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"Existe acoso laboral y sexual contra las guardias civiles"

¿Hay acoso en la Guardia Civil?

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Varias integrantes de la Guardia Civil asisten a un homenaje que el Congreso de los Diputados realizó a las mujeres del cuerpo en 2014. EFE

MADRID.- La consolidación de las asociaciones de agentes en la Guardia Civil, así como el blindaje de su puesto de trabajo, están permitiendo que cada vez más guardias se atrevan a dar un paso adelante y denunciar las situaciones que se viven dentro del cuerpo, que este año ha cumplido 172 años de historia.

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"He pensado que una mujer con falda quedaría muy bien en la misa del Pilar", le espetó el capitán de su unidad

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“Las guardias civiles sólo representan el 6,4% de un colectivo de 79.000 efectivos, y duplican e incluso triplican la estadística de bajas. Tras estas cifras está la falta de normativas reales de conciliación”, explica la agente retirada, manifestando que "los datos ya arrojan por sí mismos una discriminación para la Guardia Civil desde el Ministerio del Interior en relación al resto de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. En los Mossos, el porcentaje de mujeres, de un total de 17.000 agentes, es del 22%. De los 65.000 policías nacionales, el 13% son mujeres, mientras que en un colectivo de 8.000 ertzaintzas el porcentaje es del 11%. Nos encontramos con que somos el colectivo con menos presencia femenina".

¿Hay acoso en la Guardia Civil?

"Según el Director General, no", responde Inarejo, pero no se queda ahí. "AUGC maneja otros datos, y teniendo en cuenta que la Guardia Civil es un cuerpo militarizado, jerarquizado y absolutamente masculinizado, es imposible que no exista el acoso hacia las mujeres. Pero ante esto, lo más grave es la clara intención de la Guardia Civil de esconder los casos que se dan", acusa, sacando a colación el protocolo de actuación ante el acoso laboral y sexual que promulgó la Guardia Civil en 2013.

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En primera persona: Así se sufre el machismo en la Guardia Civil

Mi primer “careo” con el machismo llegó en mi primer destino, en la Policía Judicial, donde me topé con un mando que en mí encontró todos los ingredientes para convertirme en su objetivo: ser mujer y afiliada de Coproper 6 de Julio. Se refería a mí como “la Chochona”. Con la maternidad tuve la segunda ocasión de experimentar en primera persona el machismo grabado a fuego de esta Institución: se me obligó desde el Servicio Médico a llevar los partes de confirmación en mano cada quince días a 40 kilómetros de mi unidad. ¡Cuando mi baja era por embarazo de riesgo!

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