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La estirpe artística de Ricardo Mella

Una estudiosa del teórico libertario traza el árbol genealógico de un apellido marcado por la guerra, la represión y el exilio.

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Urania Mella y su padre, el teórico anarquista Ricardo Mella. — Archivo de las familias Mella y Solleiro

madrid, Actualizado:

La filóloga Iria Presa lleva años investigando la figura de Ricardo Mella Cea (1861​-1925). Ella rescató del olvido al anarquista vigués condenado al destierro a quien Durruti leía en el frente y que bautizó a sus hijas como Alianza, Esperanza, Alba, Flora, Luz, Alicia y Urania, encarcelada por su militancia antifascista y por intentar frenar el golpe de Estado en 1936.

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La represión enmudeció a la familia, formada también por cinco hermanos varones, el benjamín enrolado a la fuerza en el bando nacional y fallecido en el frente. Entre ellos, destacó Ricardo, gobernador civil de Jaén y Alicante durante la guerra civil, luego huido a Francia, a la República Dominicana y a Venezuela, donde fallecería en 1958.

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Tiempo atrás, Ricardo Mella Serrano había sido vicepresidente del Celta de Vigo y llegó a realizar el proyecto original del estadio de Balaídos, aunque finalmente su diseño no fue el elegido. Iria Presa sabía que el apellido había viajado a Norteamérica, pues su hijo Pedro Mella Torres se casó con una mexicana y murió en la capital de su país de adopción.

Ahí se perdía la pista de aquellos nietos del anarquista, hasta que la rama valenciana de la familia le encomendó que rastrease los pasos de sus descendientes al otro lado del Atlántico. Supo entonces que la pareja había tenido dos hijos, Beto y Jorge, un nombre fecundo en la saga de los Mella, heredado en recuerdo de aquel chaval muerto en la guerra.

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"En su día, regresaron de vacaciones a Vigo, donde corría el rumor de que vivieron con indígenas en la selva tras un accidente de avión", recuerda Iria Presa, quien viajó varias veces a México para tratar de completar el árbol genealógico de los Mella. "Resulta que aquella historia fantasiosa era real", afirma la filóloga, pese a que el relato es nebuloso.

Jorge Mella, junto a varias piezas de su padre, Beto Mella. — Iria Presa

¿Seguía corriendo por ellos la sangre libertaria? Pese a las influencias del patriarca, su hijo Ricardo había sido socialista y su hija Urania simpatizaba con el comunismo. ¿Y su bisnieto mexicano? "Beto escarbó en su figura y leyó su Ideario, aunque la familia no hablaba de sus orígenes ni de la guerra, como si estuviese muy dolida", explica Presa.

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Más que olvidado, Ricardo Mella había permanecido ocultado, matiza la investigadora. Hasta el punto de que el hijo de Beto, Jorge Mella Rivera, desconocía que su tatarabuelo había sido un "gran pensador anarquista". Sin embargo, más allá del silencio, a Iria Presa la sorprendió la vena artística de sus descendientes.

Jorge, por ejemplo, emplea varios años para completar obras de ocho metros de longitud. "Sus dibujos a lápiz, puro hiperrealismo fantástico, son una auténtica locura", afirma la filóloga, quien en 2020 no pudo conocer a su padre porque ya había fallecido. Sin embargo, en Cuernavaca todos aludían a sus "habilidades manuales", sin entrar en detalles.

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Iria Presa regresó a México en dos ocasiones para seguir tirando del hilo. Allí consigue ver fotos de sus tallas, esculturas, figuras y máscaras, pero la familia no conserva los originales de Beto. Algunos han sido vendidos, aunque otros están en manos de un amigo, que se compromete a devolvérselos a Jorge, el hijo del "enigmático" artista.

La puerta maya de Armando Manzanero

Rebelde y autodidacta, Beto pasa una temporada en Londres, se aficiona a las máscaras de la mano del titiritero Fernando Llerandi, traba amistad con el fotógrafo Julio Mora y conoce a Leticia Dorado, cuya familia compra algunas creaciones del autor y le cede la escuela ATIC para que trabaje y dé clases de arte prehispánico, una influencia que se refleja en su producción.

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Iria Presa y Laura Blum, mánager de Armando Manzanero, cuya puerta maya fue obra de Beto Mella.

Cuando Iria Presa les enseñó una pieza de caoba, Julio y Leticia se dieron cuenta de que era un prototipo de la puerta maya que había tallado para Armando Manzanero. Entonces buscó a la mánager del famoso cantante y le preguntó si era cierto: "Por supuesto que la recuerdo. Era la puerta del maestro. La abrí cientos de veces", le respondió Laura Blum.

La oficina de Manzanero, situada en la Torre Ginza de la Ciudad de México, había sido reformada y la gran obra de Beto Mella desapareció, aunque Iria Presa ya le ha seguido la pista. "Seguiré trabajando para recuperarlas", deja claro la filóloga viguesa, quien al menos ha conseguido traer a España el prototipo.

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Será exhibido, junto a otra talla del artista, en la Escola Municipal de Artes e Oficios de Vigo, donde este jueves tendrá lugar el coloquio Ricardo Mella. Plumazos e outros trazos. Además, también se expondrán los dibujos de su hijo, Jorge Mella Rivera, bajo el título Estudio de Perspectiva Ampliado y se presentará el facsímil del folleto Plumazos, publicado en 1911 y reeditado por Bastiana.

Dibujo de Jorge Mella Rivera, tataranieto de Ricardo Mella Cea. — Estudio de Perspectiva Ampliado

Además de Iria Presa, participarán Daniel Palleiro, José Luis Mateo, Gonzalo Navaza y Gabriel Reigosa, bisnieto de Ricardo Mella, nieto de Urania Mella e hijo de Xosé Reigosa, carpintero y activista de las plataformas A ría non se vende y Salvemos Monteferro. "Yo en realidad soy anarquista, pero no lo puedes decir muy alto", le confesó a la filóloga antes de fallecer.

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Un "ecologista lúcido" que entronca con la rama comprometida de los Mella gallegos, pues su hijo es el cantante del grupo Dakidarría, "muy implicado en diversas causas sociales y en la defensa del territorio", explica la impulsora de un rincón dedicado al teórico anarquista en la misma Escola de Artes e Oficios donde se formaron y dieron clase sus hijas.

Urania  Mella aprendió allí a tocar el piano, un instrumento que la acompañó toda su vida hasta que su familia se lo cedió a la institución, donde hoy luce como símbolo de una mujer combativa. "Cuando asaltaron su casa, no se lo llevaron porque era pesado y poco útil para los fascistas, quienes preferían tocar el gatillo que las teclas", ironizaba Claudio Rodríguez Fer en este perfil sobre una feminista ilustrada condenada a muerte por "mala madre".

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Plumazos incluye un texto de Iria Presa, titulado Topografía revolucionaria, donde defiende que Ricardo Mella Cea fue "un organizador, un agitador y un revolucionario". Aunque ejerciese como gerente de Tranvías Eléctricos de Vigo, no dejó de ser un "camarada, rebelde y amigo del pueblo", escribe la filóloga, quien seguirá trepando al árbol genealógico de la familia.

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