentar la Memoria Histórica como una venganza y lógicamente se equivocan por la parte que atañe a los familiares que solo quieren un reconocimiento digno y en lo posible recuperar los restos de sus deudos y por el ámbito historiógrafo contribuir con las investigaciones a darles respuestas.
¿Cuántos años le ha dedicado al estudio de la fosa de Pico Reja?
A partir del material recopilado para el libro Un rojo amanecer, publicado en 2011 dispuse de mucha información sobre las fosas y sobre todo el saber dónde buscar más datos en distintos archivos; además de comprobar cómo en general las familias, asociaciones e incluso historiadores solo conocían la Fosa donde se encuentra el Monumento, desconociendo la existencia de las otras, por lo que era una obligación y una necesidad publicar el año 2016 Ni localizados, ni olvidados. Las Fosas del Cementerio San Fernando de Sevilla, 1936-1958.
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¿Está expectante por saber si con la exhumación se confirma lo que avanzan sus estudios?
Por supuesto. Igual que sucedió con los trabajos de Búsqueda, indagación, localización y delimitación de la Fosa del Pico Reja, realizados por la empresa TCA geomática SA con las arqueólogas Inmaculada Carrasco y Carmen Romero con su equipo, quienes demostraron no sólo los vestigios de restos de violencia, sino que corrigieron los datos sobre el tamaño y la superficie de la fosa que yo había publicado en base a la documentación y planos consultados.
¿Por qué cree que Blas Infante podría encontrarse allí? ¿Confía en que pueda llegar a identificarse?
Por una cuestión de fechas e hipótesis. Hay que tener en cuenta que la información sobre la construcción de la fosa en 1925 está documentada, y de las que se abrieron en la posguerra se dispone de datos sobre los contratos de empresas, anuncios en prensa de las licitaciones, etc. Pero a partir del golpe de estado y las sucesivas matanzas diarias la información es parca, solo la petición por el administrador al alcalde de abrir otra fosa el 6 de agosto por estar próxima a llenarse Pico Reja y la contratación de operarios especializados que había sido represaliados o la detención del capataz y dos sepultureros a las doce de la noche del día 20, horas intempestivas a no ser que se estuviera realizando un trabajo duro fuera de las olas de calor. Entre ambas fechas se produjo el asesinato la noche del 10 al 11 de agosto de Infante, Barbero, De Zayas, Barrios, González y diez personas más. La identificación dependerá de la realización del trabajo arqueológico y del equipo de analistas y forenses.
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¿Cree que la exhumación de Pico Reja como también la de Málaga, la de San Rafael, de hace unos años, pueden servir de modelo para otros trabajos similares?
La respuesta la dará el tiempo. Desde luego hasta ahora la metodología utilizada por el Ayuntamiento con la concejala Adela Castaño al frente, gestionando la financiación y dirección del proyecto, la Oficina de la Memoria Histórica con Teresa García, coordinando los trabajos, y Lidia Acosta, han sido ejemplares, partiendo de una monografía específica realizada Ni localizados ni olvidados, los trabajos previos sobre el terreno de búsqueda, indagación , etc., y al mismo tiempo la atención a los familiares con una exquisita sensibilidad, recogiendo historias de vida y las muestras de ADN, para que llegados a este momento de exhumación todo esté preparado. Supongo que otros ayuntamientos ya tienen referencias para actuar en sus localidades, como me consta.
Cuando se exhume la fosa de Pico Reja, ¿quedarán aún represaliados tras el golpe del 36 enterrados en Sevilla capital?
Sí, por supuesto, al menos ciento sesenta y ocho cadáveres, a pesar de haberse perdido los contenidos de tres fosas, cuyos restos estarán en el Osario general, quedan aún los treinta y uno enterrados en la fosa del cementerio de Disidentes, veinticinco por sentencia de Consejo de Guerra y seis muertos en prisión, los aproximadamente treinta y cuatro en la del cementerio de los Judíos, los cuatro guerrilleros ejecutados por sentencia de tribunal militar en la Primera Fosa de la Ampliación del recinto, ochenta y uno en panteones o sepulturas individuales, tres en sepulturas de Comunes, y quince cadáveres en panteones militares. Y también están los 2.613 de la fosa Monumento [también ubicada en el cementerio de Sevilla].
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¿En qué situación cree que está la recuperación de la memoria histórica en este país?
Con bastante vitalidad, gracias al esfuerzo de los familiares, el interés de historiadores e investigadores y el compromiso político de ciertas administraciones. Aunque es cierto que se percibe un desequilibrio según zonas del estado y el impulso decidido del gobierno de la Nación, parece que está en marcha un proyecto de exhumaciones de ámbito nacional, que contrarreste las cortapisas de extrema derecha y la vergonzante complicidad útil de los conservadores.
¿Existe hoy en España el cumplimiento de los principios de verdad, justicia y reparación al respecto de las víctimas del franquismo?
En eso se está, librando día a día por las asociaciones memorialistas las reivindicaciones no asumidas principalmente desde el corporativismo judicial.
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¿Tiene formada una opinión sobre la exhumación de Queipo de Llano? ¿Cree que podrá hacerse?
Sin olvidar también, el cadáver momificado del auditor Francisco Bohórquez enterrado en la cripta de la basílica desde el 16 de marzo de 1956, a petición de la Hermandad. Contestando a su pregunta, son opiniones contradictorias, por un lado, atendiendo a la Ley de Memoria y a los principios religiosos es inconcebible que un asesino se encuentre en suelo sagrado; pero por otro, hay que tener en cuenta a la “Sevilla Eterna”, las opiniones de mantenerlo donde está por ser hermano y “muy querido”, y la voluntad de la Junta de Gobierno de la Hermandad que no necesita autoridad alguna para sacarlo, si quisieran. Aunque si lo van a exhumar para colocarlo en un lugar aún más privilegiado, bajo la imagen de la Macarena en un columbario, me temo que por ahora hay que tenerlo como ejemplo de que ahí está enterrado un sádico, asesino, por la mediación de quienes admiran su labor.