MADRID
Actualizado:"Chiquilicuatres" o "niñatos". Con esos términos se dirigió este lunes la expresidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, a los líderes actuales del PP dirigido por Pablo Casado. Aguirre se ha posicionado ya claramente a favor de Isabel Díaz Ayuso en la aparente guerra interna que se está comenzado a destapar en los populares. Como telón de fondo, el control del PP de Madrid. Y a la vez, una confrontación con el liderazgo actual en la calle Génova. Estas tensiones no son nuevas. Madrid siempre ha sido un escenario de disputa a varias bandas y que nos ha dejado una sucesión de conflictos durante los últimos tiempos.
Las reacciones a las palabras de Aguirre no se hicieron esperar. En primer lugar, el alcalde madrileño y portavoz nacional, José Luis Martínez-Almeida, destacó que no se daba por aludido. "Desconozco a quién se refiere", al tiempo que recordó que tiene 46 años, por lo que le "encantaría ser un niñato". "Pero por mí no creo que sea".
Por su parte, el secretario general Teodoro García Egea afirmó sobre Aguirre que "no debía venir mucho por aquí", en referencia a la sede nacional en Génova. "Aquí hay mucha gente trabajando por un proyecto", añadió. Además, se refirió, en un dardo envenenado, al pasado del partido. "Hay un asunto en el que coincido con ella, y es que lo que destrozó al PP de Madrid fue la corrupción y es algo que nosotros jamás vamos a permitir".
La disputa concreta, más allá de otras intenciones políticas a futuro, es sobre la celebración del congreso del PP madrileño. Ayuso ya ha mostrado su intención pública de liderar el partido. Y es más, pide que se adelante el cónclave. García Egea destacó ayer que por acuerdo de la Junta Directiva Nacional del partido los congresos uniprovinciales se celebrarán en el primer semestre de 2022. "Es una regla que todos vamos a cumplir", afirmó.
El PP de Madrid lleva desde 2018 en manos de una gestora que dirige el expresidente del Senado, Pío García Escudero, y en la que la Secretaría General recae en la senadora madrileña Ana Camins. Frente a Ayuso, en Génova deshojan la margarita sobre si intentar una tercera vía, quizás con la propia Camins, o si se verá abocados a un enfrentamiento entre Almeida, que todavía no ha mostrado sus cartas, y la propia presidenta autonómica.
Aguirre contra Gallardón
Los términos gruesos usados por Aguirre en una entrevista con El Mundo recuerdan a otros muy conocidos. "Yo creo que hemos tenido una inmensa suerte de poder darle un puesto a IU quitándoselo al hijo de puta". Un micrófono abierto pilló a Aguirre hablando así, sin nombrarlo, de Alberto Ruiz-Gallardón en 2010 a cuenta de los consejeros de Caja Madrid. Su interlocutor era el por aquel entonces vicepresidente, y mano derecha, Ignacio González.
Y es que Aguirre y Gallardón protagonizaron un enfrentamiento notorio. La primera llegó a la Presidencia de la Comunidad de Madrid en el año 2003, tamayazo mediante. Ese mismo año, Gallardón se imponía en las municipales para convertirse en alcalde de la capital. Algunas voces destacaron que ya el mismo día del famoso tamayazo comenzó a crearse desconfianza entre ambos. Las pullas entre ambos y anécdotas vividas desde entonces han dado incluso para libros.
Poco después, en octubre de 2004, Aguirre gana un primer pulso. En plena disputa por el liderazgo del partido a nivel regional, Gallardón se retiró de la batalla por su falta de apoyos. La candidatura que iba a encabezar su vicealcalde, y hombre de confianza, Manuel Cobo dio un paso atrás y dejó manos libres a Aguirre para dirigir el partido.
Otro punto álgido de la disputa puede situarse cronológicamente a finales de 2007. Tal y como relatan las crónicas, se produjo una tensa reunión entre los dos protagonistas madrileños frente a Mariano Rajoy y Ángel Acebes, entonces presidente y secretario general de los populares, respectivamente. "Estoy harto de vuestros enfrentamientos", cuentan que les dijo Rajoy. La intención de Gallardón era ir en las listas de las elecciones generales de 2008. Al no recibir apoyo, incluso amenazó con dejar la política. "El que les habla ha sido derrotado", reconoció públicamente el alcalde en enero de 2008. Aguirre, en todo caso, tampoco entró en aquellas listas.
Los años previos nos dejaron sonoros enfrentamientos entre administraciones. Entre una Comunidad y un Ayuntamiento gobernados por el mismo partido. Al ya mencionado caso Caja Madrid le precedieron otros como qué hacer en el eje Prado-Recoletos, el control de Metro de Madrid, determinadas remodelaciones en el centro de la ciudad o la privatización del Canal de Isabel II, entre otros asuntos. Sobre la extinta caja de ahorros, Cobo llegó a calificar que era "de vómito" lo que hacían algunas personas cercanas a Aguirre para impedir que Rodrigo Rato presidiera la entidad.
Los coletazos de aquello llegaron hasta épocas más recientes. En 2018, el equipo de Gallardón acusó, en sede judicial, al expresidente Ignacio González y el exgerente de Canal de Isabel II, Ildefonso de Miguel, de fabricar un dossier falso para perjudicarles en la causa de la Operación Lezo.
La guinda de este culebrón la pone el espionaje. El entorno de Gallardón, en concreto el ya mencionado Cobo, denunció que él y el consejero Alfredo Prada estaban siendo espiados por funcionarios de la Comunidad de Madrid en 2008. La llamada "gestapillo", como la calificó Cobo. El juicio se celebró mucho más tarde, a comienzos de 2019, y todos los acusados fueron declarados no culpables.
Aguirre contra Rajoy
Conocida es también la mala relación que tuvo Aguirre con Rajoy. Ahí están las hemerotecas. Uno de los momentos clave tuvo que ver con la hipotética aspiración de la lideresa madrileña a disputarle el puesto de presidente del PP en 2008. La madrileña cuestionó la ideología del presidente, calificándola de socialdemócrata. Algo que provocó la ira del partido y la reivindicación de su proyecto "liberal". "Si alguien se quiere ir al partido liberal o al partido conservador, que se vaya", señaló Rajoy en abril de ese mismo año.
Las aguas se calmaron en parte en 2014 tras la imputación de Francisco Granados por corrupción, Aguirre pidió disculpas por confiar en él y recibió el apoyo de Rajoy. La expresidenta encabezó además la candidatura a la alcaldía el año siguiente. Aunque ganó las elecciones, Manuela Carmena pudo formar Gobierno gracias al apoyo del PSOE.
Años más tarde, en su libro Yo no me callo, publicado en 2016, Aguirre insistía en sus críticas. Acusaba a Rajoy de indefinición ideológica. "Cuando un partido no tiene claro cuál es su ideología, sus dirigentes van como pollos sin cabeza", destacaba. A la vez, alababa el papel de José María Aznar.
El caso Cifuentes
En 2016, salpicada por la corrupción aunque sin ser condenada, Aguirre dimitió como presidenta del PP de Madrid. Se nombró entonces una gestora liderada por Cristina Cifuentes, que había ganado las elecciones el año anterior. La relación entre ambas corrientes, como se había visualizado durante la campaña de 2015, no era modélica. Y se cristalizó, además, con el nombramiento de José Luis Martínez-Almeida como portavoz municipal en 2017 tras la dimisión de Aguirre de su cargo público, una vez que Ignacio González entrara en prisión en el marco de la Operación Lezo. El actual alcalde era el favorito de Cifuentes mientras que Íñigo Henríquez de Luna, hoy en Vox, era el candidato aguirrista.
La vida política madrileña de Cifuentes y su afán de renovación terminó pronto y de forma abrupta. Las informaciones sobre su máster en la Universidad Rey Juan Carlos se remataron con el famoso vídeo de las cremas en abril de 2018. Cifuentes denunció una campaña de "acoso y derribo". Ella mismo destacó que "hubo fuego amigo" y que se diseñó en un despacho por políticos del PP y algunos empresarios.
Ayuso contra todos
En junio de 2018, poco después de la salida de Cifuentes, la vicesecretaria de Comunicación y portavoz del PP de Madrid era Isabel Díaz Ayuso. No ocultaba su predilección por Pablo Casado como candidato a dirigir el partido a nivel nacional. En julio, Casado se impuso a Soraya Sáenz de Santamaría. Por aquel entonces, Ayuso era una desconocida para el gran público. Solo tres años después es un fenómeno político de primer orden. Quizás, especialmente por sus últimos resultados electorales, de más relevancia que el propio Casado. Algunos rivales políticos, como el exvicepresidente Pablo Iglesias, la sitúan moviendo la silla al actual líder de los populares.
En Génova están alerta y desconfían de las intenciones de la presidenta regional y de las de su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez. Las cartas definitivas están todavía por marcar y el primer desenlace será con la convocatoria, sea cuando sea, del congreso regional madrileño. O antes, en la Convención Nacional del PP que se celebrará los días 2 y 3 de octubre en Valencia. Ayuso todavía no ha confirmado su presencia porque le coincide con un viaje a Estados Unidos. "Estoy seguro de que todos los presidentes van a estar en la Convención presencialmente", dijo ayer García Egea al respecto. Pronto, la respuesta.
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