La mareas ciudadanas amenazan la hegemonía del PP en Galicia
La izquierda gallega, a excepción del BNG, se reconfigura con la integración de Anova y EU en las candidaturas populares, bien por cuestión de supervivencia, bien como apuesta estratégica
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SANTIAGO.- “Santiago necesita un cambio. La gente está muy quemada”. Así habla Pati, joven trabajadora precaria y vecina de Compostela, en un céntrico bar de la zona histórica de la capital gallega. Su deseo, en una ciudad que ha cambiado de alcalde tres veces en el último mandato debido a diversos casos de irregularidades que han salpicado al partido gobernante, es que gane las elecciones la candidatura de unidad popular Compostela Aberta (CA). “El problema no es solo la corrupción del PP. También el inmovilismo del PSOE y del BNG”, opina. Sus palabras podrían representar el sentir de muchos gallegos que quieren, y presienten, aires de renovación en la política municipal. Y sus augurios podrían cumplirse.
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La encuesta preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en Santiago atribuye al PP entre 9 y 10 ediles, al PSOE entre 6 y 7, a CA 5, a Ciudadanos 2 y al BNG 2, frente a los actuales 13 de los populares, 9 de los socialistas y 3 de los nacionalistas. Pero en intención de voto el PP se situaría en el 17,4% y CA en segunda posición, con el 13,6%, por lo que no sería posible revalidar la mayoría absoluta del PP -que obtuvo por primera vez en el 2011 en una ciudad que había contado con alcaldes del PSOE desde principios de los 80-. CA sería, así, la llave del cambio.
El BNG ha sido, hasta el momento, la fuerza más votada a la izquierda del PSOE, al que incluso superó en las elecciones autonómicas del 1997, consiguiendo en las municipales del 1999 las alcaldías de Vigo, Pontevedra y Ferrol, además de compartir mando con el PSOE en Santiago y Lugo. Actualmente, el Bloque solo mantiene la alcaldía de Pontevedra, aunque ha avanzado en las villas y ayuntamientos de tamaño medio. “Soy prudente con los resultados de las encuestas”, explica Xavier Campos, miembro de la Executiva Nacional del BNG. “Nuestro objetivo de cara a las municipales es consolidar al BNG como referente de la izquierda en Galicia y como herramienta al servicio del cambio”, añade.
En este contexto, una de las cuestiones a dirimir es el efecto, para los partidos, de la integración en las mareas -de las que el BNG no participa, pero sí parte de sus antiguos afiliados-. El miedo a terminar disolviéndose en el interior de las mismas era en un principio “justificado”, según la politóloga Marta Lois, que destaca la “generosidad” de las organizaciones políticas al ceder cuadros o experiencia militante. “Hubo que recurrir a la correlación de debilidades para conseguir lo que los partidos no estaban en condiciones de asumir en solitario. Es cierto. Pero a partir de eso surge otra cosa. No es una unión temporal para luego repartir beneficios”, reflexiona, por su parte, Barreiro.
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Martiño Noriega es el coportavoz nacional de Anova que, excepto en Ourense, se ha integrado en todas las mareas. En este tipo de procesos de convergencia, apunta él mismo, “la ciudadanía tiene miedo de ser cooptada por los partidos y los partidos de diluir su identidad, pero estos tienen que renunciar a una posición de parte si queremos responder a las agresiones del sistema. AGE ya era una acumulación de fuerzas de la izquierda partidaria y las mareas son un lugar de encuentro entre la izquierda social y la partidaria. Es como un proceso de superposición de matrioskas”.
El BNG descarta, sin embargo, la integración en las mareas. “Somos proyectos diferentes. Nosotros creemos que los problemas de la sociedad gallega derivan de la falta de soberanía del país”, indica Xavier Campos. La analista política y exdiputada nacionalista Pilar García Negro va más allá. “No admito que el BNG sea denostado por no diluirse. El BNG no se ha planteado estar fuera ni dentro porque no tendría sentido. ¿Es que la historia no existe? En 1982 se produce el proceso unitivo del nacionalismo. La unidad la han roto los que han decidido subordinarse a fuerzas políticas de obediencia no gallega”, asegura.