Granado y Delgado, garrote vil para acabar con dos anarquistas
"Mató a dos inocentes"
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MADRID.- Es el 16 de agosto de 1963. Un jovencísimo Manuel Fraga Iribarne se sienta en el Consejo de Ministros como ministro de Información y Turismo. Es la joven promesa del régimen de Franco. Es listo. Parece moderado y brinda aires de modernidad a un régimen que nació caduco. Sobre la mesa hay dos penas de muerte. Francisco Granado y Joaquín Delgado. El Consejo de Ministros, con Fraga Iribarne incluido, da el 'enterado' sin mayor problema.Horas después, Granado y Delgado son ejecutados mediante garrote vil. Es el 17 de agosto de 1963.
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Granado y Delgado habían sido acusados de colocar artefactos explosivos el 29 de julio de 1963 tanto en la Sección de Pasaportes de la Dirección General de Seguridad de la Puerta del Sol, que había provocado heridas a 20 personas, como en la Delegación Nacional de Sindicatos. En el momento de la detención Granado poseía una maleta con explosivos .Se declararon inocentes. La maleta estaba intacta. Ante el Consejo de Guerra y también ante el sacerdote que los acompañó al garrote vil. Los detenidos sólo se confesaron culpables al sexto día de salvajes torturas.
"Sólo quiero que la justicia reconozca que mató a dos inocentes", explicó en 1997 la viuda de Granado
La verdad se conocería más de 30 años después. El documental Un crimen legal, de Lala Gomà y Xavier Muntanyà, emitido en 1996 en el canal francés Arte daría a conocer los nombres de los verdaderos atacantes: Sergio Hernández y Antonio Martín. Así lo reconocía el segundo de ellos ante las cámaras:
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"Mató a dos inocentes"
"Sólo quiero que la justicia reconozca que mató a dos inocentes", explicó en 1997 la viuda de Granado, Pilar Vaquerizo, que inició un proceso legal que le llevó por el Tribunal Supremo y el Constitucional para conseguir la anulación de las sentencias. No tuvo éxito. A pesar de estos nuevos testimonios, la Justicia rechazó la revisión del juicio y la anulación de la sentencia. Vaquerizo tampoco pudo recibir indemnización alguna del Estado porque su marido sólo había estado 17 días en la cárcel y la normativa española establece en tres años el mínimo de permanencia en prisión para obtener indemnizaciones.
"Fraga rechazó intervenir. Él estuvo en el Consejo de Ministros pero no quiso responder nuestras preguntas", recuerda Gomà
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Octavio Alberola, que había sido el coordinador de Defensa Interior durante aquel ataque, también declaró ante la Justicia. Describió cómo la misión que había encomendado a Granado era que "recogiera una maleta con explosivos" y que "después se la entregara a otro compañero que realizaría el atentado". "Esa era la razón por la que estaba en Madrid desde mayo del 63", explicó. Alberola.
40 explosiones
Entre mayo de 1962 hasta junio de 1963 Defensa Interior colocó cerca de 40 explosivos en España y en diferentes puntos de Europa. Tomás Ibañez, líder histórico de la CNT, señala que "sin provocar daño personal alguno salvo los heridos de la explosión en la Dirección General de Seguridad, que fue un error del sistema de detonación".