Juan Arnau: “Vivimos en un mundo devastado por la codicia”
El astrofísico y filósofo valenciano propone la “filosofía de la atención, la creatividad y la empatía” frente al mecanicismo y frente a un mundo “a merced de energías oscuras”
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“Sufrimos una demencia incurable y degenerativa, pasamos de una cosa a otra con la velocidad del sueño. Pero hay signos que advierten que es posible revertir la situación”
Juan Arnau. Manual de filosofía portátil
MADRID.- De niño miraba las estrellas que iluminaban la montaña turolense de Rubielos de Mora subido al tejado de la casa en la que pasaba los veranos. Aquel cielo nocturno guió una vida de mil vueltas y le enseñó que en el Universo no todo está escrito, “no es un sudoku con una única solución”, y que “la filosofía es algo que ocurre en la vida” y no lo contrario, como plantean muchos de sus colegas. Rebelde del pensamiento y disidente de la cotidianidad, Juan Arnau (Valencia, 1968) es, sobre todo, un hombre hecho de percepciones; de las miles acumuladas en una vida errante —“poco convencional”, dice él— entre Europa, Asia, África y América.
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“Los males del mundo son fruto de la codicia y las pasiones humanas que ponen a la religión como pretexto”
Tanto creció, que la siguiente parada de Juan fue el prestigioso Colegio de Mexico donde se doctoró pero no en Astrofísica, como tenía previsto, sino en Filosofía budista. Después de quince años de investigación, se puede decir que Arnau es hoy uno de los grandes expertos de Filosofía Sánscrita de nuestro país, autor, entre otras, de las ediciones críticas, traducidas directamente del sánscrito, de los tratados filosóficos de Nāgārjuna, precursor del budismo zen, y del texto sagrado hinduista Bhagavad-gītā.
Tras doctorarse en Méjico, su espíritu aventurero –y probablemente la ausencia de oportunidades patrias- llevaron a Arnau a Estados Unidos. Se instaló durante seis años en la Universidad de Michigan, donde investigaba sobre la Cultura asiática mientras impartía clases de Literatura y Cine español y latinoamericano. Después le atrapó el teclado. Tiene quince ensayos que, a día de hoy —como diría aquel— se cierran con La invención de la libertad.
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“Las energías espirituales son las que mueven el mundo. Ahora estamos a merced de energías oscuras”
Modesto dice que no es un intelectual. Pero desde la consciencia, transformadora del Universo como la consciencia del resto, , se atreve con pequeñeces como la política patria: “Veo muchos egos, demasiadas vanidades. Uno no puede de dejar cierta repugnancia por la clase política cuando ve como se comporta. Creo que hay una ecuación falsa que vincula al que mejor habla o al que mejor debate con el mejor gobernante. Es falso. Y pienso en un hombre de campo segoviano que, seguramente, administraría mejor que el más hábil de los retóricos de la Universidad”.
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“Cualquier viajero tenaz sabe que el nomadismo exacerbado endurece el corazón y agrava la soledad”
Juan Arnau. Manual de filosofía portátil