El pleno del Tribunal Constitucional para decidir sobre el recurso que presentó el Partido Popular para boicotear al Congreso pilló a Alberto Núñez Feijóo en la tradicional copa de Navidad con medios de comunicación en Génova. La decisión de aplazar la deliberación al próximo lunes, a petición de los cinco magistrados progresistas, también. 

Horas antes, Feijóo había reconocido abiertamente en una entrevista que su intención era que el Constitucional impidiese la votación pero el presidente, Pedro González-Trevijano, ha considerado que "la complejidad de la cuestión que plantea el recurso y la relevancia de la decisión" merecían más tiempo.

Una decisión que no convenció en Génova. "Nos habría gustado tener una respuesta rápida", señalan fuentes populares tras el fracaso en primera instancia de su maniobra para burlar al poder legislativo e impedir que el Parlamento votase la reforma que permitirá desbloquear el propio Tribunal y deshacer el secuestro del PP.

Distintas fuentes populares parlamentarias reconocían este miércoles a Público que sería "extraordinario" que el Constitucional adoptase la medida cautelarísima de suspender el proceso de tramitación de la ley en el Congreso. Pero han conseguido "un golpe de efecto", presumen. 

En un momento en el que Vox había capitalizado el discurso en la derecha con el anuncio de una moción de censura que Feijóo no quiere liderar, el PP ha recuperado el foco con la connivencia del Tribunal Constitucional y su decisión de convocar un pleno extraordinario que, durante unas horas, dejó en el aire la votación en el Congreso. 

Arrimadas llevó a Feijóo el Congreso

Pero el Constitucional dio al traste con los planes de Feijóo, el orden del día en Cámara Baja no se alteró, pero la presión de la derecha sobre él continuó: "Hay que usar todas las herramientas democráticas a nuestro alcance. Se trata de qué hacemos para parar a Pedro Sánchez democráticamente. Pido a Feijóo una moción de censura", dijo Inés Arrimadas desde el hemiciclo.

Los populares celebraban este jueves que, al menos, el líder del PP había conseguido dar un golpe sobre la mesa y generar expectación sobre lo que sucedía en el Congreso.