Felipe González: "Quien no sabe de dónde viene, tampoco sabe a dónde va"
El presidente Sánchez reivindica la victoria de 1982 como patrimonio de todo el PSOE: "Somos la feliz consecuencia de aquella victoria"
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Recuérdalo tú y recuérdalo a otros. El verso de Luis Cernuda, siempre a mano, encaja como un guante en la emoción, cargada de una orgullosa nostalgia, que recorrió este domingo el Palacio de Congresos de Sevilla. "Yo estuve allí en el mitin del Prado [26 de octubre de 1982]. Aún me deja los pelos de punta", contaban algunos. "Mira", se señalaban el brazo.
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Más de 3.000 socialistas recordaron en directo con orgullo ese momento seminal, el de las elecciones de 1982, del que tanto, hasta fechas recientes, con la quiebra de las primarias, herida que Pedro Sánchez se ha empeñado en cerrar, ha bebido el socialismo, sobre todo el andaluz, tierra de Felipe González, el primer presidente.
"Aquí, en Andalucía, en referencia a las elecciones de mayo de 1982, empezó todo", dijo González, en el acto organizado por el PSOE. "Traigamos a la memoria aquello que pasó y sus consecuencias y recordémoslo con el corazón", dijo González. Rápido de mente a sus 80 primaveras, el expresidente recordó a Alfonso Guerra, ausente en el acto. "Trato de buscar y lamento no conseguirlo a este personaje singular que levantaba mi mano en la ventana del Palace, que era Alfonso Guerra. Y lo quiero tener en esta mano".
González quiso "conmemorar y recordar". "Conmemorar es saber de dónde venimos; recordar es expresar sentimiento", agregó el expresidente. "Hay que recordar a la gente joven que quien no sabe de dónde viene, tampoco sabe a dónde va. No es posible abandonar la memoria, la memoria de cada uno es muy peculiar. No pretendo decir la verdad, pero sí contar algunas cosas".
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El expresidente González abrochó un discurso en el que tocó varios palos para una audiencia entregada cuya edad media era relativamente alta, que podía recordar de primera mano, si no la victoria, sí las consecuencias de aquel resultado. Primero, quiso ubicarse en el contexto, en aquel primer discurso.
"Yo en la tribuna estaba acojonado. Alberto Oliart me había advertido días antes que estaban intentado desmontar un golpe de Estado. Tenéis que comprender de dónde venimos para poder tener sentido de la orientación, para que sigamos construyendo futuro".
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"Ahí no acababa la cosa –prosiguió–. ETA puso su parte y asesinó. [Nos movíamos en] esa pinza, entre el golpe de Estado y ETA. El día que firmamos el acuerdo de entrada en la Unión Europea, ETA mató a 5 personas. Tampoco quería ETA ese paso. Porque dar el paso de incorporarse a Europa tenía muchos significados, pero uno de ellos era la consolidación de la democracia española como una democracia europea. Quiero que recordéis, que lo hagáis con el corazón", dijo González.
Este, el de la Unión, fue uno de los ejes del discurso de Pedro Sánchez, que recogió el guante de González y reivindicó la victoria del 82 como patrimonio de todo el PSOE. "Somos la feliz consecuencia de aquella victoria", dijo.
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Sánchez vinculó las luchas y los retos de hoy con los del ayer, con cifras y recuerdos, y a través, fundamentalmente de uno, la lucha contra la desigualdad, a la que González dedicó buena parte de su tiempo. Para Sánchez, aquella victoria del PSOE supuso "el avance de un país atrasado que había perdido el tren de la modernidad".
"La España europeísta también ganó [en 1982], pero nadie remó con más fuerza que Felipe para alcanzar el sueño. Al fin uníamos el destino de España al de Europa. Para que haya justicia social tiene que haber justicia fiscal. Es la esencia de nuestro proyecto europeísta", dijo Sánchez. El presidente recordó a Alfredo Pérez Rubalcaba y cómo contribuyó "a la derrota de ETA sin pagar precio político alguno" y puso en pie el auditorio.
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El presidente Sánchez recuperó para ilustrar el cambio que supuso aquella victoria del PSOE un famoso poema de Jaime Gil de Biedma, triste historia, escrito durante la etapa franquista, que él atribuyó por error a Blas de Otero. De todas las historias de la historia la más triste sin duda es la de España porque termina mal. Así arranca el poema y así citó Sánchez, que remachó: "Eso acabó el 28 de octubre de 1982. Esta vez no iba a ser la más triste, sino la más hermosa. Catorce años de progreso e igualdad. Fuimos la pluma y la tinta de un futuro de esperanza".
La desigualdad
El expresidente González centró el mensaje a los suyos en una idea: la desigualdad que asuela el país después de varias crisis hay que afrontarla una vez más. Como elemento central del sistema, la fiscalidad: "Hace falta darle un repaso de arriba abajo al sistema. Si no, no nos vamos a entender nunca".
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"Se pueden ampliar derechos sin que disminuya la desigualdad", advirtió González. "Hay que meter el hombro todos. Y llamar a todos a hacer el esfuerzo. Pidiéndole más a quienes más tienen. La inflación es el peor impuesto para humildes y pobres. Hay que hacer todo lo posible", agregó.
"La desigualdad –afirmó González– es la que hoy también nos define en nuestro horizonte y nuestra lucha. Un mileurista hoy no es una excepción. Tenemos que saber que la redistribución del ingreso sigue siendo injusta y genera desigualdad. Es una tarea pendiente, redistribución directa, redistribución indirecta vía fiscal. No es lo mismo tener un título con una familia con una red de oportunidades que tener un título sin ella: las posibilidades merman. Estas son nuestras tareas".
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González dejó también una advertencia: "Hoy vuelvo a decirles: la prioridad número uno es la convivencia. La condición necesaria es la convivencia: que no nos lleven al siglo XIX o al XX. Ese era mi principal propósito. Sin convivencia en paz y libertad todo lo demás se puede caer".