Favores envenenados en dos casos de la transición: García Caparrós y Fernández Quesada
Un muerto más, ni un responsable
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MADRID.- Con frecuencia he pensado en las personas que, el 4 y el 12 de diciembre de 1977, en plena transición, habían matado a García Caparrós y a Fernández Quesada. ¿Cómo habrían sido sus vidas desde entonces? ¿Han podido llevar una existencia normal o, por el contrario, el peso de haber matado a otra persona les ha corroído o abatido durante todos estos años?
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Cuando el 4 de diciembre de 1977 Manuel José García Caparrós sale en Málaga a la manifestación por la autonomía de Andalucía, ni siquiera intuye que su flamante cazadora marrón sería atravesada por una bala de 9 mm que extinguiría su vida. La entonces Policía Armada utilizaba, habitualmente, las pistolas Star del mismo calibre. Es el comisario jefe de Málaga, del que dependía el autor del disparo, el que se encarga de la investigación. Favores.
Como el juez considera que el autor es un policía se inhibe a favor de la jurisdicción militar que, al rechazar la competencia, es el Tribunal Supremo el que decreta que el sumario, con la bala, vuelvan a la militar. El tiempo que está el procedimiento en esa jurisdicción –la militar- no se practican pruebas de ninguna clase ni se le toma declaración a nadie. Favores. Un cambio legislativo hace que retorne la causa otra vez a Málaga, a la jurisdicción ordinaria.
M.P.R. fue casi de inmediato destinado a otra localidad, aunque dentro de la provincia de Málaga
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M.P.R. fue casi de inmediato destinado a otra localidad, aunque dentro de la provincia de Málaga. El día de autos tenía asignada la pistola nº 861.768. Esa pistola, poco tiempo después, fue dada de baja. ¿Por qué si el arma no estaba en mal estado y, además, M.P.R. seguía perteneciendo al Cuerpo? Favores. Al final se localiza y se somete a balística. Es entonces cuando se emite informe negativo referente a la pistola del policía A.B.B. pero, por lo que respecta a la pistola de M.P.R., observan similitud entre algunas de las lesiones con valor identificativo impresas en las balas testigo por ella disparadas y en la bala dubitada.
Un muerto más, ni un responsable
Ocho días después de la muerte de García Caparrós, otro joven, Javier Fernández Quesada, sale del piso de estudiantes que comparte con sus hermanos en La Laguna. Bajo el brazo lleva una carpeta con apuntes de Biológicas, y en su mente muchas utopías e ilusiones. Cuando esa mañana se viste tampoco imagina que la camiseta blanca y el jersey azul marino de lana iban a ser atravesados por una bala disparada por un guardia civil en el mismo campus universitario.
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Cuando esa mañana se viste tampoco imagina que la camiseta blanca y el jersey azul marino de lana iban a ser atravesados por una bala disparada por un guardia civil
Ningún guardia civil reconoce haber disparado armas de ese tipo. El sumario tramitado por la jurisdicción militar, que fue la competente, es muy deficiente, ya que ni siquiera se concretan los agentes que entran al recinto, las armas que portaban, ni se hacen pruebas de balística. En las declaraciones no constan sus datos personales, como el D.N.I. o el lugar y fecha de nacimiento. Favores. Todo se generaliza para esconder la verdad, pero la verdad resurge al entrelazar ciertas declaraciones, aunque hay detalles, los más importantes, como quién mató a Javier, que nunca se sabrán.
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Manuel Palau dejó la carrera militar, pero no Santa Cruz de Tenerife, donde aún vive y donde ha realizado algunos negocios inmobiliarios relacionados con su segunda carrera, la de aparejador. Ha mantenido buenas relaciones con el gobierno canario, de CC, pues en el año 1995 se le adjudicó, por contratación directa y por 10 millones de pesetas, la elaboración, valoración e informatización de los bienes inmuebles del patrimonio de la isla de Gran Canaria. Goza de buen reconocimiento en la isla de Tenerife, es socio honorífico del Real Casino de Tenerife y presidente del consejo de administración de La Palma Golf S. L.