Jaime Botín se libra de la cárcel debido a que padece una enfermedad incurable
El expresidente de Bankinter fue condenado por un delito de contrabando de bienes culturales al intentar sacar de España sin permiso un cuadro de Pablo Picasso.
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madrid, Actualizado:
La pena de prisión de tres años de cárcel a la que fue condenado el expresidente de Bankinter, Jaime Botín, de 85 años, ha sido suspendida por el Juzgado de lo Penal número 28 de Madrid, debido a que padece una enfermedad grave incurable. Botín fue penado por sacar de España el cuadro Cabeza de una mujer joven, de Picasso. El Juzgado ha optado por la suspensión de la condena tras la evaluación efectuada por el médico forense adscrito al juzgado.
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En enero de 2020, el Juzgado de lo Penal número 27 de Madrid condenó a 18 meses de prisión y multa de 52,4 millones de euros al expresidente de Bankinter por un delito de contrabando de bienes culturales al intentar sacar de España sin permiso el cuadro de Picasso.
Jaime Botín fue condenado a tres años de cárcel y a 91,7 millones de multa
Esta sentencia fue corregida días después, en una aclaración solicitada por la Fiscalía y la Abogacía del Estado, y se elevaron las penas para Botín a tres años de cárcel y a 91,7 millones de multa.
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El expresidente de Bankinter adquirió en 1977 la obra original del artista malagueño, que data de 1906, y se puso en contacto con la empresa Christie's para vender el cuadro en una subasta en Londres. Los trabajadores de la casa de subastas le informaron que debido a la antigüedad de la obra, tenía que pedir autorización al Ministerio de Cultura para su exportación, lo que el acusado no hizo.
La Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico Español denegó en 2012 la exportación. Pese a esto, el procesado trasladó el lienzo a una godeta de su propiedad llamada Adix cuando estaba atracada en el puerto de Valencià "con la finalidad de sacarlo de España, dando instrucciones a su capitán para que lo ocultara a las autoridades".
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En julio de 2015 el barco atracó en el puerto de Calvi (Córcega, Francia), con la pintura a bordo. Los servicios aduaneros franceses ordenaron una inspección del barco, localizando el cuadro embalado en la cabina del comandante. Al tener conocimiento de que carecía de la autorización administrativa pertinente para su salida del territorio español procedieron a su intervención.