España consigue frenar a la ultraderecha tras el batacazo electoral de Vox
La formación de Santiago Abascal ha perdido 19 escaños y se queda lejos de convertirse en una fuerza política importante para la llegada de un Gobierno de derechas.
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madrid, Actualizado:
La ultraderecha de Vox ha sufrido una fuerte caída en las urnas este 23 de julio, al perder 19 escaños y pasar de 52 a 33 diputados en las Cortes; unos resultados que complican un Gobierno del bloque de las derechas, a siete parlamentarios de la mayoría absoluta.
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La suma de Vox y PP dejaría 169 escaños para el bloque de las derechas, mientras que el bloque de izquierdas estaría muy cerca del Gobierno. Los resultados, no en vano, dibujan un escenario de bloqueo, ya que PSOE y Sumar necesitarán de los apoyos de ERC, PNV, EH Bildu y JxCat para mantenerse en La Moncloa. La situación es clara: o Ejecutivo progresista o repetición electoral.
El candidato de Vox, Santiago Abascal, no ha hecho autocrítica, sino que ha atacado a Feijóo y a los medios de comunicación a quienes ha acusado de "blanquear" a PSOE durante la campaña. "Mala noticia, Pedro Sánchez puede bloquear una investidura de la lista más votada y ser investido con el apoyo del comunismo, separatismo golpista y del terrorismo", ha dicho el político ultraderechista en su comparecencia ante los medios de comunicación.
"¿Por que ha ocurrido esto? Hemos alertado del peligro de las encuestas manipuladas que han llevado a algunos a vender la piel del oso antes de cazarlo", ha dicho, en un ataque claro al optimismo de Feijóo durante los días de campaña electoral. Abascal ha asegurado que la postura triunfalista del PP ha generado una "desmovilización" en el electorado de la derecha. Minutos más tarde, y ya ante los seguidores que han acudido a la sede del partido en Madrid, el político de Vox ha pedido a sus votantes que sigan movilizados y se ha aferrado a una posible repetición electoral ante una posible falta de acuerdos en las izquierdas.
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España se desmarca del auge del ultraderechismo europeo
Con estos resultados –y a la espera de que el bloque de izquierdas consiga sumar los acuerdos necesarios para reeditar un Gobierno progresista–, España consigue desmarcase de la tendencia Europa e impedir la llegada de la ultraderecha al poder; mientras en el resto de países del entorno los partidos de corte neofascista están en pleno auge.
Hace apenas un año, la candidata del partido fascista Fratelli d'Italia, Giorgia Meloni, conseguía una victoria electoral que la convertía en la primera mujer en presidir el Consejo de Ministros del país transalpino. Meloni tiene unos vínculos fuertes con Vox y, de hecho, en la previa electoral el partido ultraderechista español proyectó, en la retransmisión en directo de su canal de YouTube, un mensaje de apoyo a Abascal por parte de la política italiana.
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En ese vídeo, también mandaban mensajes de ánimo otros conocidos dirigentes ultraderechistas europeos que, a diferencia de Vox, sí han conseguido tocar el poder. Viktor Orbán, el presidente de Hungría, o Mateusz Morawiecki, primer ministro de Polonia, ensalzaban la figura de Abascal pocos minutos antes de que comenzase el escrutinio de los votos.
La caída de Vox llega un mes después de que en Finlandia, el partido neofascista Perussuomalaiset (en castellano, Partido de los Finlandeses), haya entrado en el Ejecutivo de coalición junto al partido conservador y hacerse con siete de los 18 ministerios, entre ellos Economía, Justicia o Interior. En Suecia, a finales de 2022, el partido ultraderechista DS se convirtió en la segunda fuerza marcada en un auge y se convertía en la llave para que el partido conservador se hiciera con el Gobierno.