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De Magariños a Villaverde, el año en que Díaz quiso unir a la izquierda y se dejó a Podemos por el camino

El 2 de abril de 2023, la vicepresidenta segunda del Gobierno anunció de manera oficial su candidatura a las siguientes elecciones generales. Un año después, Sumar lidera una alianza de la izquierda en la que no está Podemos.

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Yolanda Díaz, acompañada de Ada Colau y Mónica García, entre otras, en el polideportivo Magariños de Madrid, en abril de 2023. — Sumar

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El papel de Yolanda Díaz en la izquierda alternativa puede resumirse, de manera simbólica, en dos imágenes fundacionales que se distancian de manera temporal en un año. La del 2 de abril de 2023, con la vicepresidenta subida al escenario del polideportivo Magariños de Madrid; y la del pasado 23 de marzo, con Díaz en el escenario de La Nave de Villaverde (también en Madrid).

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En ese tiempo ha tenido lugar una reorganización de la izquierda, de la que la vicepresidenta segunda del Gobierno ha sido arquitecta, y que ha terminado con Sumar siendo la principal confluencia política de las izquierdas en el Estado, una alianza de la que no forma parte un Podemos que antes ocupaba ese lugar.

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El 2 de abril de 2023, Domingo de Ramos que daba inicio a la Semana Santa, Díaz dijo a su candidatura a las elecciones generales en un acto al que acudió buena parte de la izquierda política, cultural y sindical del país (la líder de Sumar entró al polideportivo arropada por las líderes de Más Madrid y de los comuns, Mónica García y Ada Colau, entre otros dirigentes). Podemos no asistió al acto.

Durante los meses previos se habían producido numerosos desencuentros entre los de Díaz y los de Ione Belarra. Cada vez que había una cita política importante (elecciones en Andalucía en el verano de 2022, en Castilla y León en febrero de ese año...) afloraban las tensiones que ambas partes mantenían y que provocaba cada vez un mayor distanciamiento entre ellas.

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Incluso sobre el papel de Unidas Podemos en el Gobierno de coalición frente a un PSOE que era el socio mayoritario había discrepancias estratégicas (sobre cómo llevar las negociaciones o cómo comunicar las diferencias en el seno del Ejecutivo con los de Pedro Sánchez). El sábado anterior al domingo del acto en Magariños, Podemos convocó una reunión de su Consejo Ciudadano.

Las condiciones de Podemos para una imagen de la unidad

Ambos espacios llevaban un tiempo negociando cómo sería su alianza de cara a las elecciones generales (que en ese momento no estaban ni convocadas y que se esperaban para el invierno), sin éxito. Díaz quería a Belarra en el acto de su candidatura para cerrar la cuadratura del círculo de la unidad de la izquierda en una imagen que sería inédita en los últimos años, con Más Madrid, Compromís y Podemos juntos en un mismo escenario.

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Belarra le trasladó a la vicepresidenta que sólo acudirían si previamente cerraban un acuerdo bajo dos condiciones: celebrar primarias abiertas para definir la candidatura a las generales y que Díaz se comprometiera a hacer campaña por Unidas Podemos en las elecciones autonómicas del 28M (donde este espacio competía en algunos territorios con organizaciones que sí apoyaron a la líder de Sumar en Magariños, como Compromís o Más Madrid).

La vicepresidenta no aceptó cerrar la negociación antes del acto y en el Consejo Ciudadano de Podemos se decidió que no habría representación de la formación morada en Magariños (aunque algunos líderes territoriales del partido manifestaron su voluntad de acudir, finalmente no lo hicieron).

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Durante su intervención en el acto, Díaz mandó un recado a Podemos y a su ex secretario general, Pablo Iglesias: "No somos de nadie. Las mujeres no somos de nadie. Y yo, mujer, tampoco soy de nadie. Es necesario que lo proclamemos, porque parece que aún hoy debemos llevar una preposición de pegada a nuestro nombre, para marcar nuestras adhesiones y nuestras deudas. Estamos cansadas de tutelas".

Este desencuentro marcó un antes y un después en la relación entre Díaz y Belarra (y entre Podemos y Sumar); aunque la formación morada integró luego la candidatura a las elecciones generales liderada por la vicepresidenta y obtuvo cinco diputados en esas listas, la semilla de la discordia estaba sembrada y ambas partes cultivaron con esmero su fruto.

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Sumar y Podemos, un matrimonio de conveniencia 

Las negociaciones para el 23J se saldaron con un matrimonio de conveniencia electoral que descansaba sobre la denuncia de Podemos del veto de Díaz a Irene Montero y a otros importantes dirigentes de la organización. El conflicto de las primarias no estalló porque el adelanto electoral inesperado de Sánchez no dio margen ni siquiera a plantearlas, pero quizá hubiera supuesto el elemento definitivo de una ruptura que finalmente llegó en diciembre del pasado año, cuando Podemos decidió salir del grupo parlamentario de Sumar.

Cuando Iglesias optó por dar un paso a un lado para competir en las elecciones autonómicas de Madrid en 2021 y señaló a Díaz como la futura líder de la izquierda alternativa, a la ministra de Trabajo se le confirieron dos características a medio camino entre el atributo y el deber.

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La primera era su tirón electoral después de una primera parte de la legislatura con medidas destacadas y una labor en Trabajo (sobre todo durante la pandemia de la covid) que la habían elevado hasta ser una de las ministras mejor valoradas del Gobierno, por delante del propio presidente y de casi todas las ministras socialistas (a excepción de Margarita Robles).

La segunda era su capacidad (para algunos, obligación) de lograr reconciliar a las formaciones políticas en una misma alianza de la izquierda alternativa que cerrase las heridas de Vistalegre II y de otros conflictos en el seno del espacio. Diez años antes había sido la muñidora, junto a Xosé Manuel Beiras, de la unidad entre Esquerda Unida y los soberanistas de Anova en Galicia, una coalición histórica, exitosa desde el punto de vista electoral, y con un final infeliz.

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Un año después de Magariños, Sumar ha celebrado el sábado 23 de marzo en Villaverde su asamblea fundacional. La candidatura de Yolanda Díaz ha recibido el aval de casi 7.000 votos, el 10% de los 70.000 inscritos. El camino hasta este acto no ha sido fácil y, más allá de la ruptura con Podemos, ha estado plagado de tensiones entre los partidos integrantes de Sumar, derivadas del proceso de reorganización del espacio que se ha llevado a cabo durante este tiempo. Podemos, fuera de la alianza, se medirá con el proyecto de Díaz en las elecciones vascas y en las europeas (está por ver si es posible que Podem cierre un acuerdo con los comuns de Colau en Catalunya para el 12 de mayo). De momento, la unidad de la izquierda tendrá que esperar.

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