Euskadi cierra su campaña entre el "oasis" del PNV y el "espejismo" de la oposición
"No os fiéis"
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BILBAO.- Agur a los coches con altavoces pasando por debajo de su casa a la hora de la siesta. Agur a los actos matutinos, vespertinos y nocturnos. Agur a las visitas cotidianas de Mariano Rajoy, Albert Rivera, Pedro Sánchez… Agur, al menos de momento, a todo lo que conlleva una campaña electoral. Tras 15 días de promesas, críticas y acusaciones cruzadas, Euskadi se mete en un caluroso sábado de reflexión, antesala de un lluvioso domingo de elecciones. Alea jacta est. La suerte ya está echada.
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En ese contexto, Urkullu tenía el objetivo de demostrar que los vascos “votan diferente” cuando lo hacen en unas autonómicas o en unas generales. Al lehendakari y su partido, el PNV, les preocupaba lo que había ocurrido en las dos anteriores convocatorias electorales –primero el 20 de diciembre de 2015 y luego el 26 de junio de este año-, con un Podemos que arrasaba entre la ciudadanía vasca y se convertía en la principal fuerza política. Aquellos resultados encendieron las alarmas rojas en Sabin Etxea, cuartel general de los nacionalistas. Dentro de ese edificio –levantado sobre el solar donde vivió la familia de Sabino Arana Goiri, fundador de este partido-, la música de elecciones vascas anticipadas –o mejor dicho, lo más alejadas posible de otra cita electoral a nivel estatal- sonaba bien. Muy bien.
"No os fiéis"
A pesar de partir como favorito, Urkullu se ha esmerado en advertir que no hay que dejarse seducir por los encantos de la demoscopia. Su temor: una desmovilización de su electorado menos fiel. Después de tanto escuchar que el lehendakari seguirá siendo lehendakari, muchos podrían dar por hecho que, vayan o no vayan a votar, al PNV no le ganará ni el Barcelona de Messi. “No os fijéis ni os fiéis de las encuestas. Euskadi se juega mucho. No podemos poner en riesgo lo que tenemos. Cada voto cuenta. Cada voto servirá para tener un gobierno estable, fuerte y abierto”, decía el lehendakari esta misma semana en uno de sus actos. Llámale humildad. Llámale astucia. Llámale 121 años de historia y un buen número de elecciones ganadas.
Junto a estos mensajes proféticos, el lehendakari también se vio obligado a repetir en reiteradas ocasiones que no habrá nada de este mundo que le haga moverse del “no” a Mariano Rajoy en una hipotética sesión de investidura. De hecho, las conjeturas sobre un posible cambio de postura del PNV tras las elecciones de este domingo han dominado buena parte de la campaña, principalmente en Madrid. El look moderado de Urkullu –quien esta semana dijo en varias entrevistas que no tiene intención de copiar el modelo unilateral catalán- genera una inocultable confianza en el PSOE, e incluso en el PP. De hecho, ambos partidos sueñan con los cinco votos peneuvistas en el Congreso, insuficientes para una investidura pero necesarios para cualquier paso hacia una solución, ya sea a favor de Rajoy o de Pedro Sánchez.
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A ligar a Conil
Hacia ellos –y sólo para ellos- ha estado dirigido el último vídeo de campaña de los socialistas. La pieza audiovisual fue lanzada este viernes por la mañana, cuando ya casi no quedaba tiempo para las respuestas ni los debates. Tirando de tópicos, el PSE plantea preguntas del estilo “¿cuánto tiempo tardaste en darte cuenta de que para ligar en Euskadi había que irse hasta Conil” o que "las croquetas congeladas nunca serían como las de tu madre” para, acto seguido, lanzar la interrogante que más les importa: “¿Cuánto tardarás en darte cuenta de que Podemos en Euskadi es más de lo mismo?”. Para ayudar con la respuesta, incluyen imágenes de Pablo Iglesias en un acto en Barakaldo, a las que suman –sin una justificación lógica- otras de Arnaldo Otegi. Para terminar, imagen congelada y voz en off de Pilar Zabala, candidata de Elkarrekin Podemos. “Nosotros apostamos por el derecho a decidir, tanto en Euskadi como en el resto del Estado”, afirma.
Sin embargo, todas estas cifras se quedan pequeñas si se suman los nombres de ministros, europarlamentarios y responsables políticos del PP que han pasado por Euskadi para apuntalar a su candidato, Alfonso Alonso. En total, seis ministros en funciones tomaron parte en distintos mítines, mientras que el propio Rajoy se desplazó hasta el País Vasco en tres ocasiones. La última, este viernes al mediodía. El escenario, esta vez, fue Vitoria, una ciudad que los conservadores gobernaron en varias legislaturas. Fuese donde fuese, el presidente en funciones aprovechó cada oportunidad para hablar de lo que ocurre con su fallida investidura en Madrid. De hecho, el público que lo aplaudía no siempre estaba interesado por la realidad de Euskadi: en el acto del sábado 17 en Bilbao, por ejemplo, hubo autobuses procedentes de otras comunidades limítrofes. El teatro, eso sí, estaba lleno.
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Coincidencias
Además de los actos de figuras estatales, la campaña –al menos en su comienzo- estuvo marcada por el veto del Tribunal Constitucional a la candidatura de Arnaldo Otegi. El líder abertzale no consiguió esquivar las trabas legales para presentarse como aspirante a lehendakari por EH Bildu, aunque eso no impidió que ofreciese actos por todo el territorio. No es para menos: la coalición independentista se está jugando la hegemonía de la izquierda vasca, un espacio en el que la aparición de Podemos provocó que se movieran muchos esquemas.