madrid
A primera hora de la mañana de este martes el portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, era entrevistado en la televisión pública y, entre otras cuestiones, le preguntaron por la renovación del Consejo del Poder Judicial y el ultimátum de Pedro Sánchez a Alberto Núñez Feijóo para llegar a un acuerdo en el mes abril. La respuesta de Tellado fue directa: "Yo creo que el presidente del Gobierno no está en condiciones de poner ultimátums. Los que ponían ultimátums son sus socios de Gobierno, que ponían ultimátums y luego asesinaban a políticos del PP". Una salida que sorprendió incluso a algunos compañeros de filas, pasmados ante la comparación.
Apenas dos horas después, Feijóo se dirigía a una escasa representación de la plana mayor de su partido convocada en Génova para una Junta Directiva Nacional. El presidente del PP quería motivar a los suyos de cara a las elecciones vascas, catalanas y europeas, pero sobre todo parecía tener ganas de celebrar el aniversario de su ascenso a la cima del poder en el PP. El 2 de abril de 2022, en Sevilla, Feijóo se convertía en presidente del PP con el 98% de los votos en un congreso extraordinario sin rival. Aquella fue la parte más fácil.
El expresidente de la Xunta y los suyos eran la promesa ya no solo de acabar con la mayor crisis interna del partido en historia, sino la de enmendar el tono adoptado por la anterior dirección: más joven, pero escorada hacia el ala más dura del PP. Ofrecía entonces un PP constructivo. La de recuperar a ETA a la primera de cambio en cualquier debate político era una estrategia del defenestrado Pablo Casado que entraba en esa lista de argumentos poco constructivos que el PP de Feijóo iba a cambiar.
Sin embargo, estos 24 meses han sido una escalada constante en el tono de los populares a lo que el PSOE está respondiendo con el cuerpo a cuerpo. Las sesiones plenarias tanto en el Congreso de los Diputados como en el Senado dan buena cuenta de ello. "Es insoportable", lamentaba hace unas semanas un diputado de una tercera formación política con décadas de experiencia en el Parlamento.
Lo cierto es que, aunque algunos diputados del PP desterrados tras el cambio de ciclo en el partido comienzan a señalar las maneras de los de Feijóo, el grueso del partido o le sigue o guarda silencio.
Pero no ha sido esta la única enmienda importante a sí mismo del líder de la oposición. La más señalada por hasta tres presidentes del PP —en conversación con Público— es el uso "excesivo" del poder autonómico en su favor. Génova quiere forzar una imagen poderosa del partido sostenida en sus gobiernos regionales para debilitar al PSOE y en esa estrategia se pone al frente de medidas de claro carácter autonómico, como por ejemplo el anuncio de una EBAU única para las comunidades del PP. "Eso lo tendrían que anunciar nuestros consejeros", apunta un barón popular. Todos recuerdan como Feijóo prometía "manos libres" a los territorios.
"Cuando llegué, en el PP gobernaban Feijóo y cuatro más y hoy gobernáis casi todos y no gobierna Feijóo", resumía él mismo este martes. La frase es una reflexión que en algún momento desde el pasado mes de julio se han hecho todos los dirigentes del partido. Porque nunca antes el PP había tenido tanto poder territorial —gobiernan en 11 comunidades autónomas, una treintena de capitales de provincia y el 40% de los ayuntamientos—, pero tampoco nunca se habían enfrentado a un fracaso como el del 23 de julio, del que Génova culpó a las altas expectativas. El resto del partido, también, aunque añadiendo críticas a los "errores" de Feijóo en la última semana de campaña.
Con todo, el gallego se ha asentado en la oposición y no hay dudas en el PP —por el momento— de que volverá a intentar llegar a La Moncloa en la próxima oportunidad electoral. En cuanto a los fantasmas del pasado y la intromisión en los liderazgos nacionales de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, la realidad es que ambos han encontrado un buen equilibrio personal y político.
El aniversario del momento fundacional del PP de Feijóo lo es también para la dirigente madrileña, la otra protagonista de los meses previos al 2 de abril de 2022. Su guerra contra Casado le puso la alfombra roja al entonces presidente de la Xunta y entre los dos consiguieron un win-win: el control del partido y el fin del señalamiento interno a los negocios de su familia en la pandemia. Dos años después, el fraude fiscal cometido por su pareja ha vuelto a ponerla en la diana. Feijóo la defiende, acusa al Gobierno de "esparcir suciedad" y ataca a la mujer del presidente, dejando en el aire, incluso, la posibilidad de llamarla a comparecer en la comisión de investigación en el Senado
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