Los 'indignados' deciden mantener la acampada de Sol
Interminable jornada de debate
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MADRID.- El campamento instalado en la Puerta del Sol desde hace ya dos semanas no se moverá. Por lo menos, no esta madrugada ni durante la mañana. Así lo ha aprobado por consenso la Asamblea general de los acampados. Tardaron cuatro horas, pero finalmente se acordó no salir de la plaza. Consenso sí, pero con matices.
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Desde hace unos días, la Asamblea general del domingo era uno de los momentos más esperados, no solo por parte de los propios acampados, sino por la mayoría de medios de comunicación y, probablemente, por el conjunto de los habitantes de Madrid. Quizás también por los políticos. Aunque poco se sabe de ellos respecto a esta última decisión.
A las 20.00 horas más de mil personas ya se congregaban en la mitad -la del Oso y el Madroño, o bien la del pez de la entrada de Metro- de la emblemática plaza madrileña con el fin de debatir, discutir llegado el caso, y decidir qué hacer. El moderador insistió desde el principio: "Por favor, solo propuestas referidas a si nos vamos o nos quedamos". Lo demás, para otras asambleas.
Durante esta semana, muchos de los organizadores -personas que pasaron día y noche en Sol desde la noche del domingo 15 al lunes 16 de mayo- tenían una idea en mente. Después de todo el trabajo, el cansancio convertido en agotamiento, y aunque muchos no quisieran hacerlo oficial, pensaban que lo mejor sería marcharse, que no dejar el movimiento. Son cosas muy distintas. "Creo que lo que deberíamos hacer es, ahora que ya hemos estado una semana más desde las elecciones, orientar la acción hacia los barrios y quizás organizarnos para aparecer en la plaza durante unos días a concretar, comentó a Público uno de los portavoces.
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Interminable jornada de debate
Hoy, sin embargo, el gran debate se produjo cuando la comisión de Política de la acampada anunció que se desmarcaba del rumor que decía que querían marcharse. A su juicio, debían quedarse en Sol. Comenzó ahí una casi interminable jornada de debate. Con la novedad además de que, en esta ocasión, todo el que fuera contrario a una propuesta, podía expresar sus diferencias con el resto.
Las propuestas fueron de todos los tipos: que si quedarse hasta el domingo, de forma indefinida... También, por supuesto, estaba la de no quedarse. Uno de los jóvenes favorables al abandono de la plaza, lanzó un mensaje que ya se había escuchado en los últimos días: "Tenemos que marchar porque se ha perdido el espíritu inicial del movimiento. Al principio, todos buscábamos unas cosas muy concretas, pero ahora ya han aparecido casetas de espiritualidad, de igualdad animal, del Sáhara...".
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Las propuestas fueron de todos los tipos: que si quedarse hasta el domingo, de forma indefinida...
No obstante, a medida que avanzaba la asamblea, parecía estar bastante claro que los miles de asistentes no querían desalojar la plaza. Con diferencias entre una opción u otra, eso sí, pero una cosa estaba clara: querían quedarse.
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Desde la propia organización de la acampada, tras escuchar todas las propuestas iniciales, se comentó que sí, era posible quedarse, aunque con peros: se hicieron muchas menciones a la ayuda que necesitaría la comisión de Respeto, el miedo ante un posible acto que pudiera poner en riesgo la seguridad del campamento o la necesidad de organizarse y que todos trabajasen en algo. Sea como fuere, finalmente se presentó una propuesta conjunta elaborada por las distintas comisiones y grupos de trabajo. Decía (lo importante): "No nos vamos, reestructuraremos el campamento". ¿Y qué quiere decir reestructurar el campamento?, se preguntaron muchos. La respuesta llegó rápido: "reducir el espacio y quizás algunas comisiones, por ejemplo, la de alimentación". Y, de nuevo, una advertencia. Tras leer el manifiesto, recordaron el "riesgo de seguridad" que implicaba, a su juicio, quedarse en la plaza.
Varias votaciones
La propuesta conjunta se votaría en más de una ocasión. De primeras, la mayoría parecía estar de acuerdo. Sin embargo, los que no lo estaban tenían el derecho a expresarse en la asamblea. Así fue, uno a uno fueron cambiándose el micro para intentar convencer al resto de por qué no debería aprobarse por consenso esa propuesta: "Veo muchos problemas estructurales, si no arreglamos estos problemas, no podremos quedarnos", aseguró uno. Otro, por su parte, era contrario porque opinaba que había que quedarse "de forma indefinida". "!Nos iremos cuando nos echen¡", clamó otro de los contrarios.
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La medianoche se acercaba y desde moderación avisaban: "A las 0.00 horas hay que terminar por respeto a los vecinos". Pese a todo, tras cada votación, se sucedían las intervenciones. Algunas, pasando por encima las peticiones del moderador, no trataban sobre si quedarse o no, algo que comenzó a notarse en los rostros y en la paciencia de los presentes. Se respiraban las ganas de votar, de consensuar. Pero entre miles de personas, la impaciencia es un veneno. "Tenemos que ser pacientes, somos muchos", intentaban consolar los organizadores.
"Tenemos que ser pacientes, somos muchos", intentaban consolar los organizadores
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Finalmente, y tras varias votaciones, todo parecía estar claro. La acampada permanecería en Sol. ¿Con qué condiciones? A pesar de que se intentó establecerlas en el momento, al final se optó por retrasarlo para reflexionar y debatirlo en días posteriores.
Durante el proceso de votaciones, sin embargo, y aunque la mayoría fue evidente, se produjeron algunas curiosidades. Una mujer, por ejemplo, exclamó que "jamás había estado en Sol" y explicó que no sabía "si volvería". Aún así, se mostró favorable a que los demás se quedaran en la plaza. Grupos de turistas también se paraban, itinerantes, en determinados lugares de la asamblea y, cuando la gente levantaba las manos en señal de aprobación, imitaban el gesto. Al final, además, llamó la atención el hecho de que gran parte de las personas que votaron "no" al desalojo, se levantaron y abandonaron la plaza antes incluso de que terminase la asamblea. El moderador ya lo temía: "Las personas que no vayan a participar en la acampada no deberían estar aquí", avisó en un instante del debate. Con todo, el consenso no es discutible. De los que allí seguían por la noche, la mayoría se mostró favorable a permanecer acampados en la Puerta del Sol. Al menos por un tiempo.
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Con los desalojados de París
Aunque no estaba en los puntos del día -"ojalá no lo estuviese", comentó una portavoz-, París estuvo muy presente en la asamblea. El desalojo por la fuerza de la plaza de la Bastilla, donde lanzaron gases lacrimógenos para echar a los más de mil acampados que la ocupaban, provocó el rechazo de la acampada madre. "París, no estás sola", se gritó al unísono en más de una ocasión. También se guardó un minuto de silencio. Lo ocurrido en la capital francesa, no obstante, también altivó los ánimos de muchos acampados. "¡Los franceses han ocupado la Bastilla, increíble lo que hemos conseguido!", jaleó una joven.
Los acampados mostraron su apoyo a la causa parisina con el sonido inconfundible de La marsellesa
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Para terminar el día, además, los altavoces de los acampados mostraron su apoyo a la causa parisina con el sonido inconfundible de La marsellesa. Muchos acampados además, aunque no se aprobó por consenso en asamblea pero sí se invitó a ello, terminaron la noche en silencio -o con el ruido de sus llaves- frente a la embajada de Francia en Madrid. De forma pacífica, eso sí.
Los acampados, en principio, permanecerán en la Puerta del Sol, al menos, hasta el martes. Y teniendo en cuenta que desde la comisión de Infraestructuras calculan que la preparación de un posible desalojo se podría alargar hasta cinco días, algo grave tiene que pasar para que el campamento no permanezca instalado en Sol hasta el próximo fin de semana. Estos días, en principio, darán forma a ese acuerdo de permanencia. Esperan duras jornadas de debate. Y hay una última cuestión que ronda la cabeza de muchos acampados: ¿qué hará ahora la Delegación del Gobierno? Desde Comunicación, la postura es clara: "Seguimos como siempre, amparados en el derecho a reunión pacífica que recoge la Constitución".